THE OBJECTIVE
Daniel Capó

El Barça en crisis

«Sin dinero, con las palancas agotadas, sin rumbo deportivo, obligado a vender o a malvender a sus estrellas, ¿de qué puede presumir Laporta?»

Opinión
4 comentarios
El Barça en crisis

El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta. | EFE

Los mitos a menudo no se sostienen y Joan Laporta, además, nunca ha alcanzado esta categoría. Su estilo chulesco va de la mano de un ánimo contagioso y de la oleada independentista que azotó la sociedad catalana a principios de siglo. Demasiado franciscanismo emocional –los franciscanos tan unidos históricamente a la Casa de Aragón– y poca escolástica –por la escasez de dominicos–, según el profesor Ucelay- Da Cal, ha sido la causa de los periodos de rauxa que se dan en Cataluña. A saber, aunque siempre me ha hecho gracia este tipo de interpretaciones alejadas del consenso general. Víctor Lapuente, por ejemplo, me habló una vez de un mapa de las democracias europeas en consonancia con el de abadías cistercienses. ¿Fundaron los monjes de san Bernardo la democracia moderna? No, aunque algo hay de ello: un espíritu, tal vez, o una mirada que se mantiene a través de los siglos. Pero hablaba de Laporta y me he desviado del tema. Laporta nunca fue un mito y, sin embargo, su Barça sí lo ha sido. Si en el siglo XX era más que un club, se debía a razones políticas más que deportivas. No fue hasta que llegó Cruyff que el equipo se reinventó y, en cierto modo, con él empezó el fútbol moderno. Resulta difícil ahora explicar el impacto de aquellos años, que supusieron decir adiós para siempre al estilo de los 80. ¿Dónde quedó el catenaccio, por ejemplo? A menudo el futuro reescribe todo el pasado.

El salto que el Barça dio con Cruyff ha perdurado en el tiempo. Debe de ser uno de los cuatro o cinco clubs más exitosos del siglo XXI. Su marca vale millones; también el prestigio de sus colores. Las etapas de Messi y Guardiola no volverán, pero perviven en la retina de los aficionados. Tras unos años de pésimo manejo presupuestario y deportivo, la llegada de Laporta conectaba emocionalmente con esta época gloriosa del Barcelona. Los milagros, sin embargo, no se repiten, a pesar de que sigue contando con la mejor cantera de Europa. ¿Qué sería del club sin el aporte de sus jóvenes estrellas? Un equipo apenas competitivo.

El último ridículo ha sido el fracaso a la hora de inscribir a dos de los jugadores de la plantilla, Dani Olmo y Pau Víctor. Dani fue el gran fichaje barcelonista de este verano: 55 millones de euros que podrían darse por perdidos si decidiera irse a otro equipo. No lo hará, o eso quiero creer. Y quizá se solucione en el último minuto, pero eso importa poco ya: el desprestigio para la actual directiva es descomunal. ¿Qué jugador de talento decidirá fichar por un equipo incapaz de inscribirlo en la liga? Sin dinero, con las palancas agotadas, sin rumbo deportivo, obligado a vender o a malvender a sus estrellas, ¿de qué puede presumir Laporta?

«El desprestigio para la actual directiva es descomunal. ¿Qué jugador de talento decidirá fichar por un equipo incapaz de inscribirlo en la liga?»

La renuncia de Mateo Alemany a la dirección deportiva hacía ya intuir la deriva última del Barcelona. Ahí donde no prima la profesionalidad, crecen los problemas. Es una pena porque hablamos, en efecto, de un mito del fútbol moderno. Y de un elemento fundamental que aporta competitividad a nuestra liga. Parece inevitable que Laporta se marche más pronto que tarde. El refrán popular dice que quien juega con fuego se quema. Nada indica que esta vez vaya a ser distinto.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D