No hay «tías gordas» en La Sexta
«Habría sido mucho más honesto, valiente y arriesgado que López propusiera en público que La Sexta, su cadena, predique con el ejemplo de TVE»

Lalachus en las Campanadas. | RTVE
Que el físico o la apariencia es en lo primero que nos fijamos es una obviedad, está al alcance de la vista. Y sirve para identificar ante tus interlocutores a la persona de la que se habla cuando no conocemos nada más de ella. Se llama economía lingüística y la practicamos todos.
«El calvo ese», «la mujer bajita de la primera fila» o «el tío ese alto del bar» son frases que todos hemos dicho para identificar a alguien, pero son pocos los que se atreven a decirlo en público cuando se trata de una mujer obesa. Con los calvos, todavía todo vale.
Esto es lo que ha pasado recientemente con la presentadora de las Campanadas en RTVE, la tal Lalachús. Fernando Savater admitió que no la conocía de nada, a «la tía gorda esa» de Nochevieja. En ningún caso la descalificó por su físico, algo que quienes lo hemos leído sabemos que no haría. No por gorda, sino porque no pierde el tiempo con quien tira de adjetivos en lugar de argumentos para debatir.
Se limitó a describirla, a poner un hecho sobre la mesa, además de un hecho de peso (valga la redundancia): su aparición en la televisión no fue estéril, vino acompañada de un debate, muy razonable, sobre la presencia de cuerpos «no normativos» en el prime time televisivo. Es decir, tenía bastante sentido hablar de su físico.
Pero en estos nuevos tiempos de puritanismo, cuya hipocresía es una de sus principales expresiones, y de, digámoslo todo, mala comprensión lectora, se cree que describir a una mujer como «gorda» es siempre y en cualquier contexto una ofensa, un insulto o un acto de machismo. Nos interpelan para que no llamemos en público lo que ellos dicen en privado, y atacan a quien no se pliega a ello. Como es el caso de Savater.
Uno de los que contemporiza de maravilla con los tiempos actuales es un tal Iñaki López. A quien tampoco conocía de nada por el nombre, aunque su rostro me sonaba. Es un presentador de La Sexta que, por lo que veo en sus redes sociales, es defensor de todas las buenas causas. Es lo que tiene acomodarse a las modas, que te evita ser un reaccionario pero puede convertirte en un conformista con los excesos presentes.
«No hay que caer en la apología de la obesidad, pero puede ser buen momento para que estar delgada no sea lo que acapare su parrilla televisiva»
A López no le ha gustado la referencia física a Lalachús y es tan valiente que lo ha hecho saber en sus redes sociales. Todo un revolucionario. Gandhi decía que si quieres cambiar el mundo, primero cámbiate a ti mismo. Y yo añadiría, que primero intentes cambiar lo que tienes más cerca, como es tu lugar de trabajo.
Habría sido mucho más honesto, valiente y arriesgado que López propusiera en público que La Sexta, su cadena, predique con el ejemplo de TVE y empiece por tener en plantilla a más reporteras gordas. No hay que caer en ninguna apología a la obesidad -que no es sana-, pero puede ser un buen momento para abrirse a esta posibilidad, y que estar delgada, ser joven y guapa no sea lo que acapare su parrilla televisiva.
Si algo ha demostrado Savater en su larga trayectoria es que estimular la discusión pública, defender posturas que penalizan socialmente, como en el País Vasco o en otros asuntos, e incluso hacer reflexionar o contradecir a tu círculo, te mantiene en buena forma. Pese a quien pese.