The Objective
Cristina Casabón

Nuestros pobres, los jóvenes

«Es el rechazo de Musk y Trump a la ideología woke o el progresismo posmoderno lo que ha generado contenidos virales convertidos en votos»

Opinión
Nuestros pobres, los jóvenes

Ilustración: Alejandra Svriz

La generación más conformista y endeudada de la historia, sin trabajo estable, sin hipoteca ni ahorros, es todavía una generación aburguesada, aspiracional, que ha ido a la universidad a buscar novia, que ha crecido con un nivel de vida muy superior al que puede permitirse, que no esperaba, en fin, que en la madurez terminaba otra película para empezar otra, la vida de película que tuvieron sus padres y que bien saben que no tendrán ellos. Por no hablar de las pensiones, cada vez más una ficción o utopía que pagan mientras cobran sueldos mileuristas. Y así se ha ido cultivando un resentimiento, una falta de entendimiento: la idea de que los jóvenes, que no pueden aspirar a lo que siempre se consideró una vida adulta, viven bajo la bota de clases ociosas y a menudo recriminatorias, que les bautizan de cuando en cuando como “generación de cristal” y les dan lecciones de vida. 

Si nadie ataja esta brecha mediante políticas efectivas, estos discursos de ruptura acabarán con la concordia civil y con cualquier idea de un futuro compartido, que los jóvenes corren al son de “pendulazos” ideológicos que prometen dar una patada al sistema y rara vez llevan a nada.

«Los jóvenes corren al son de ‘pendulazos’ ideológicos que prometen dar una patada al sistema y rara vez llevan a nada»

Pero otro lado, la sombra de las elecciones americanas influye mucho en España, como ha influido siempre. Tenemos de nuevo a Trump en la Casa Blanca, que se ha ganado a los jóvenes, sobre el sombrajo de un tinglado español que pasa de ellos. El apoyo del creador de Tesla ha sido vital para enganchar al voto de los menores de 30, que salieron a votar en gran número. En estas elecciones, Trump ha recibido 41 millones de votantes de la Generación Z.

Esto se ha logrado, también, haciendo campañas no convencionales, por medio de redes sociales, que son, junto con los digitales gratuitos, los medios que leen los jóvenes. Y es el rechazo de ambos líderes, Elon Musk y Trump a la ideología woke, o el progresismo posmoderno o lo que conocemos como pensamiento único, lo que ha generado estos contenidos convertidos en virales y luego en votos. Todos debemos aceptar esto. El fin de la tiranía woke abre nuevos calendarios en Europa y Estados Unidos. 

En Estados Unidos el poder es ahora, un poco más, de los jóvenes mediante el trámite del voto. Antañazo la democracia se definía por sus ideas. Ahora se define por sus colectivos, y la juventud es el colectivo del futuro, aunque cada vez sean menos. 

Lo más que puede ofrecer hoy el político rampante es vitalidad, audacia, y toda clase de licencias de libertad de expresión que van o vienen en los bolsillos vaqueros de la juventud, junto a las llaves de la casa de sus padres. Mientras los jóvenes renuncian a vivir en solitario o viven sobreendeudados, nos enseñan que el Estado mantiene miles de inmuebles vacíos, infrautilizados u okupados por toda España, casas a las que no va nadie va salvo media docena de okupas que practican allí los rituales de la coca.

Emancipación de las ideas, decir lo indecible y pasar a la fila de los intocables, es lo que vendió Trump para salir elegido y lo que vende ahora, en preludio quizás de la emancipación verdadera, que es la de la vida.  Aquí radica su éxito cabreado, responde sin duda a un cansancio y distanciamiento de la juventud, de quienes se han cansado pronto del nihilismo y aspiran a tener lo que llamamos de forma tercermundista “nivel de vida”. Qué vamos a hacerle, si somos europeos.  Vienen y van de buena fe y hay que prometerles cosas para que su capitalismo (de Capital) no decaiga aún más. 

En España esto principia a ser noticia. Esta mañana leía en el periódico que nuestro país registra el mínimo histórico de jóvenes emancipados: la tasa de emancipación se sitúa en el 14,8% en el primer semestre de 2024, no llega ni al 15%. Nuestros jóvenes mileuristas se encuentran ante la peor perspectiva para independizarse desde, al menos, 2006.  Es consoladora esta generación que no pretende salvar España, como el 98, ni deshumanizar España como el 27, sino simplemente salvarse a sí misma. 

Las ideologías, los sistemas y las utopías de mañana por la mañana, las memorias democráticas, deberían ser sustituidas por esas aspiraciones tan legítimas de andar por casa, y quienes siguen ideologizados no se han enterado de nada, ni los que solo pueden alquilar una habitación y luego van comprando ropa de marca y de vacaciones, llenando terrazas y de espaldas a la realidad, como si fueran ricos. Es cuestión de tiempo. Podemos afirmar que se empieza a entrever un desencantamiento de los jóvenes, pandilla de poetas deslenguados, futuro prometedor en nuestra historia urgente. 

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