La inmoralidad noruega
«Noruega es el principal productor europeo de gas y petróleo. Son extraordinariamente ricos porque explotan sus reservas de petróleo mientras construyen el relato de la transición verde»

Imagen de Svriz.
Hay que construir un relato. Si lo construyes bien, da exactamente igual lo que hagas. Puedes incluso hacer lo contrario de lo que predicas, porque la sociedad no vive de realidades, sino de relatos. Noruega es un ejemplo paradigmático de esto que comento. Si les pido que piensen ustedes en cinco países ejemplo de la lucha contra el cambio climático, sin duda Noruega entrará en esa lista. Pero la realidad es bien diferente.
Este país nórdico se ha vendido como uno de los adalides en la transición energética. Noruega es ese sitio donde todo el mundo conduce un coche eléctrico, de hecho, multiplica por diez la media mundial de porcentaje de vehículos eléctricos en sus calles (claro, conviene no olvidar que multiplica por diez los ingresos de su población con respecto a la mediana mundial). También sabemos que Noruega es ese país donde las renovables producen casi el 100% de su electricidad. Vamos, el sueño húmedo de todo woke que se precie.
Sin embargo, todo es un espejismo, una fantasía que oculta la verdadera realidad del país nórdico: que los noruegos consumen mucha más energía que casi cualquier persona del planeta. Un noruego consume un 32% más energía que un estadounidense y consume la friolera de un 206% más energía que un español. Es decir, más del triple.
Y ustedes me dirán que eso da igual siempre y cuando su energía sea limpia y respetuosa con el medioambiente. Ya, pero es que en realidad no lo es. Un noruego consume más gas que un español y mucho más petróleo. Además, sus consumos de gas y petróleo han estado a niveles parecidos los últimos 25 años. Es decir, que han hecho más bien poco en eso que llaman «lucha contra el cambio climático».
También me pueden decir ustedes que su electricidad es 100% renovable. Y tendrán ustedes razón, pero ya lo era hace 50 años. Es decir, no han hecho nada, se lo encontraron así. ¿Qué merito tiene ser 100% renovable en un país donde vive menos gente que en Madrid y tiene una orografía con enormes desniveles donde poder construir presas sin ningún tipo de problema?
«Un noruego consume un 32% más energía que un estadounidense y consume la friolera de un 206% más energía que un español»
Sin embargo, la realidad noruega esconde algo mucha más paradójico. Yo prefiero llamarlo simplemente hipócrita. Y es que Noruega es el principal productor europeo de gas y petróleo. Son extraordinariamente ricos porque explotan sus reservas de petróleo mientras construyen el relato de la transición verde. El petróleo constituye el 40% de las exportaciones del país nórdico y es el cuarto país del mundo en exportaciones de gas. Noruega extrae más petróleo que México o que Qatar, ¡extrae el doble de petróleo que Venezuela!
Sin embargo, estos mismos noruegos son los que acuden a las cumbres internacionales del clima a sacar pecho de su modelo energético y exigir al resto de países que hagan multimillonarias inversiones para combatir el cambio climático. Ellos, que son uno de los principales causantes mundiales de las emisiones de CO2 debido a los hidrocarburos que extraen de su subsuelo.
Pero, tal vez, la más nauseabunda muestra de colonialismo climático sea el empecinamiento noruego en conseguir que los países pobres del mundo no se desarrollen. Noruega se gasta cientos de millones de euros cada año en comprar derechos de emisiones en países pobres de África para que éstos dejen de emitir gases de efecto invernadero. Todo esto se disfraza, por supuesto, con discursos bienintencionados de desarrollo y progreso que están consiguiendo, exactamente, todo lo contrario.
¿Qué bajeza moral hay que tener para decirles a países subdesarrollados donde millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza que no pueden consumir combustibles fósiles? Y, sobre todo, ¿qué indignante infamia es hacerlo cuando tú eres rico gracias a la explotación y exportación de esos combustibles fósiles?
Dejad a los países pobres del mundo tranquilos. No necesitan nuestras lecciones de niños mimados que han crecido sin pasar penuria alguna. No necesitan que les digamos cómo se pueden o no desarrollar. No necesitan que un noruego que disfruta de todas las comodidades del mundo moderno y consume, para ello, 300 veces más energía que un africano venga a decirle que tiene que seguir viviendo en su choza de adobe porque la industria del cemento y el acero que permitiría construir viviendas dignas contamina mucho. Ojalá algún día, no tardando mucho, esos africanos se levanten y nos den lo que nos merecemos. Por hipócritas, por colonialistas y, sobre todo, por imbéciles.