La manada fue Podemos
«Detrás de los promotores de la nueva izquierda hay presuntos agresores sexuales que ofrecían el nuevo feminismo como nueva forma de hacer política»

Íñigo Errejón. | Ilustración de Alejandra Svriz
El abuso sexual por posición dominante del hombre sobre la mujer es la más miserable y repugnante manifestación de la dominación. Una conducta propia de personas acomplejadas, misóginas y débiles, que buscan a través del abuso y la agresión sexual su afirmación como macho. Son los más mierdas entre los mierdas.
Por fin empieza a aflorar todo lo que se rumoreaba en la universidad sobre lo que sucedía en la facultad de políticas. Una historia que se contaba como progre y que aparentemente lo único que hacía era encubrir una serie de agresiones y abusos sexuales con alumnas. Tres profesores dieron el salto a la política desde la universidad. Y así, lo que primero fueron alumnas luego fueron las mal llamadas «compañeras». Es hora ya de que se conozca hasta dónde llega el «me too» de políticas en la Complutense y su continuidad en Podemos y Sumar. Y de sus históricos líderes no se salva ni uno. Ya sea por acción o por ocultación.
Es repugnante comprobar que detrás de los promotores de los partidos de la nueva izquierda de España hay unos machistas presuntos acosadores y agresores sexuales que ofrecían el nuevo feminismo como nueva forma de hacer política. Hay que ser osados para tener un discurso de liderazgo social feminista y hacer lo que hacían. Disfrazados con camisas de cuadros o coleta, hablaban de regeneración, de feminismo, de la ética en la política, de la conquista del cielo, de… charlatanería que les abriera las piernas de sus compañeras por sumisión o por imposición.
Toda agresión sexual por parte del macho, sea alfa o no, sobre cualquier mujer suele tener consecuencias en la salud mental de la víctima. El grado de afectación es diferente pero afecta. Las mujeres de Podemos, en todas sus iniciativas, han considerado al hombre de forma genérica como un presunto agresor, por su condición de hombre. Lo que se puede entender hasta normal si el entorno en el que han desarrollado su vida cotidiana está protagonizado por una manada de acosadores y violentos de género que ademas son sus líderes. Así se explican todas las leyes emanadas del colectivo de mujeres de la extrema izquierda. Son el resultado del acoso, la agresión o el manoseo.
La Ley del «Sí es sí» —La Ley de Montero— era una reivindicación y apuesta por el consentimiento como eje de la violencia sexual y unía en un solo delito lo que antes eran dos —abusos sexuales y violaciones—, con lo que rebajaba la pena mínima a cuatro años de cárcel y ampliaba a doce la máxima. Cómo no iban a apostar por la reivindicación del consentimiento si sus compañeros de partido las utilizaban como juguetes sexuales.
Recordemos cómo Pablo Iglesias movía a sus compañeras-pareja en función de la relación con él. Que está conmigo, junto a mí en primera fila. Que ya me he aburrido y tengo otra compañera, la anterior a última fila detrás de una columna. Eso lo hemos visto todos. La proximidad sexual con el liderazgo era la que otorgaba su posición política. Todas sus novias-pareja curiosamente siempre han sido compañeras —de rango inferior— del partido. ¿Será capaz de ligar sin que haya una relación de dependencia?
Los compañeros fundadores de Podemos han resultado ser todo lo contrario al discurso difundido. Iñigo Errejón fue el primero en ser denunciado por sus conductas. Sólo un bobo como él se declara culpable por carta pública considerando que su condición de político había trastornado su personalidad en la de un personaje maltratador y acosador. Ahora salta a la palestra Juan Carlos Monedero. Denunciado por acoso y abuso sexual. La cúpula de Podemos recibió la primera denuncia de una mujer contra Monedero en 2016. El partido tenía dos años de vida.
Ellos podían ser así porque resulta que así han sido. La manada fue Podemos. La política ha sido el medio para progresar socialmente, económicamente y sexualmente. Como tan claramente dijo Macarena Olona a Pablo Iglesias: «¿Cuando hace diez años fundaron Podemos supongo que el nombre inicial era trinquemos, follemos… pero como quedaba demasiado literal acabamos en Podemos?. Inmediatamente toda la izquierda se echó encima de Olona. Pero no había falta de respeto, había hechos. Lo más lamentable de esta historia es el papel de las dirigentes del partido y del movimiento. Tan feministas que a la organización la rebautizaron como “unidas Podemos». ¿Qué podían unidas? Sabiendo lo que sabían no hicieron nada que no fuera encubrir, callar y aguantar. Feministas de pacotilla que con todo el acumulado de denuncias sumisamente callaban para proteger al macho alfa y la organización. Esa es la moral de la izquierda. Se decidió tratar la denuncia contra Monedero «sin que se hiciera ruido» según fuentes de eldiario.es.
El papelón de Ione Belarra es insuperable. Igual que en su momento el de Yolanda Díaz. El machismo imperante en sus organizaciones es la ruina de un presunto feminismo original. Encubrimiento, silencio y dejar que el acosador decida cómo gestionar su realidad futura. El poder de la organización está por encima de sus valores y principios. Y los machistas feministas eran los machos alfa del rebaño.
Ser mujer en Podemos debe de conllevar asumir la cosificación como objeto sexual. Belarra puede poner toda la cara de sorpresa que quiera y reivindicar sus decisiones. Nada. El protocolo en Podemos contra el acoso no llegó hasta dos años después. Y no dejó de ser papel mojado. Impunidad sin denuncia ante la justicia. Algunas llegaron así a ministra.
Los hombres en general no somos como los líderes de Podemos. Ojalá que la Comisión de investigación de la universidad llegue hasta el final y se descubra hasta dónde llegó el machismo feminismo. Y los culpables que lo paguen. Aunque Irene Montero les hizo las leyes por las que les rebajan penas.