THE OBJECTIVE
Fernando R. Lafuente

Cien años de 'Manhattan Transfer'

«La novela de John Dos Passos tiene la ciudad de Nueva York como protagonista y el modelo tuvo su estela en la literatura y el cine a lo largo del siglo XX»

Opinión
1 comentario
Cien años de ‘Manhattan Transfer’

El periodista y novelista estadounidense John Dos Passos. | Wikimedia Commons

La gran ciudad es un escenario de vidas cruzadas, de laberintos soñados, singulares. Cruzar una calle y cambiar de barrio; es decir, cambiar de identidad. La gran ciudad en su vorágine permite ser al mismo tiempo, anónimo e invisible. El vértigo de una existencia que recorre el siglo XX. John Dos Passos (Chicago, 1896-Baltimore, 1970) publicó hace ahora cien años, Manhattan Transfer, una novela en la que la ciudad de Nueva York era la protagonista. Tres años antes, James Joyce con Ulises (1922) había convertido a Dublín en el paisaje por donde Leopold Bloom desgrana sus industrias y andanzas. Curioso, cuando le preguntaron a Joyce qué era lo que quería plasmar en la obra, éste contestó algo semejante a que el verdadero valor de su novela estaba en que si en ese momento se incendiaba Dublín, podrían reconstruirla gracias a ella.

La ciudad como protagonista. Por centrar la cosa en el siglo XX, el modelo tuvo su estela en la literatura y en el cine. Brevísimos ejemplos, a vuela pluma. Así, Berlín Alexanderplatz (1929) de Alfred Döblin; Adán Buenosayres (1948) de Leopoldo Marechal; La colmena (1951) de Camilo José Cela; La región más transparente (1958), Carlos Fuentes; La Habana para un Infante difunto (1979) de Guillermo Cabrera Infante y La ciudad de los prodigios (1986) de Eduardo Mendoza, por citar sólo algunos que tienen a la ciudad en el centro. Uno debe insistir, son entre tantos, una narrativa en la que la ciudad tiene un papel esencial. Diversas, distintas y distantes, tanto en la retórica como en el tiempo, son las propuestas. Pero fue Nueva York, la que inauguraba la era del jazz. 

La competencia establecida esos años era con Berlín (el de Weimar) entonces centro neurálgico de la creación artística e intelectual, surgida en las primeras décadas del siglo, vía la Viena de Freud y Wittgenstein. Nueva York como la gran ciudad cosmopolita de la Promise land. Gentes llegadas de toda Europa, la isla de Ellis como la frontera para millones de inmigrantes. Y en el centro, Dos Passos con el centón de personajes que viven en cada página. El siglo de la velocidad, los llamados Años de vértigo (2008) por Philipp Blom. Las páginas de la novela son un formidable collage de vidas, más allá de ese hilo conductor que, durante décadas, protagonizan Jimmy Herf y Ellen Thatcher (cuyo nacimiento coincide con el comienzo del libro). Fue la consagración, no solo literaria, de la gran metrópoli (dos años después, y en ciencia-ficción, que no lo era, Fritz Lang rueda Metrópolis). 

Es un espíritu de época, algo que trasciende las geografías y los muros. Confluencia, confusión de clases sociales, de manías cotidianas, de sueños y anhelos, de monumentales y dramáticos fracasos, de orgía consumista, de neones y arcos voltaicos, de tranvías y metropolitanos, de bares y restaurantes, bocinas de taxis, de reivindicaciones sociales, de traiciones políticas, de amistades efímeras, de corrupción en muy diversos planos, confluencia y convulsión, cosmopolitismo, un formidable mosaico en una gran ciudad con fondo babélico, acentos múltiples, sonidos que se pierden en la niebla de los ferrys, perspectivas que se cruzan y se enredan, un caleidoscopio urbano de voces y biografías truncadas. Y la notable influencia del montaje cinematográfico, con las figuras de Eisenstein y Griffith como referencias. No es casual que ese mismo año de 1925 se estrenaran películas, por ejemplo, como El gran desfile de King Vidor, El acorazado Potemkin del citado Sergéi Eisenstein, Ben-Hur de Fred Nibblo, La quimera del oro de Charles Chaplin y Siete ocasiones de Buster Keaton. 

TO Store
Manhattan transfer
John Dos Passos
Compra este libro

«La composición de ‘Manhattan Transfer’ es un precedente de lo que será la influencia del cine en la creación literaria durante el siglo XX»

La presencia del cine en la composición de Manhattan Transfer es un precedente de lo que será la influencia del cine en la creación literaria a lo largo del siglo XX. Para D. H. Lawrence: «El mejor libro moderno sobre Nueva York» y el Nobel Sinclair Lewis escribiría: «Amanecer de una nueva forma de escritura», así como su compañero y por entonces amigo, la Guerra Civil española rompería esa amistad, Ernest Hemingway, que describía a Dos Passos como quien es, en su singularidad, «capaz de enseñar a los europeos la América que realmente encontraban al desembarcar». Ese mismo año F. Scott Fitzgerald publicaba El gran Gatsby. Capítulo aparte, que bien merece un soberano recordatorio, es el de José Robles Pazos (Santiago de Compostela, 1897-¿Valencia? 1937), traductor de la novela publicada en España en 1929) y amigo de Dos Passos, desde 1916, cuando el escritor norteamericano viajó por España. 

Robles, que había regresado a España de vacaciones veraniegas desde Estados Unidos donde ejercía la docencia en la muy exquisita Universidad John Hopkins de Baltimore, inmediatamente se puso a disposición del Gobierno republicano, pero en Valencia, diciembre de 1936, fue detenido por agentes estalinistas y a partir de ahí, nada se supo. Sonia Tercero dirigió un soberbio documental sobre el caso, Robles, duelo al sol (2015) que investiga lo ocurrido. De tal siniestro episodio nació la separación y manifiesta enemistad entre Dos Passos y Hemingway, como de una manera concisa se cuenta, también, en un libro imprescindible, Hotel Florida: Verdad, amor y muerte en la Guerra Civil (2014) de Amanda Vaill. Pero ésa sí que es otra historia, y menuda historia, escalofriante. Lo cierto es que Manhattan Transfer hoy, cien años después, respira una contemporaneidad que anula ese, siempre en literatura, implacable paso del tiempo. 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D