Sería inteligente…
«Estamos ante uno de esos momentos en los que, si el PSOE y el PP fuesen capaces de mirar un poco más allá, podrían establecer una estrategia con la que tomar una ventaja sobre sus rivales electorales»
Ilustración: Alejandra Svriz.
Pues tal y como va la cosa con la guerra de Ucrania, que no va nada bien para los intereses europeos ni por supuesto españoles, tengo la impresión de que estamos ante uno de esos momentos históricos en los que, si el principal partido del Gobierno y el principal partido de la oposición fuesen capaces de mirar un poco más allá de sus propios hombros, podrían establecer una estrategia, no sé si mancomunada o solidaria con la que, además de hacer un favor al país presentando de una maldita vez un frente unido hispano-español que abarque desde la izquierda moderada hasta la derecha ídem, podrían tomar una ventaja no solo electoral, sino también simbólica sobre los rivales electorales con los que se reparten una buena parte de su voto.
Me refiero al hecho de que una de las externalidades más evidentes de la resolución de un conflicto iniciado por Putin y al que Trump quiere poner una solución por la vía de urgencia cercenando las libertades de los ucranianos y asestando de paso un golpe a la Unión Europea, es que ni Putin ni Trump (ni su socio Elon) caen especialmente bien al españolito de a pie.
No me refiero a las abigarradas cohortes de trolls, bots y militantes de cachiporra de Podemos y Vox, que por cierto en este tema son casi indistinguibles, esos juegan su papel con la disciplina prusiana que caracteriza a los partidos nacionalpopulistas de todo el orbe, sino a los españoles de infantería, los que pagan sus impuestos, llevan a los niños al cole y se preocupan por llegar a fin de mes. Esos que cuando ven en la tele a esos dos energúmenos que quieren repartirse el pastel europeo, no ven otra cosa que a dos abusones de patio de colegio, los incomprensibles rusos sobre los que, a pesar de su música y sus maravillosos escritores no son otra cosa que un imperio asiático que ha mantenido a más de la mitad de Europa bajo su bota y tras el telón de acero y los yankees, un país que a pesar de que nos caigan un poco mejor, si excavamos un poco no son otra cosa que los que se quedaron con buena parte de nuestro imperio de ultramar.
«Una de las externalidades más evidentes de la resolución de un conflicto iniciado por Putin y al que Trump quiere poner una solución por la vía de urgencia es que ni Putin ni Trump (ni su socio Elon) caen especialmente bien al españolito de a pie»
Y si eso funciona, que puede funcionar, el siguiente paso no es más que buscar a los aliados de estos dos mastodontes en nuestro país, y son tan evidentes que ni siquiera hay que hacer un gran ejercicio de investigación y presentarles como lo que son a la sociedad española.
Por un lado, Podemos, inveterado aliado de Rusia desde la llegada de Vladímir Putin al poder, y por otro Vox, aliado tanto de Putin gracias a su sociedad de patriotas europeos encabezados por el rusófilo Orban, como de Trump (y de Elon), dos de los tipos más antipáticos del orbe a quien la abascalía considera los verdaderos inspiradores de su cruzada que en un interesante giro ideológico es a la vez nacionalista e internacionalistata. Un verdadero lío.
Sería inteligente, sí, pero no, no lo harán.
