THE OBJECTIVE
Manuel Fernández Ordóñez

En esto también mienten

«Es radicalmente falso que el cierre nuclear sea una decisión empresarial. Las empresas quieren continuar. Es el Gobierno el que tiene que mover ficha»

Opinión
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En esto también mienten

Ilustración: Alejandra Svriz.

Hace unos días tuvo lugar el contubernio de Davos. Ya saben ustedes, ese idílico paraje suizo donde se reúnen todos los años las élites extractivas mundiales a darnos lecciones. El helipuerto debía echar humo, tanto que los amigos de Greenpeace, en un acto de hipocresía y enfundados hasta arriba con ropa fabricada a partir de petróleo, acudieron a bloquear dicha infraestructura. Sin duda paradigma inigualable de la ostentación, o eso creen ellos.

En el foro de Davos, sin embargo, tuvo lugar una inesperada intervención. El actual presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, declaró públicamente que la energía nuclear es «absolutamente crucial» y que la solución a la competitividad europea «no puede venir del gas». Jamás la persona de mayor rango en Iberdrola se había pronunciado con esta contundencia en defensa de la energía nuclear. No solo para Europa, sino para España, donde Iberdrola cuenta en su cartera con la mitad de los activos nucleares del país, aproximadamente.

Hace poco más de una semana, tuvo lugar en Extremadura una manifestación para pedir la continuidad de la central nuclear de Almaraz. La manifestación fue capaz de congregar a más de 10.000 personas, incluidos líderes políticos de todos los partidos. La reacción del Gobierno no se hizo esperar. Nerviosos ante los acontecimientos, el mismo día de la manifestación rompieron su descanso sabatino, tanto la ministra como algún secretario de Estado, para culpar a las empresas eléctricas del cierre nuclear. Comentaba la sucesora de Teresa Ribera que el cierre nuclear es una decisión empresarial. Hasta en esto mienten.

«El Gobierno ha engañado a los propietarios de las plantas nucleares, subiendo esa tasa un 30% adicional hace unos meses. Si el Gobierno no cumple lo pactado en el Protocolo de Intenciones, ¿por qué han de cumplirlo las empresas propietarias?»

Probablemente, las declaraciones de Sánchez Galán sean para poner los puntos sobre las íes en este aspecto y dejar meridianamente claro que el Gobierno de España está mintiendo de manera sonrojante. Porque no es verdad que las empresas propietarias de las centrales nucleares no quieran continuar con la operación de las mismas. Tanto Endesa como Iberdrola se han pronunciado ya públicamente al respecto.

Lo que realmente sucede es que las eléctricas no pueden solicitar la continuidad de operación, porque el Gobierno se lo impide a través de la instrumentalización del Boletín Oficial del Estado. Concretamente a través de una orden ministerial que escribieron Teresa Ribera y la actual ministra, que por aquel entonces era secretaria de Estado, en el año 2020. No olvidemos que el PSOE compareció a las elecciones generales con un programa electoral en el que prometía el cierre de las centrales nucleares en España.

Cuando llegaron al poder, sentaron a las empresas eléctricas en una mesa y las obligaron a firmar un Protocolo de Intenciones con un calendario de cierre nuclear que empezaría en el año 2027 y finalizaría en el año 2035. ¿Qué hubieran hecho ustedes si hubieran sido los dueños de las centrales, teniendo enfrente un Gobierno que venía a cerrarte el negocio? Cualquier patada hacia adelante les hubiera parecido bien. Eso es lo que hicieron, firmar, pero no libres de coacción.

En esa misma negociación, el Gobierno subió la tasa que las centrales nucleares pagan por la gestión de los residuos y el desmantelamiento futuro de las mismas. Esta tasa subió un 19% y el Gobierno se comprometió a no subirla más hasta el final de operación de las centrales. ¿Saben lo que ha hecho el Gobierno? Obviamente, engañar a los propietarios de las plantas nucleares, subiendo esa tasa un 30% adicional hace unos meses. Si el Gobierno no cumple lo pactado en el Protocolo de Intenciones, ¿por qué han de cumplirlo las empresas propietarias?

Pero esto no es lo más grave. Cuando el ministerio de Teresa Ribera concedió la renovación de la autorización de explotación de la central nuclear de Almaraz hasta el año 2027, escribió una cosa en el BOE, de manera torticera y no negociada con las empresas propietarias. Escribió que la solicitud presentada por los dueños de las nucleares sería la «última y definitiva». Es decir, que no podrían pedir nuevas ampliaciones en el futuro. Eso no lo escribieron Endesa ni Iberdrola. Eso se lo sacó el Gobierno de la manga en un ejercicio de trilerismo ya bastante habitual.

Por tanto, ahora mismo estamos en una situación en la que los dueños de las centrales nucleares no pueden solicitar la continuidad de la central nuclear de Almaraz. Y no pueden hacerlo porque este Gobierno se lo ha impedido. Es entonces radicalmente falso que el cierre nuclear sea una decisión empresarial. Las empresas quieren continuar, lo han declarado ambas de manera contundente (tanto Sánchez Galán como Bogas). Es el Gobierno el que tiene que mover ficha, la pelota está en su tejado. Mienten de manera flagrante y totalmente intencionada, pero mucho me temo que hace ya bastante que agotaron todo el crédito disponible.

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