Trump, el exterminador de la extrema derecha occidental
«Durante la semana pasada, tres noticias aparentemente inconexas en tres países hacían saltar el sentido arácnido que comparto con Peter Parker»

Donald Trump. | Ilustración de Alejandra Svriz
Durante la semana pasada, tres noticias aparentemente inconexas en tres países situados a miles de kilómetros unos de otros hacían saltar el sentido arácnido que comparto con Peter Parker.
La primera apareció en la prensa alemana, dando noticia a las pocas horas de que los teutones acudieran a las urnas de un sutil, pero relevante cambio en las grandes líneas de las tendencias de voto, inamovibles, desde el comienzo de la campaña era ya visible tras en la entrada en la misma de dos personajes del universo Trump v.g. el innombrable Elon Musk amasando a los alemanes con recortes de su estado del bienestar y, sobre todo, la incalificable arenga del cenutrio del vicepresidente JD Vance insultando a todo el pueblo alemán (y europeo) desde Múnich.
Quienes nos dedicamos a cuestiones demoscópicas y electorales, solemos decir que, excepto en caso de guerra, accidente con miles de víctimas o invasión extraterrestre, las dos últimas semanas de una campaña electoral solo sirven para acelerar las tendencias preexistentes, y no conocíamos ninguna excepción que lograse saltársela: pues bien, ya conocemos una.
Ante tales intentos de dos ciudadanos extranjeros de interferir en el proceso democrático de nuestros amigos y socios alemanes, el pueblo alemán produjo tres movimientos en las encuestas que después se materializaron, magnificados en las urnas, ya que frenaron en seco el crecimiento del partido nazi apoyado por Vance y Musk y comenzaron a hacerlo caer situándose muy lejos de sus expectativas de solo dos semanas antes y sobre todo convirtiéndole en un partido lateral al tablero político; inyectaron esteroides en su rival electoral, la DCU+CSU permitiéndole ganar con holgura la elección y además multiplicaron por x20 las expectativas electorales de Dei Link, el partido de extrema izquierda escindido del SPD hace ya unas décadas.
La segunda se mostró en Canadá, ya sabe, un país vecino de EEUU que está recibiendo amenazas expansionistas por parte de Donald Trump, un país en el que gracias a las mismas, el partido conservador (y amigo de Trump) ha visto cómo en dos semanas su intención de voto caía 26 puntos mientras sus rivales, el desahuciado partido liberal de Trudeau recibía ese inesperado maná del cielo, recortaba esa ventaja y lograba ponerse en cabeza de la intención de voto de los canadienses en tiempo récord.
Y se preguntarán ustedes, ¿tendrá esto a medio plazo una traslación a nuestro país toda suerte de la chulería con la que Abascal recorre las castillas enseñando por las calles a todo el mundo su foto con el nuevo emperador?
Pues lo vamos a ver en las encuestas que se van a publicar en las próximas semanas, pero por las que he tenido la oportunidad de ver, les voy a dejar 3 titulares.
- Vox baja con solidez y eficacia entre 2 y 3 puntos y cae claramente por debajo del 14%.
- El Partido Popular recupera ese votante y lo integra entre los suyos más devotos, lo que hace que logre el premio del último escaño en al menos 10 provincias.
- El PP supera con holgura el 35% y logra la mayor distancia electoral con el PSOE de los tres últimos años, que cae por debajo del 27%.