The Objective
Esperanza Aguirre

La nefasta herencia de Merkel y sus enseñanzas para España

«La derecha española debe aprender de Alemania que seguir los dogmas de la corrección política, véase la política energética, conduce al fracaso económico»

Opinión
La nefasta herencia de Merkel y sus enseñanzas para España

La excanciller alemana Angela Merkel. | EFE

El pasado domingo se han celebrado en Alemania las elecciones al Parlamento federal. Ante estas elecciones la pregunta que me hice, y creo que conmigo muchos observadores, fue: ¿a quién elegirán los alemanes para salir del agujero en el que los han metido los 16 años que ha estado Angela Merkel en la Cancillería, de 2005 a 2021?

Porque Alemania, y en eso están de acuerdo todos los analistas, se encuentra en medio de una profunda crisis, la peor desde la reunificación hace ya 35 años. Su economía, que ha sido siempre el motor de crecimiento de la Unión Europea y una de las principales del mundo, ahora está en recesión. Los indicadores económicos de Alemania ahora muestran un estancamiento absoluto.

Pero no sólo eso, también está descolocada en muchos aspectos de la política, como podemos observar.

No es muy aventurado afirmar que el origen y la clave de esta situación de preocupante crisis se encuentran en esos 16 años de la Merkel. Identificar sus errores, determinar sus causas y analizar las consecuencias puede ser muy útil, no sólo para conocer lo que ha funcionado mal, sino, sobre todo, para no repetir esas equivocaciones allí y aquí. Porque no es ningún secreto que, en Europa, si Alemania se resfría el resto de los países europeos acabamos estornudando.

Creo que la clave de lo que ha pasado con Angela Merkel tiene mucho que ver con los complejos de los políticos de derecha ante las propuestas del establishment de la corrección política, que está dominado por la izquierda desde siempre.

“Durante los muchos años en los que gobernó, Alemania paralizó todas sus centrales nucleares”

Esto se puso claramente de manifiesto en su decidida actuación en materia energética. Hay que tener en cuenta que Alemania es el país europeo en el que primero apareció, ya en los años setenta del siglo pasado, un partido verde con reivindicaciones ecologistas, la principal de las cuales fue siempre la de acabar con la energía nuclear. El contumaz activismo de los verdes contra las nucleares tuvo, sin duda, su repercusión en la canciller, que, en la práctica, ha sido una verde más radical que todos los verdes europeos.

Efectivamente, durante los muchos años en los que gobernó, Alemania paralizó todas sus centrales nucleares y, no sólo eso, lo hizo expresando siempre un rechazo frontal a esa energía, que el tiempo y la experiencia están demostrando que es la más limpia, la más eficaz y la más económica de todas.

La consecuencia más inmediata del cierre de esas centrales fue, ya en su tiempo, la de hacer dependiente a la potente industria alemana del gas ruso, que Putin, con Gerhard Schröder de cómplice, les vendía. No hace falta explicar demasiado las consecuencias que esa dependencia, que la economía alemana adquirió del gas ruso, está teniendo en la profunda crisis geopolítica que estamos viviendo con la guerra de Ucrania en primer plano.

Con una Rusia a la que las sanciones económicas de la Unión Europea no le molestan nada, porque hay países, empezando por Alemania y siguiendo por España, que siguen comprando su gas porque lo necesitan.

“Alemania, con ella, se llenó de inmigrantes, con todos los problemas y conflictos que la inmigración ilegal lleva consigo”

Si Merkel se puso a competir con los Verdes para demostrar que ella era más verde que nadie y lo demostró, también demostró que en aceptar inmigrantes más o menos ilegales iba a ser la primera. Así, Alemania, con ella, se llenó de inmigrantes, con todos los problemas y conflictos que la inmigración ilegal lleva consigo. Que no son sólo los que repercuten en la seguridad ciudadana, sino también y muy importantes, los que influyen en el mercado de trabajo. Esto ha tenido una influencia capital para que, en los Länder de la antigua RDA, que son los que saben lo que es el comunismo, AfD haya ganado las elecciones del domingo.

Ahora, ¿qué van a hacer las fuerzas políticas alemanas que han logrado escaños en el Bundestag? Todo indica que, una vez más, habrá Gobierno de grosse Koalition, es decir, que el nuevo canciller será Friedirich Merz, el líder de la CDU, que formará un Gobierno en el que habrá carteras para los socialdemócratas del SPD. Pero ese Gobierno sólo tendrá éxito si toma, inmediatamente, medidas radicalmente opuestas a las que fue tomando Merkel. Empezando por resucitar las centrales nucleares.

Si continúa siendo fiel seguidor de la corrección política en materia energética y en las cuestiones relativas a la inmigración, el fracaso estará asegurado, como ha ocurrido con Olaf Scholz, que en sus tres años de gobierno no ha parado de acumularlos.

Desde España y, sobre todo, desde la derecha española, tenemos que aprender algunas cosas de lo que pasa en Alemania. Para empezar, que seguir los dogmas de la corrección política, véase la política energética, conduce al fracaso económico, algo que a los social-comunistas que nos gobiernan les gusta mucho pues su objetivo es que en 2030 todos seamos pobres para, según ellos, ser felices.

Y muy importante, cuando vemos la facilidad con que socialdemócratas y democristianos (que son la versión alemana del PP español) llegan a acuerdos, tenemos que arbitrar una estrategia política para demostrar al resto de los europeos, empezando por Von der Leyen, que los socialistas en España no tienen nada que ver con la socialdemocracia histórica y que hoy no son más que una filial europea del comunismo bolivariano de Maduro. Apoyada con entusiasmo por los herederos de los asesinos etarras. Porque resulta un escándalo que exministras españolas, que fueron ministras gracias a los herederos de ETA, ocupen altos puestos en la UE, gracias a los votos de los miembros del Partido Popular Europeo.

Publicidad