THE OBJECTIVE
José Antonio Montano

Lanata en el lago Baikal

«Podrían servirnos de lección sus reflexiones contra el ‘periodismo militante’. El kirchnerismo, por cierto, lo acusaba de ‘golpista’. ¿Les suena?»

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Lanata en el lago Baikal

El periodista Jorge Lanata.

En 2005, no sé por qué, me puse a escuchar la radio por las tardes y descubrí a Jorge Lanata. Acababa de volver a Málaga de mis años en Madrid y no me puedo creer que se vayan a cumplir veinte años: este y no otro será mi aniversario de 2025. (Lo de «la frente marchita» solo me suena raro porque es muy poco tiempo).

El programa era el de Gemma Nierga en la Cadena Ser, en el que me enganché a las conversaciones sobre libros entre Almudena Grandes y Juan Cruz (¡a veces me aficiono a mis detestados!) y a lo que llamaban «tertulia de latinoamericanos», con Jorge Lanata, Jaime Bayly, Boris Izaguirre y Álvaro Vargas Llosa (luego se incorporó Santiago Roncagliolo): pura delicia.

Al único al que no conocía era a Lanata, aunque sí sabía qué era el periódico que fundó, Página/12, por un amigo argentino que me hablaba de él en los tiempos en que era difícil ver prensa de fuera. Tampoco conocía su aspecto, así que me pasé unos años seducido por su voz exenta, como con los locutores de antes. Me gustaban todos en la tertulia (¡hasta Alvarito!), pero mi preferido de lejos era Lanata.

En el curso de aquellos años fundó otro periódico, Crítica, junto a Martín Caparrós (de cuya existencia me enteré entonces). Tuvieron al menos dos titulares memorables. El de cuando ganó Cristina Kirchner en 2007, que decía que había conseguido no sé cuántos «millones de botox». Y el de cuando ganó Obama en 2008. Al cierre de la edición no se sabía el resultado del martes electoral, así que tenían que poner algo que sirviera tanto si ganaba como si perdía. Fueron brillantes: «Martes negro». [Nota posterior: la memoria me engañó con lo del titular de 2007, puesto que el periódico se fundó en 2008. Sí es seguro que Lanata lo dijo en la radio, citando quizá una columna suya o el titular de otro periódico].

El programa de Nierga se acabó y me quedé con ganas de más Lanata. Lo busqué por internet y fue el momento en que su aspecto se acopló a su voz: con disonancia al principio (¡qué gordo era!), con absoluta armonía después. Le cogí (¡disculpen, argentinos!) más afición aún, devoción casi. Se activó en mí el fenómeno fan. Lanata tenía carisma.

«Como eran los años duros de la crisis en España, formulé esta humorada: ‘Me refugio de los problemas en los problemas de Argentina’»

Su regreso a la televisión argentina con Periodismo para todos me pilló así, asomado y pude ver todos los programas, que ponían al día siguiente en la web. Como eran los años duros de la crisis en España, formulé esta humorada: «Me refugio de los problemas de España en los problemas de Argentina». Me regocijaba también la excentricidad de estar tan informado de lo de allá desde acá, en plan vicio privado.

Esa fue la cumbre de su popularidad e influencia, me entero ahora, con lo de «la ruta del dinero K.», lo de «la grieta» y tantas otras cosas por las que ya no somos tan distintos en España. Su panoplia de caricaturas de políticos estrafalarios, inútiles y corruptos, de la presidenta para abajo, la tenemos también. Podrían servirnos igualmente de lección sus reflexiones lúcidas contra el «periodismo militante» (que obviamente no es periodismo). El kirchnerismo, por cierto, lo acusaba de «golpista». ¿Les suena?

Seguí después a veces su Lanata sin filtro de Radio Mitre por YouTube, donde supe de Jorge Fernández Díaz, que acaba de ganar el premio Nadal. Pero lo que recuerdo ahora que se ha muerto (sus trabadas fechas fatales: 1960-2024) son las entrevistas que le hacían (hay muchas en internet: era un Orson Welles del periodismo) y los documentales que grabó para la productora Turner.

En uno visitaba el lago Baikal y lo imagino ahora allí, adentrándose con su ropa polar en la muerte. Solo que aquel extremo del mundo, frío, alejado, resultaba, resulta, cálido y cercano por Lanata.

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