Abolir el feminismo
«Tanto el PSOE como Podemos y Sumar han utilizado el feminismo para dinamitar la convivencia y la seguridad jurídica»

Ilustración de Alejandra Svriz.
La exclusiva publicada por nuestras compañeras Ketty Garat y Teresa Gómez sobre la contratación de Ábalos de una prostituta que sacó de un catálogo de Koldo me parece de las cosas más indignantes que han sucedido en los últimos tiempos y mira que hay donde escoger. Cabe destacar que Garat fue la primera en destapar todo este entramado y que por ello tuvo que aguantar, como THE OBJECTIVE, una tremenda campaña de acoso y derribo, pero el tiempo ha acabado dándole la razón. A todo esto, Jésica puede ganarse la vida como prostituta y Koldo como portero de puticlub, eso es cosa de ellos, lo que resulta inaceptable es que a ambos se les pagara con el dinero de nuestros impuestos y que dos personas sin ningún tipo de formación hayan estado en medio del Gobierno de nuestro país.
En realidad, dicha exclusiva venía a confirmar lo que tenía toda la pinta de ser: que el amor de Jésica era, como en la canción de Los Chichos, de compra y venta, porque aunque los medios se empeñaran en llamarla «novia» de Ábalos, no es muy habitual que ir extendiendo facturas por acompañar a tu pareja en sus viajes. Y estas sospechas se acrecentaron cuando se hizo público el curriculum vitae que le entregó a la empresa pública Ineco y en el que durante tres años no constaba trabajo alguno. Como es difícil que alguien pueda mantenerse tanto tiempo sin cotizar, máxime cuando sus trabajos anteriores habían sido de dependienta o de azafata de imagen para bebidas alcohólicas, la explicación más probable era que se dedicara a la prostitución.
A nadie, más allá de la que era su esposa, debería importar la vida sexual del entonces ministro, pero sí que nos importa, y mucho, la voracidad fiscal de este Gobierno para, presuntamente, pagar a prostitutas lo que, además, es probable que un juez acabe dictaminando como delito, porque Jésica se levantaba, como mínimo, 6.000 euros al mes y es difícil que esa cantidad saliera del sueldo de un ministro. Y lo que es seguro es que ha cobrado de nuestros impuestos porque la colocaron en dos empresas públicas en cargos para los que no contaba con la formación necesaria. Barata no nos ha salido la chica, eso está claro.
Al margen de eso, resulta repulsiva hasta la náusea la hipocresía de un partido como el PSOE que, mientras aboga en público por la abolición de la prostitución, no hay escándalo en el que se vean envueltos en el que no aparezcan prostitutas de por medio. Un partido en el que, además, se les llena la boca con la palabra feminismo y que siempre tienen un «machista» o un «machirulo» en la boca para espetarle a los demás, pero que miran hacia otro lado cuando su número dos se comporta como si estuviera protagonizando una película de Torrente.
¿O me van a decir que nadie sabía lo de Jésica? Jésica viajó a diferentes lugares en la comitiva de Ábalos, lo que significa que muchas personas, entre ellas miembros de su ministerio y del de Interior estaban al corriente. Cuando Ketty Garat publicó su primera exclusiva, Risto Mejide la ridiculizó y corrió a blanquear a Ábalos en una entrevista en la que afirmó: «Nunca he necesitado recurrir a la prostitución. Te diré que no me produce ninguna satisfacción saber que están por mí solo por dinero». Es que no dicen la verdad ni en el médico. Y este no ha sido el único caso de falso feminista que ha saltado estos días.
«Ahora que son los afectados, dicen que son denuncias falsas, esas que, según ellos, no existían, porque hermana, yo sí te creo»
Aunque era algo que se llevaba comentando desde hacía mucho tiempo, ahora se ha sabido que varias mujeres denunciaron el constante baboseo de Juan Carlos Monedero y que la inefable Ángela Rodríguez Pam –tan añorada por los columnistas de este país- recibió dichas denuncias y no hizo absolutamente nada. Desde Podemos afirman que la actuación fue correcta, pero que la culpa de todo es de que tenemos una Justicia patriarcal y asquerosa. No sé, a mí lo que me parece asqueroso es que un señor talludito como Monedero se dedique, presuntamente, a acosar a sus jóvenes alumnas y compañeras porque, aunque hemos de preservar su presunción de inocencia, en la Complutense hace tiempo que se está denunciando su comportamiento sin que la universidad haga nada al respecto.
Paradójicamente, tanto él como su excolega Íñigo Errejón se han dedicado a patear esa misma presunción de inocencia, una de las bases del Estado de derecho, pero ahora que son los afectados, dicen que son denuncias falsas, esas mismas denuncias falsas que, según ellos, no existían, porque hermana, yo sí te creo.
Tanto el PSOE como Podemos y Sumar han utilizado el feminismo para dinamitar la convivencia y la seguridad jurídica. De golpe y porrazo, todos eran feministas y todo el mundo debía de ser feminista y no unos feministas cualesquiera, sino como ellos decían que había que ser feministas y el delirio ha llegado a tal punto que mujeres que han luchado toda su vida por el feminismo han sido expulsadas de manifestaciones del 8-M e, incluso, agredidas físicamente.
Y qué decir de ellas, esas falsas feministas que han utilizado sus relaciones sexoafectivas para encaramarse en las listas –casi todos los rostros conocidos de Podemos han sido parejas de sus líderes– mientras metían el Caballo de Troya de la teoría queer para destrozar al feminismo y convertirlo en una red clientelar de chiringuitos varios –carreras de tacones, talleres de maquillaje, charlas LGTBI, talleres de perreo…- a los que ha ido a parar el dinero que debía destinarse a las mujeres maltratadas. Y, de nuevo, allá cada una en su vida íntima, pero lo intolerable es que se hayan dedicado a dar lecciones a las demás con su dedito acusador siempre preparado.
Me he preguntado en reiteradas ocasiones con qué tipos de hombres se relacionaban para tener semejante imagen de ellos y, si se confirman las acusaciones, todo parece tener sentido: con unos redomados machistas que se han dedicado a abolir el feminismo desde dentro.