The Objective
Antonio Agredano

La España que necesitamos

«Si a mí me cuesta entender el diabólico ‘software’ -tan bien pagado- de las administraciones, ¿cómo hacen las personas sin tanta experiencia digital?»

Opinión
La España que necesitamos

Lector de DNI electrónico.

Aquí estoy intentando que funcione un programa que se llama Ceres, para renovar un Certificado Digital que por lo visto caduca, en un ordenador que para mi desgracia no tiene Java, y que es necesario junto a otro que se llama Autofirma para terminar un trámite que yo creo que ni siquiera ha empezado, mientras veo a Broncano por televisión. Esta es la España que necesitamos. La del ciudadano Sísifo. La del jaja jiji. La del vuelva usted mañana.

Ayer intenté bajarme, también en vano, la aplicación para recibir las notificaciones, que por lo visto son muchas, de las profesoras de mis hijos. Y esta tarde quiero cambiar unas cosas en una web que se llama Import@ss para lo de autónomo. Y a ver si me entero de cómo activar el DNI e. Y lo de la Clave Pin permanente. Porque mi vida es un caos. Y no quiero salir en los papeles como novio de alguien por un documento presentado a destiempo o una notificación no leída. Quiero ser un ciudadano ejemplar, pero las herramientas públicas conduce al delito y a la melancolía.

Cuando acabe todo esto, me toca lo de empadronarme en mi nuevo piso. Pero ya me fallan las fuerzas. Y no pienso en otra cosa que en lo siguiente: si yo, que llevo años manejando ordenadores, navegadores, aplicaciones… Que chateaba en IRC, que me bajaba música del Napster, que tiraba del eDonkey… Si a mí me cuesta entender y domesticar el diabólico software -tan bien pagado- de las administraciones, ¿cómo hacen las personas sin tanta experiencia digital? ¿Cómo se relacionan con las instituciones? ¿Cómo ponen al día sus asuntos? Ríete del muro de Trump.

Leo que «MeToca», que podría ser buen título para un documental de las Mama Chicho, pero que fue una aplicación para repartir las tareas domésticas, puesta en marcha en 2023 por la exministra de Igualdad Irene Montero, con la inestimable colaboración de Pam Rodríguez, y dotada con 211.750 euros, ha dejado de estar disponible. Money rain público para cada ocurrencia. Pero a la hora de la verdad, en las gestiones serias, el ciudadano es un superviviente frente a la inutilidad general. Frente aplicativos demoniacos.

El Gobierno prometió hace tres años corregir el caos de su software tras las muchas críticas recibidas, con santa razón santa. «Antes de que finalice 2022 podremos firmar electrónicamente de manera sencilla con nuestros dispositivos móviles, consultar rápida y fácilmente el estado de nuestros trámites administrativos, descargar certificados digitales en nuestros móviles, como certificados de domicilio, de titularidad de inmuebles o vehículos, para presentarlos electrónicamente allí donde sea necesario», dijo por entonces Nadia Calviño. Ahora vivimos un despiporre, como muchos lectores habrán sufrido en sus propias y digitales carnes.

“Vivimos en un país analógico, antiguo, conformista y sin miramientos con su ciudadanía”

Luego llegó José Luis Escrivá y tampoco solución nada. Y encima se dedicó a aquello tan pomposamente anunciado de la Cartera Digital Beta, conocida como Pajaporte, que se supone que iba a funcionar en septiembre de 2024, y que afortunadamente se quedó en el limbo de las grandes ideas de este Gobierno, como la aplicación de Irene para repartir las tareas domésticas. Y dios sabe qué cosas más.

Ahora tenemos a Óscar López al frente del Ministerio de Transformación Digital. De López me acordaba yo ayer tras dos horas, y no exagero ni en un minuto, de apesadumbrada ciber-relación con la administración española. Dos horas de petting digital sin consumación, porque no logré conseguir ni uno de mis objetivos. Dos horas de bajar programas, claves, SMS, permisos, actualización de software, programas que arrancan y se cierran solos, webs anti intuitivas, trámites laberínticos… un día maravilloso.

Yo sé que Óscar López no está en esto, hacer oposición a Isabel Díaz Ayuso le ocupa demasiado tiempo. Donde se ponga recuperar Madrid, que se quite mi certificado digital. Mientras yo peleaba contra la administración, él hacía bromas con el whisky para atacar al jefe de gabinete de una presidenta autonómica.

La Tercera Guerra Mundial será la de los ciudadanos frente a las administraciones. Contra su deshumanización y su permanente exigencia a los de siempre. «España funciona», «Cumpliendo»… esas cosas que le ponen a Pedro Sánchez por detrás cuando sale a un atril a contarnos lo bien que va todo. Vivimos en un país analógico, antiguo, conformista y sin miramientos con su ciudadanía. Todo en nuestra mochila, pretorianos disfrazados de periodistas y la España de Frankenweenie. La España que necesitamos por lo visto no es la España que merecemos, o eso nos dice el sanchismo.

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