The Objective
Esperanza Aguirre

Un caudillo cría caudillitos

«El tratamiento que Albares da a los diplomáticos es un adelanto del que el Gobierno de Sánchez pretende imponer a todos los funcionarios de España»

Opinión
Un caudillo cría caudillitos

Ilustración de Alejandra Svriz.

Que Sánchez ya no disimula su vocación de caudillo es algo que no admite la menor duda. Su afán de acumular poder y la exhibición que hace de ese poder sometiendo cada vez a más instituciones del Estado a su voluntad y capricho es ya un espectáculo cotidiano para todos los españoles.

Pues bien, una de las manifestaciones más significativas de su caudillismo la tenemos en cómo sus colaboradores más cercanos también se comportan como caudillitos. Es el ambiente que se respira junto a él, la sensación de que, si utilizan el nombre del caudillo, nadie puede oponerse a lo que digan o hagan.

En este sentido son muy significativas las declaraciones del fiscal general del Estado cuando tuvo que declarar ante el juez del Tribunal Supremo, instructor del caso de revelación de secretos en que se halla inmerso. Se negó a contestar al magistrado y a las acusaciones particulares, y sólo contestó al abogado del Estado (¡que ejercía de abogado suyo!), al que le dijo que nunca creyó que un juez pudiera ordenar el registro de su despacho. En esa declaración se encierra el espíritu caudillista que respira porque lo que quiso decir es ¿cómo se le puede ocurrir a un juez investigar a un colaborador cercano, muy cercano, del Caudillo Supremo?

Por no hablar del desprecio con que recibe la petición que le ha hecho la Junta de Fiscales de que dimita para no seguir dañando a la institución, es decir, a la carrera fiscal.

Pero el caudillito García Ortiz no está solo. Acabamos de contemplar la exhibición de caudillismo que nos ha dado el Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares. En una semana ha destituido a tres embajadores de España por una simple y única razón, por no ser fieles y obedientes esbirros de la voluntad y caprichos del Caudillo, representado por él, que sí lo es y que por eso actúa como un caudillito.

«El Caudillo no soporta que todo el mundo reconozca que Felipe VI tiene más prestigio, categoría e influencia que él en el mundo»

El embajador en Croacia ha sido destituido por publicar un artículo en el que alababa el positivo papel del Rey en la proyección internacional de España. Se ve que el Caudillo no soporta que todo el mundo reconozca que Felipe VI tiene más prestigio, categoría e influencia que él en el mundo, además de ser el rey de España.

El embajador en Bélgica ha sido destituido por haberse quedado dormido durante el largo sermón que el ministro propinó a todos los embajadores de España el pasado 13 de enero en el que les explicó que él va a hacer con el servicio exterior de España lo que le dé la gana, ¡a ver qué se habían creído!

Y el embajador en Corea del Sur, Guillermo Kirkpatrick, ha sido destituido por haber ido a saludar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, a la que en el mes de noviembre pasado había recibido en Seúl, durante un viaje oficial de Isabel Díaz Ayuso.

La arrogancia del caudillito de Exteriores se manifiesta también en el desprecio que ha mostrado ante el escrito que le ha dirigido la Asociación de Diplomáticos Españoles en el que expresaban las quejas que le merece su gestión y a los que ha contestado que «él ha leído muchas estupideces».

«No sería de extrañar que el primer ejercicio de todas las oposiciones sea el de mostrar la adhesión del opositor al sanchismo»

El tratamiento que Albares da a los diplomáticos, que son funcionarios por oposición, es un adelanto del que el Gobierno caudillista de Sánchez pretende imponer a todos los funcionarios de España. Y del que ya Bolaños, otro caudillito, nos ha dado una pista cuando ha anunciado que va a cambiar la forma de acceder a la carrera judicial, en la línea que ha marcado AMLO en México, para que los jueces sean correligionarios suyos y no estrictos servidores de la ley.

Los ataques de Sánchez a la independencia de los Poderes y, sobre todo, sus intentos por acabar con la independencia del Poder Judicial son tan escandalosos que pueden distraer nuestra atención de las operaciones que ya están poniendo en marcha él, como Caudillo, y sus colaboradores, como caudillitos, para hacerse con todos los cuerpos de funcionarios. A este paso, no sería de extrañar que el primer ejercicio de todas las oposiciones sea el de mostrar la adhesión incondicional del opositor a los principios del sanchismo-comunismo-independentismo-filoterrorismo, es decir, que demuestren que están envenenados de odio contra todo lo que no sea eso.

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