La viagra de Franco
«No tuvimos un búnker donde el tirano se pegara un tiro ni un fusilamiento al caudillo de turno. Nuestro malo encontró la muerte en un hospital»
Ojalá el presidente del Gobierno iniciara su actividad panfletera en este 2025 desde una obra. Mis deseos sinceros están en ver a Sánchez, casco en la testa, chaleco reflectante por seguridad, pronunciando, con ese tono de voz estudiado: «Este país no se va a permitir tener a una generación de españoles sin un hogar digno». Quizá tus anhelos sean diferentes e igual piensas que el líder del ejecutivo donde tendría que volver al curro es pisando el barro que queda en Valencia, hablando con los vecinos o mejor, dejando que los vecinos le hablen, le pidan, le exijan.
A los deseos, como les pasa a los viajes en el tiempo o a los romances imposibles, los detiene siempre lo mismo: la realidad. Y la tozuda vida real nos presentará en cuestión de horas a Pedro Sánchez dando inicio a los fastos del año Franco, esto es, la conmemoración de como, hace 50 años, el gallego se murió en una cama del hospital de La Paz en Madrid. Los diagnósticos clínicos finales los firmó, a las 7.30 del 20 de noviembre de 1975, el equipo médico habitual: «Enfermedad de Parkinson. Cardiopatía isquémica con infarto agudo de miocardio anterosepial y de cara diafragmática. Úlceras digestivas agudas recidivantes, con hemorragias masivas reiteradas. Peritonitis bacteriana. Fracaso renal agudo. Tromboflebitis íleo-femoral izquierda. Bronconeumonía bilateral aspirativa. Choque endotóxico. Parada cardíaca»
A la vista de este parte médico, habrá que elogiar la capacidad del equipo de persuasión y propaganda del palacio de la Moncloa. Montar no solo una jarana, sino un centenar de eventos por la muerte de Franco. Doy ideas para nombrarlos: El festival del choque endotóxico; Concierto de Tromboflebitis; Carrera por la cardiopatía; Tamborrada renal aguda; Fiestas mayores de las úlceras digestivas… Parecen lo que son, nombres de coña, pero no suena a menos choteo que el ejecutivo haya elegido como gran lema el de ‘España en libertad’ a esta tournée de eventos. El Gobierno que se enfrenta siempre, aguerrido y sin temores, a los bulos, las mentiras enteras o las medias verdades, coloca en el bautismo de su año Franco, un fraude al que se le quiere embadurnar de verdad.
¿Cuál era la libertad de España en 1975? ¿Qué democracia había en nuestro país el día después de que Franco muriera por la flebitis? ¿Por qué ha de ocuparse el Gobierno, con cargo en partida de presupuestos y consejo de expertos, en conmemorar que hace medio siglo seguía habiendo una dictadura gobernando nuestra nación? Ya sabemos la pena honda que atraviesa el alma hispana, que nosotros no tuvimos un búnker donde el tirano se pegara un tiro ni un fusilamiento, tras juicio sumarísimo, al caudillo de turno. Nuestro malo encontró la muerte, a los 82 años, en un hospital, sin que nadie hiciera antes nada que pudiera contar heroicamente a nuestros nietos.
«Muerto el efecto estreno, la actualidad navegará por otros cauces, y seguirán estando vivos los problemas de vivienda, corrupción, justicia o inmigración»
Lo que se cuenta desde las cercanas fuentes monclovitas, de las que tan buen detalle dan cercanos cronistas de la vida sanchista, es que esto se hace por lo que uno sabe: para levantar la moral de la izquierda, tocando con el cadáver de Franco la fibra sensible; para presionar a los populares de Feijóo y que cale en la sociedad —al menos en los bobalicones de siempre—, la idea de que no tenemos una derecha europea como debe ser. Y para que salte a la mínima VOX, firmes siempre en el auxilio de Sánchez, a soltar cualquier patochada infame que le dé a los hambrientos adversarios políticos algo de carne que masticar. Y para confirmar, por si hiciera falta, que perviven nostálgicos de tiempos autoritarios dentro de la organización.
Con gran pompa hoy se estrena el año Franco, y con ello los eventos que, pasados unos días, apenas les daremos importancia mediática. Muerto el efecto estreno, la actualidad navegará por otros cauces, y seguirán estando vivos los problemas de vivienda, corrupción, justicia o inmigración. Esta viagra franquista con la que el gobierno pretende levantar el ánimo se espera que pierda sus efectos en pocas horas. Firmado: el equipo médico habitual.