La izquierda abandona X por un bulo sobre Elon Musk
«Están enfadados porque sus mentiras ya no pasan el filtro de las notas de la comunidad, porque ya no censuran, y porque son cada vez menos influyentes»

Elon Musk durante el acto de celebración por la investidura de Trump. | Europa Press
Es muy revelador que la izquierda española haya utilizado un bulo para justificar su (tantas veces anunciado) exilio de X, una plataforma que sería, en su argumentario, un «nido de desinformación». Resulta que Elon Musk ha hecho un gesto de entusiasmo (acompañando a un nítido «my heart goes out to you»; «mi corazón va a vosotros») que los progresistas han tergiversado obscenamente vendiéndolo como «saludo nazi» (cuando, en puridad, sería en todo caso saludo romano o fascista), omitiendo el contexto del vídeo, así como del personaje: Musk es tan nazi que se ha fotografiado en Auschwitz con la kipá, que dice ser «aspiracionalmente judío», y que permite que cualquier mindundi use su red social para calumniarle.
Por si todo lo mencionado no fuese lo suficientemente revelador, hay que tener en cuenta que Musk sufre del síndrome de Asperger, una condición convenientemente omitida por los medios progresistas, y que se caracteriza, entre otras cosas, por la dificultad para comprender o utilizar el lenguaje no verbal. De ahí su cacareada «excentricidad».
Pero los medios progresistas (y los teóricamente no progresistas) han asumido (o deslizado) que Elon Musk estaba haciendo el «saludo nazi» al mundo, del mismo modo que han asumido que Donald Trump ha confundido a España con un miembro de los BRICS sin contemplar que podía estar lanzando una crítica al Gobierno de Pedro Sánchez. Con los medios informando de aquella manera sobre Trump y su entorno, uno piensa que su victoria, más que una amenaza, podría ser un milagro.
A las pocas horas del gesto, la Liga Antidifamación, una organización judía que se encarga de combatir los discursos antisemitas, respondía a la indignación progresista llamando a la calma: «Parece que Elon Musk hizo un gesto extraño en un momento de entusiasmo, no un saludo nazi, pero nuevamente, apreciamos que la gente esté preocupada».
Poco ha importado que casi todos hayamos visto el vídeo íntegro, más allá de los diez segundos interesadamente cortados, o que los propios interfectos no hayan interpretado el gesto como un ataque. La izquierda ha demostrado que va pa’lante, y que «si el discurso va contra la realidad, tanto peor para la realidad», como consignó Lenin.
Hablando de Lenin, Sumar, el partido que representa a la izquierda más antisemita de Europa, ha esparcido el bulo y lo ha usado para justificar su salida de la plataforma de Elon Musk. Yolanda Díaz ha dicho que «todo el planeta [y Marte] pudo ver a Elon Musk emulando el saludo nazi en el contexto de la investidura de Donald Trump», y que «ha sido una imagen muy dura» que le ha hecho abandonar X. Unos lloros de plañidera que sólo engañan a quienes no conozcan al personaje.
«Los que denuncian ‘un saludo nazi’ en el gesto de Elon Musk son los mismos que aprueban la matanza, violación y secuestro de judíos»
La asociación ACOM, que sí conoce bien a la dirigente de la hoz y el martillo, ha criticado sus «chuscas interpretraciones» basadas en «montajes de tercera», y ha recordado que es la vicepresidenta de España quien clama «por el exterminio de los judíos en Oriente Medio» cuando recita aquello de «desde el río hasta el mar Palestina vencerá».
Como ha acertado en señalar Alejo Schapire, «los que denuncian un saludo nazi en el gesto de Elon Musk son los mismos que aprueban la matanza, violación y secuestro de judíos». Entre ellos, Sira Rego o Ernest Urtasun, que se han sumado al exilio. Podrían haberse unido Irene Montero o Pablo Echenique, igual de tergiversadores y antisemitas, pero dicen que se quedan para «plantar cara al fascismo».
Al final, quienes se quedan se escudan en la retórica antifascista -como si Echenique fuese Stauffenberg y escribir tuits fuese poner el pecho a las balas- para justificar su necesidad de seguir recibiendo casito, y quienes se marchan quedan retratados utilizando un bulo contra «uno de los principales mecanismos de difusión de bulos o fake news».
Están enfadados, pero no por el gesto de Musk. Están enfadados porque están perdiendo la batalla del relato: mientras los medios de comunicación de masas difundían al unísono el bulo de que Musk había hecho el «saludo nazi», en X se hallaba, y con una mayor difusión, el corte íntegro que desmentía esa tesis. Están enfadados porque sus mentiras ya no pasan el filtro de las notas de la comunidad, porque ya no censuran las opiniones que ellos consideran censurables, y porque son cada vez menos influyentes y más incapaces de imponer su relato. Por eso (dicen que) se van de X. Tanta paz lleven como descanso dejan.