THE OBJECTIVE
Francisco Sierra

Es casi de mala persona

«Para Díaz que Cuerpo pida un ‘texto equilibrado’ y consciente del ‘peso muy importante’ de las pymes le suena a cosas de fachas»

Opinión
15 comentarios
Es casi de mala persona

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

Pocas veces se había visto en el gobierno un nivel de agresividad interna y de encono entre dos de sus miembros como el que ha manifestado la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, contra su colega de Economía, Carlos Cuerpo. De los bicos, besiños, besos y arrumacos con los que satura muchas de sus declaraciones ha pasado ahora a un ataque frontal contra un Cuerpo al que ha llegado a calificar de ser «casi mala persona» por mostrar su disconformidad con las formas con las que Díaz ha negociado con los sindicatos la reducción de la jornada laboral.

Tuvo el responsable de Economía la ocurrencia de manifestar la necesidad de más estudios sobre las consecuencias de esa medida antes de aceptar lo que había firmado con trompetería y fuegos artificiales Yolanda Díaz con sus admirados y supersubvencionados sindicatos. Pareciera que la política gallega se sentía indignada porque alguien que no fuera de la «fachoesfera» cuestionara su foto. Un pataleo que intenta ocultar la vaciedad de ese acuerdo firmado sin los empresarios. Y que lo que sí pone de relieve es su estilo de hacer política al asegurar que «no entiende que un ministro socialista se niegue a reducir la jornada laboral».

Para Díaz que Cuerpo pida un «texto equilibrado», consciente del «peso muy importante» de las pymes y también de la «distinta casuística de sectores y trabajadores» le suena a cosas de fachas. Debe considerar la responsable de Trabajo que los acuerdos sociales no son los que firman los tradicionales y constitucionales agentes sociales, es decir, sindicatos y empresarios. Cree Díaz que un acuerdo social es solo el que firma ella, aunque ponga en riesgo a miles de pequeñas y medianas empresas incapaces de asumir a corto plazo un cambio tan importante, asumible por grandes empresas con un alto número de trabajadores, y más complejas y difíciles en las que hay poca plantilla. 

En todo caso es un ejemplo de lo que se avecina en este año que empieza con un gobierno que no solo no consigue sacar leyes adelante, sino que los propios socios de la coalición inician ya sus fuegos de artillería para marcar posiciones ante el electorado. Fuego real porque nadie duda que en cualquier momento todo puede saltar por los aires. Sin ir más lejos, esta misma propuesta no parece que tuviera mucho futuro. No ya por el veto del propio partido socialista, aunque es verdad que en cualquier momento podría dar un giro y decir esto y lo contrario, sino porque no parece que Junts o incluso el PNV estuvieran muy de acuerdo con esta medida en la que ellos no han podido intervenir ni negociar.

Lo que no debemos olvidar es esta nueva forma de catalogar la actividad política de un rival con ese «es casi de mala persona» para todo el que se oponga, critique o cuestione cualquier decisión de los que se creen elegidos y que están más allá del sentido común que supone la coherencia obligada de pertenecer al mismo gobierno. Y es una ocurrencia que si hacemos un buen uso de ella y la utilizamos para repasar los escándalos diarios que nos trae todos los días la actualidad política la verdad es que tampoco nos sonarían tan mal.

Es «casi de mala persona» cambiar el móvil una semana después de que el Tribunal Supremo te abra una causa y evitar así que la UCO pueda encontrar ningún tipo de mensaje. De mala persona no sé, pero de servidor de la justicia seguro que no es. Y eso es muy grave si el protagonista no es otro que Álvaro García Ortiz, el mismísimo fiscal general del estado. Un fiscal que ha hecho de la sentencia de Groucho Marx de «surgiendo de la nada, hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria».

Nunca la fiscalía ha estado tan deteriorada, carcomida y desprestigiada en una democracia occidental como estos años de un fiscal cuestionado desde el principio por el CGPJ, el Tribunal Supremo, el Senado y la mayoría de las asociaciones fiscales. «Es casi de mala persona» aferrarse al cargo aun a costa del deterioro que supone para las instituciones.

También «es casi de mala persona» negociar el cambio de votos para controlar instituciones a costa del dinero de todos los españoles. No hay mayor maestro que el de nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, negociando quitas de deudas y financiación singular privilegiada para Cataluña en contra de todo principio socialista de solidaridad y redistribución de la riqueza. No sé si en Canarias, Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Asturias, Murcia, Aragón, Galicia, La Rioja, Cantabria e incluso en Madrid los votantes, militantes y cargos socialistas seguirán asumiendo que les van a quitar porcentajes altos de su financiación para beneficio de una Cataluña que entraría en el club de los privilegiados con ese dopaje financiero que viven ya desde hace décadas el País Vasco y Navarra.

Un estilo que marca escuela. Y nadie podría ser la mejor alumna de Sánchez que la vicepresidenta primera del gobierno y ministra de Hacienda y número dos del PSOE, María Jesús Montero. La que le implora, le aclama, le vitorea en cada acto que pueda y que ahora suena como la próxima cabeza del socialismo andaluz. Y cómo se consigue una buena victoria y un buen cártel: pues con el dinero de todos los españoles que para eso está. Montero ha comprado la alcaldía de Jaén, hasta ahora en manos del PP en alianza con la formación Jaén Merece Más, con el dinero de todos los españoles. Si el jefe lo hace con Cataluña por qué no hacerlo con Jaén y prometer a los de Jaén Merece Más que a cambio de volver a hacer alcalde al socialista Julio Millán que ya lo fue antes de las elecciones del 2023. 

Una quita de 600 millones de la ciudad más endeudada de España, de esa que ha estado casi siempre en manos socialistas y que lleva sin presupuestos desde el 2017 por una deuda asfixiante generada en su mayoría por el mismo partido que vuelve ahora al poder. Ellos la generan y el gobierno socialista se la condona. Un nuevo ejemplo de igualdad de todos los españoles ante la ley. Todos son iguales mientras tengan votos para devolver o mantener el poder del PSOE. Da igual la institución que leas. Y ojo que, aunque el PP lo descarte, pronto podríamos ver cosas parecidas por la diputación de Cádiz.

«Es casi de mala persona» puede servir para atacar a un colega del Gobierno en plan «ataque de nervios», pero es demoledor cuando se usa para definir a esas personas que siendo fiscal general del estado son capaces de cambiar de móvil para evitar la investigación de la justicia o compran los votos con dinero de todos los españoles para recuperar una alcaldía para el partido. «Es casi de mala persona» podríamos usarla para todos los casos de corrupción que se investigan y denuncian. «Es casi de mala persona» romper los principios de solidaridad, igualdad y justicia con un estilo que está haciendo mucho daño a la democracia y al Estado de derecho de este país. 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D