The Objective
Tadeu

El guarda fronteras Puigdemont

«En los comicios venideros, uno de los temas medulares será el de la inmigración, y Puigdemont hará valer que gracias a él y las nuevas competencias se podrá preservar la identidad catalana…»

Opinión
2 comentarios
El guarda fronteras Puigdemont

Ilustración: Alejandra Svriz.

Puigdemont no se irá nunca de Bélgica, donde pronto ya podría pedir la nacionalidad, pues desde allí es más ominosa su presencia y más eficaz su papel de eminencia gris. Abandonar su malditismo y retornar, a lo Conde de Montecristo en espardenyes, sería un flaco servicio a su partido y la causeta. Y además sólo tendría sentido regresar para volver a ser el presidente de la Generalitat, y, de momento, no dan los números.

En el entretanto, las cosas de comer sobre el devenir de España se negocian entre bambalinas con PNV, Bildu y ERC, y en Ginebra con Junts.

Sigue sin reportar nada de nada el negociador pacificador de las guerrillas centroamericanas, en Dunant-Dunant, lo cual indicaría que todo lo que se negocia allí es inconfesable, como se acaba viendo a los pocos días o semanas. Verbigracia: la cesión de las competencias de inmigración, que. en realidad, son materia soberana de ciudadanía y afectan directamente a la cohesión social del país. El que entre a Cataluña desde Aragón ¿también tendrá que adecuarse a los requisitos del que ingresa por La Junquera?

Diagrama

El contenido generado por IA puede ser incorrecto.

La cesión de tales competencias, de encaje legal forzadísimo, pero no imposible, como pasó con la  malhadada ley de amnistía (ya metabolizada por el pueblo español), tiene dos vertientes: la simbólica, pues equivale a conceder a la Generalitat las potestades de ciudadanía propias de todo Estado, y la práctica, al aumentar los efectivos de los mossos hasta 25 000, plantilla más que suficiente para poder prescindir de policías nacionales y guardias civiles (todos ellos charnegos por defecto) destacados en Cataluña,  y ser así embrión de un ejército catalán. A ello se añade una nueva dimensión electoral, pues en los comicios venideros, uno de los temas medulares será el de la inmigración, y Puigdemont hará valer que gracias a él y las nuevas competencias se podrá preservar la identidad catalana, frente a los tres «remplazos» que se ciernen sobre ella: el remplazo musulmán, el latinoamericano que habla español, y el más sibilino por inconfesable: el de los españoles de «la resta de l’Estat». 

Para que vuelva a haber un gobierno nacionalista pata negra en Cataluña (y no un sucedáneo como es el de Illa el Salvador) es menester que Aliança Catalana y su lideresa carismática no les roben demasiados escaños a Junts: nunca ERC y la CUP aceptarían una coalición con los racistas de la extrema derecha catalana. Todavía hay clases. Y hoy por hoy, la única fórmula viable de gobierno independentista sigue siendo un bipartito Junts y ERC con eventuales apoyos exteriores de la CUP (aún no es realista que Junts y Aliança sumen un mayoría de investidura en el Parlament).

Sin embargo, el presente catalán es socialista. Sin él, no hay vida ni futuro para Sánchez. La inminente vuelta de La Caixa pródiga, por otro lado, no es más que la plasmación de la doctrina de apaciguamiento que se practica desde Moncloa, con buenos resultados, con el valido Illa: se le podrá criticar todo lo que se quiera en su (falta de) valores morales, pero nadie puede negarle a Sánchez su magisterio en materia de lectura de la realidad coyuntural: lo ha demostrado desde que lo defenestraron del partido y volvió a lomos del Peugeot del señor de las Saunas. 

Sabiéndose perdedor en cualesquiera elecciones pasadas y futuras, ha logrado que cale en el imaginario que las ganó y que puede ganarlas, pues hacerlo para él es sencillamente seguir en el poder con el apoyo de cualquiera, por muy contrarias que sean las ideas del tal cualquiera a las del programa de su partido. Somos más. Seremos más. A los otros, que les den.

Y hoy también Sánchez está logrando incluso que el mayor escándalo del socialismo, el caso Ábalos, y las desvergüenzas de su esposa y su hermano apenas le pasen factura política y demoscópica. Lo que pierde por un lado lo gana por el otro, con un Sumar en caída libre y un Podemos que no acaba de renacer de sus torpezas sexuales.

Pero nadie es eterno, y el PSOE, una vez desaparezca Sánchez, deberá refundarse si no quiere cuasi desaparecer como el Partido Socialista francés (que no supo elegir a Manuel Valls en las primarias y así le va).

Ante tal panorama, haría bien Feijóo en tomar ejemplo de su paisano Rajoy, que, como bien dice el investigador Espada, exhibió el otro día en el Congreso la talla de la que carece el actual líder del PP, y ponerse de una vez al frente de la oposición, y no al frente de la oposición a Vox. 

Vox no es y no debe ser el problema, y menos ahora que trumpetea como nunca.

Llegado el momento, a Vox no le quedará más remedio que darle el voto de investidura a Feijóo a cambio de nada, y no entrará en un Gobierno en el que no podría hacer lo único que sabe hacer bien: ir a la contra, incluso de sí mismo.

Coda 1) Las trumpetas del juicio final. No llega a los dos meses la duración de la acción de gobierno de Donald Trump (que esta vez no ha venido en diletante como la anterior) y ya ha puesto patas arriba el tablero geoestratégico mundial. El show acaba de comenzar.

Lo que no se sabe todavía es si por debajo de tanto aspaviento hay un designio definido o una mera agitación de jugador de casino que pone y quita fichas frenéticamente en la ruleta para surfear la racha, o juega de farol en la mesa del póker, que es una suerte mucho más seria. Más parece un jugador de ruleta, pero sólo el tiempo lo dirá.

De momento, su repugnante voluntarismo en la cuestión ucraniana parece responder a dos o tres objetivos: un alto el fuego que le permita asistir en mayo a las celebraciones y desfiles militares con ocasión del 80º aniversario de la victoria soviética en la ex Plaza Roja; la entrega de la mitad de los recursos mineros de Ucrania a cuenta de la deuda ucraniana por el dinero de Biden (una estafa pues es pagar dos veces por lo mismo: ese dinero sirvió exclusivamente para comprar armamento estadounidense); y preparar su camino hacia Oslo para recibir el premio Nobel de la Paz, pues si lo consiguió Obama sin haber hecho nada, ¿por qué se lo deberían de negar al gran Pacificador de Occidente por lo de Ucrania y Gaza?

Cuaresma. Que el secretario de Estado Marco Rubio, comparezca en las entrevistas de  miércoles pasado con una cruz de ceniza estampada en la frente para hablar de política internacional es un epifenómeno más que confirma que la Administración Trump trabaja para ser comprendida en Moscú, en Pekín y en Irán, y que su divorcio con Europa es ineluctable, y sólo podrá ser tormentoso y con daños colaterales. Esperemos que solo colaterales.

Coda 2).  Adiós a la madre. Se fue Pilar Ruiz Albizu, la madre coraje de los Pagaza, quien dejó escrita la carta más estremecedora y lúcida dirigida al socialismo, dirigida a la persona del que fuera lendakari Patxi López, chisgarabís que podrá dormir un poquito más tranquilo a partir de ahora, sabedor de que no recibirá otra carta de ella, cuando vayan saliendo de la cárcel, amnistiados, indultados o canjeados los asesinos etarras, por un miserable y criminal puñado de votos de investidura y de permanencia en el poder. 

Coda 3)  Hermana, yo te creo (del verbo crear). Fue ayer el Día de los derechos de la mujer, preocupa que haya de tener derechos específicos, salvo los ligados a la maternidad, pero sea. Perogrullo fue un visionario. Las feministas de última generación quieren crear mujeres.

Dice la prensa -transversalmente por un vez- que se celebró con dos feminismos enfrentados, el clásico y el de izquierdas (como dijera la geneóloga Carmen Calvo alias Pixie y Dixit: «El feminismo es de todas, no bonita, nos lo hemos currado en la genealogía del pensamiento progresista, del pensamiento socialista»). El clásico es el de la feministas de siempre. Y el de izquierdas es el excluyente.

Las manifestaciones de estas últimas, en las que despuntan cabecitas cubiertas con pañuelos islámicos y en las que nunca se reivindican los derechos de las mujeres afganas e iraníes, no merecen más que vergüenza ajena, y refuerzan la admiración por esas mujeres valientes que se juegan la vida por la libertad de ellas y de sus hijos, hermanos y maridos ante unos tiranos que sólo merecen ser derrocados.

La igualad ante la ley entre mujeres y hombres es una realidad en Occidente, por mucho que las feministas rigoristas pro pañuelo quieran negarlo. Y si bien es cierto que caben muchas mejoras en materia de políticas de maternidad, auténtico nudo gordiano y demográfico para una sociedad de libres e iguales, las brechas salariales y de oportunidades siguen reduciéndose. No son sólo se colegian más abogadas y juezas  en España  sino que en Francia, por ejemplo, hay más mujeres médicos que hombres por debajo de los 60 años, por tomar tres profesiones cardinales para el buen funcionamiento de una sociedad.

En la misma Francia, el décalage salarial entre hombres y mujeres por el mismo trabajo ha descendido hasta el 3,8%, la cifra más baja de la historia. Teniendo en cuenta el factor maternidad, que es el elemento diferencial decisivo en la vida laboral (y en la vida tout court), ello significa que casi ya ha desaparecido la brecha. Para que desaparezca del todo, hay que abordar la gran cuestión tabú: las bajas por paternidad han de ser neutras o incluso rentables para la pareja. Los lucros cesantes  no han de correr por cuenta del núcleo familiar.

Dos libros que usted debe leer:

– Contra el feminismo de Teresa Giménez Barbat, que es un libro, naturalmente, a favor del feminismo.

 Indomables de VV.AA. una obra coral de mujeres hablando del feminismo en la que cada voz es única e intransferible.

Cuestionario maldito a Teresa Giménez Barbat:

– ¿Bajó a la calle ayer a manifestarse en el día de los derechos de la mujer?

Ni hablar.

– ¿Por qué?

Ni yo les gusto, ni ellas/ellos/ elles me gustan a mí.

– ¿Había bajado otros años?

No. Hace años que solo sirve a los intereses de la izquierda. 

– ¿Ha sufrido en su vida alguna discriminación por ser mujer?

Básicamente, por ser mayor. Al parecer siempre he sido mayor.

– ¿Cómo debería combatirse la brecha salarial?

La única brecha salarial real es la que resulta de la maternidad. Y ahí hay que darlo todo.

– ¿Cómo debería ser una política eficaz en materia de natalidad?

Diría que con ayudas e incentivos. Y algo hacen. Pero va a requerir un cambio profundo de mentalidad.

-¿Por qué el feminismo de pancarta nunca o casi nunca se manifiesta en favor de las mujeres oprimidas y martirizadas en Irán o Afganistán?

Porque primero son anti «occidentales». El velo se opone a nuestra cultura y eso les mola. 

-¿Prohibiría el velo en la escuela, en la universidad, en la calle…?

En la escuela y universidad pública, sí.  Lo público es territorio laico. Por la calle, sólo el velo  que oculte el rostro.

-Y dos más, de internacional: usted fue eurodiputada: ¿entiende a los que se preguntan si sirve de algo en Parlamento Europeo con la que está cayendo?

Entiendo que critiquen, porque aún no hay un mecanismo directo de elección.  Pero Europa es el destino.

– De haber podido votar en EE.UU, ¿habría votado a Trump o a Harris?

Por suerte, a mí no me tocó elegir.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D