Sánchez: ¿algo nuevo?
«Más de la mitad del crecimiento de la economía española se debe a la actividad pública sostenida sobre endeudamiento y recaudación. O sea, ruina»
Comienza el año 2025 y lo hace igual de mal que terminó el 2024. La corrupción es la misma. Los presupuestos no existen. O sea, lo mismo. El gobierno no tiene mayoría para gobernar. Lo mismo. La UCO sigue aportando más pruebas para el sonrojo de todos. Lo mismo. La TVE se burla de los católicos para que, durante un ratito, no se hable del fiscal general o de Begoña. Lo mismo. Y Pedro Sánchez se ha dedicado las dos últimas semanas del año a la propaganda, lo mismo, y a descansar. Lo mismísimo. Y con un objetivo, mantenerse en la Moncloa gracias al gran plan de futuro: Franco presente.
El cuento de Navidad de Pedro Sánchez se ha llamado el éxito económico de España. Una nación que para el presidente va tan bien que se marchó con su señora a esquiar a Cerler. No tienen nada mejor que hacer que demostrar lo bien que estamos. Pura propaganda de régimen autárquico. Nada más lejos de la realidad. Una cosa son las cuentas y otra los cuentos. La contabilidad es una ciencia exacta que dice exactamente lo que el contable quiere. Pedro Sánchez hundió la economía y España ha sido el país más lento en llegar a las cifras anteriores a la pandemia. Los números dicen que la economía española crece por encima de la de los países de la UE. Lo que hay que explicar es cómo. Más de la mitad del crecimiento de la economía española se debe a la actividad pública sostenida sobre endeudamiento y recaudación. Desequilibrio e injusticia. O sea, ruina.
Produce repugnancia escuchar de un Gobierno, que se autoproclama progresista, toda la parafernalia propagandista respecto al éxito de sus políticas económicas, cuando la tasa de pobreza infantil en España es la peor de Europa. Bruselas sitúa a España a la cola en riesgo de pobreza infantil, exclusión social y abandono escolar en la UE. La media europea de pobreza infantil es del 24,8%. España tiene una tasa del 34,5%. Con ese dato, Pedro Sánchez no para de proclamar sus éxitos económicos. Tras seis años de Gobiernos de Pedro Sánchez su responsabilidad sobre esta catástrofe social es plena. Es inmoral considerar que la economía española va bien con un 34,5% de tasa infantil de pobreza. Esquiar no es la solución.
«Es inmoral considerar que la economía española va bien con un 34,5% de tasa infantil de pobreza. Esquiar no es la solución»
La pobreza infantil es un dato humillante para un estado moderno. Una realidad que no debe obviarse porque esté oculta. Mucha gente no se cree el dato porque no ve las calles llenas de niños mendigos, descalzos, sin hogar y sucios como se ven en los países del tercer mundo. La pobreza infantil de España es esa que lleva a que la comida de uno de cada tres niños sea la que reciben en el comedor escolar. ¿Qué hacen cuando están de vacaciones durante las pantagruélicas Navidades? Uno de cada tres niños no puede permitirse comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días. No pueden comer fruta o verdura a diario. Son niños que tienen que estar con abrigo en casa porque en sus hogares no pueden poner la calefacción. Viven sin la temperatura adecuada. La pobreza energética está mucho más extendida que lo que el Gobierno pregona. Y qué decir de la deficiencia en el material escolar, en pensar en participar en actividades extraescolares o de ocio, o recibir los regalos propios de las fechas. El presidente y su esposa ausentes mientras los bancos de alimentos, Caritas, Save the Children y tantas organizaciones se dedican a cubrir el vacío que dejan unas relajadas y orgullosas autoridades que se dicen progresistas y sociales.
Es intolerable la vulnerabilidad y la precariedad en la que se encuentran los mayores y los discapacitados. Todo lo que el gobierno habla de ellos es inversamente proporcional a la dotación económica y las ayudas que reciben. Pobreza y marginalidad.
Pedro Sánchez ha comenzado el año subiendo los impuestos de la leche, la fruta o la electricidad —lleva casi un centenar de subidas de impuestos desde que gobierna— sin haber presentado un borrador de los presupuestos generales del Estado que deberían haber entrado en vigor con las uvas. Unos presupuestos que, en vez de estar destinados a pagar la factura del independentismo catalán, deberían estar volcados en la corrección de esta dramática realidad social oculta. No existen. No van a ser aprobados. Pero si se presentaran no estarían comprometidos con el bien social. Pedro Sánchez lleva más de seis años gobernando y los dramas sociales crecen día a día. Sánchez sólo sabe atracar a las clases medias trabajadoras, pequeños y medianos empresarios y autónomos. Todos sometidos al expolio individual para pagar las obligaciones del presidente para mantenerse en el poder.
Sorprende ver con qué insistencia Pedro Sánchez le reclama a Alberto Núñez Feijóo que le pregunte en las sesiones de control al gobierno sobre economía o empleo. A mí también me sorprende que el líder de la oposición no lo haga. Economía con Sánchez es la pobreza infantil. Economía con Sánchez es la pérdida general de poder adquisitivo de las clases medias. Economía con Sánchez es la imposibilidad de acceso a la vivienda, en alquiler o compra, de los españoles. Economía con Sánchez es desigualdad y corrupción.
Los “éxitos económicos” de Pedro Sánchez y su gobierno se apoyan en los datos que refuerzan que con sus políticas —presuntamente progresistas— los ricos cada vez se hacen más ricos, mientras las clases medias, las que han mantenido el desarrollo de España, cada día son más pobres. Otro gran éxito de Sánchez. Las cifras de empleo, además de estar maquilladas, se sostienen por el crecimiento del empleo público que endeuda y genera más impuestos a las machacadas arcas de los españoles.
El gobierno progresista funciona de la siguiente manera: las causas sociales no interesan nada. Sólo se trabaja para los que les dan los votos. Los “socios progresistas del gobierno” como JUNTS o el PNV —derechonas territoriales— que sangran al gobierno con exigencias inadmisibles en contra de la igualdad de los españoles. Y sólo votan en contra del gobierno para proteger los intereses de las grandes empresas. ¿Por qué? Usted mismo sabe la respuesta. ¿Quién es el CEO de Repsol? Josu Jon Imaz ¿Dónde ha sido colocada la hija de Ortuzar presidente del PNV? Iberdrola. Empresas refugio de políticos y familiares a través de una permeabilidad tóxica que roza la corrupción.
El año nuevo comienza sin éxito económico real que vender y con el agravamiento de la corrupción de los allegados al presidente. Por eso, el plan Sánchez para el 2025 es Francisco Franco. Pedro Sánchez con Franco pasa a ser “una unidad de destino en lo universal”. Pedro Sánchez, como buen autócrata, copia las políticas de Franco. La ficticia confabulación judeo masónica se ha convertido en la conspiración bulo mediática de la derecha extrema y la extrema derecha.
Sánchez con Franco levanta otro muro. Los que vayan a la primera jornada del akelarre estarán en el lado del muro de los demócratas. Y todos los demás, aunque seamos víctimas del franquismo, seremos la confabulación golpista. En la España de 2025 resulta que los nostálgicos de Franco no son los falangistas, son los sanchistas. Con Sánchez, Franco presente.