THE OBJECTIVE
Pilar Marcos

La democracia española, en retroceso

«Comparándonos con nosotros mismos, Sánchez no va camino de poder dejar -en nada- una España mejor que la que recibió»

Opinión
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La democracia española, en retroceso

Pedro Sánchez. | Ilustración de Alejandra Svriz

Se han enterado hasta en el Banco Mundial: la democracia española está en retroceso. Todos los indicadores de la calidad de la democracia española han empeorado en la esplendorosa etapa de Pedro Sánchez. Estamos de enhorabuena. Y eso que el informe del Banco Mundial recoge datos solo hasta 2023, cuando empezaba a arrancar la insuperable Legislatura del Muro.

De los cinco indicadores de calidad democrática en España que recoge el Banco Mundial, el que más ha empeorado desde 2018 es la calidad de nuestra regulación: la calidad de las leyes españolas. ¡Claro! Es lo menos que podía pasarnos a golpe de decreto, de enmiendas intrusas, de presuntas correcciones de erratas que son—en realidad—cambios legislativos… es lo menos que se despacha a golpe de amnistías inconstitucionales que el Pumpido, magistrado del polvo del camino, tendrá que disfrazar de presunta constitucionalidad. 

En datos, y con el 100 como máximo, en 2018 -año del advenimiento sanchista- la calidad de las leyes en España estaba en el percentil 80,48 y bajó hasta el 74,53 en 2023, último ejercicio estudiado por el Banco Mundial. 

Este viernes, Laura Fàbregas se hacía eco aquí de este informe Worldwide Governance Indicators del Banco Mundial citando un tuit de Luis Garicano. No por casualidad, la noticia fue una de las más leídas en este diario el viernes. El informe da para horas y horas de comparación: recoge datos de todo el mundo de 1996 a 2023. Y, en España, es más que preocupante que en los últimos años no solo no hayamos avanzado nada, sino que todos los indicadores de calidad democrática galopen en franco retroceso… en esto el Gobierno de Sánchez es también muy franco


 El indicador de imperio de la ley en España muestra un rotundo deterioro de 2018 a 2023, aunque no tan acusado como el de la calidad de las leyes españolas. En 2018 estábamos en el percentil 80,48 y hemos bajado al 78,30: el retroceso en imperio de la ley es de dos escalones en lugar de los seis de la calidad de las leyes españolas.

«El indicador de imperio de la ley en España muestra un rotundo deterioro de 2018 a 2023, aunque no tan acusado como el de la calidad de las leyes españolas»

Empeora también el control de la corrupción entre 2018 y 2023, y ya estaba bastante mal al inicio del mandato de Sánchez. El deterioro del control de la corrupción en esa primera legislatura de Sánchez consistió en pasar del percentil 72,86 al 71,70; es decir, algo más de un puesto de retroceso. Y eso que en 2023 aún ni sospechábamos las inagotables sorpresas que los Koldos, los Ábalos, los Aldama y las Begoñas regalarían a España en la Legislatura del Muro.

La estabilidad política (que incluye el impacto en cada país del terrorismo y la violencia política) también declinó en la primera etapa del sanchismo, y ya partíamos de niveles pésimos. Si en 2018 estábamos en el percentil 56,60, en 2023 Sánchez logró que bajáramos hasta el percentil 54,90. ¡A saber dónde nos situará el Banco Mundial cuando el estudio llegue al final del sanchismo!

Por último, el indicador sobre la eficacia del Gobierno retrocede desde el percentil 79,05, que heredó Sánchez al llegar a la Moncloa en 2018, hasta el 76,89 de 2023; casi tres puntos a la baja. 

En definitiva, comparándonos con nosotros mismos, Sánchez no va camino de poder dejar -en nada- una España mejor que la que recibió. Y comparando con los países europeos que nos gusta poner como espejo, la fotografía es aún peor. Estamos mucho peor que Francia y Alemania en estos cinco indicadores de calidad democrática. 

¿Y en comparación con Portugal, ese hábil vecino al que jamás miramos? Pues también estamos entre peor y mucho peor. Y eso que, entre 2018 y 2023, Portugal empeoró en estabilidad política. Pero, aun con todo su retroceso, está sustancialmente mejor que España: en 2023, nuestro vecino ocupa el percentil 70,62 frente al 54,98 español en estabilidad política. 

Por completar la comparación portuguesa: En imperio de la ley, ellos han mejorado entre 2018 y 2023, y su último dato les sitúa en el percentil 83,49 frente al 78,30 español. En eficacia del Gobierno, Portugal está en el percentil 80,19 y España en el 76,89. En calidad de las leyes, Portugal ocupa el percentil 75,47 y España, el 74,53. Y en control de la corrupción, Portugal está en el 74,06 y nosotros -con Sánchez- en el 71,70.

Con estos datos, es lógico que el hermano de Sánchez se mudara a Elvas y prefiera tener hasta su residencia fiscal en Portugal. Él, que conoce bien a su hermano, podía cantar un menos mal que nos queda Portugal, con voz de barítono. Porque el maestro Azagra sabe tan bien como cualquiera que, con su Pedro, ‘no paramos de mejorar’. 

Coda: Hace unos años, los que presumen de ser prensa seria escudriñaban hasta el detalle informes como este, de organismos internacionales tan relevantes como el Banco Mundial, y se los ofrecían a sus lectores en largas crónicas acompañadas de cuadros y gráficos con datos. Y eso que no había inteligencia artificial. Ahora, en cambio, están tan ocupados siguiendo el frenético ritmo de la sincronizada que no tienen tiempo para enredarse en minucias. ¡Qué le vamos a hacer! 

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