The Objective
Hugo Pérez Ayán

Ya no soy antisanchista

«Solo con creatividad, valentía y sabiendo crear algo mejor que el sanchismo y todo lo que lo ha precedido será España capaz de estar por fin a la altura de los tiempos»

Opinión
34 comentarios
Ya no soy antisanchista

Ilustración de Alejandra Svriz.

Como firme detractor de Pedro Sánchez, durante mucho tiempo he cometido el error de ser antisanchista. Seguramente, todos los que se oponen a Sánchez han cometido o siguen cometiendo este mismo error. Para cualquier persona que se considere demócrata es un deber como mínimo cuestionar al actual presidente del Gobierno y no cabe duda de que este resulta terriblemente nocivo para nuestro Estado de derecho. Resulta por tanto necesario superar el sanchismo de una vez por todas. Pero, por paradójico que pueda sonar, el antisanchista jamás será capaz de esto último. Entonces, se preguntará el lector, ¿cómo puede oponerse alguien a Pedro Sánchez y al «sanchismo» sin ser antisanchista?

Hablaba casualmente Ortega y Gasset en La rebelión de las masas del «antipedrista», ejemplo utilizado por el filósofo para ejemplificar a aquella persona o grupo que se considera «anti-algo». Según Ortega, el que se declara anti-Pedro no hace sino declararse partidario de un mundo en el que Pedro no exista, es decir, partidario de aquello que ocurría precisamente antes de que naciera Pedro. Por tanto, este antipedrista en vez de ubicarse después de Pedro, se coloca antes y sólo rebobina la película a la situación pasada. Tal vez se entienda mejor la metáfora si sustituimos a Pedro, por ejemplo, por la ideología liberal, pues Ortega en realidad trataba de explicar que aquellos que se consideran antiliberales no aspiran a superar el liberalismo, sino a volver al mismo mundo previo a su existencia que originó su surgimiento.

Aplicando este concepto a nuestro tiempo y a nuestro Pedro, a Pedro Sánchez, todos o muchos de los que aspiramos a acabar con la etapa de degradación democrática y nacional que supone el actual mandato del líder socialista hemos cometido el error de plantear esta superación en términos de antisanchismo. Recuérdese, por ejemplo, la campaña del Partido Popular en 2023, que hablaba de la «derogación del sanchismo». Desde estas coordenadas lo que se promueve es constantemente una mal llamada vuelta a la normalidad, como si fuera posible restablecer todos los consensos que existían antes de que llegase Sánchez al poder. Pero si alguien cree que es posible, por ejemplo, volver a deslegitimar a Bildu o, en general, los pactos con los independentistas, se equivoca.

Realmente cabe plantearse si el propio sanchismo no es sino un «zapaterismo 2.0». ¿Acaso no fue Zapatero el primero que comenzó el proceso de destrucción de la convivencia democrática con las Leyes de Memoria Histórica? ¿No fue el primero en firmar el Pacto del Tinell para excluir del diálogo político al Partido Popular y evitar la alternancia en el poder? De esos polvos, estos lodos. El PP, oposición única en aquella época, basó su estrategia en esperar primero a que Zapatero cayese por su propio peso y en hacer como si no hubiera pasado nada después. Se pensó que el «zapaterismo» había sido un mal sueño y, en cambio, resultó ser solo una muestra de lo que el PSOE era capaz. Tan pronto como los socialistas volvieron al poder, esta vez de la mano de un Pedro Sánchez sin escrúpulos, la historia se repitió elevada al cuadrado.

«Es increíble que a día de hoy en España siga dando más miedo o suscitando más rechazo Vox que Bildu, Junts o Podemos»

Por lo tanto, para superar a Sánchez hay que pasar del «antisanchismo» al «postsanchismo». Asumamos que esta es la política que nos ha traído Sánchez y juguemos con sus reglas. No digo que la oposición replique el ataque a la democracia, o la mentira como forma de hacer política. Esto es justamente lo que se busca superar. Pero sí deben usarse ciertas herramientas empleadas por Sánchez, como la legitimación de los socios incómodos. Es increíble que a día de hoy en España siga dando más miedo o suscitando más rechazo Vox que Bildu, Junts o Podemos. Incluso los que nos escandalizamos con el coqueteo de Abascal con personajes prorrusos hemos de ser capaces de ver que esto que ahora es la novedad en Vox lleva siendo la normalidad desde hace años en los socios del PSOE.

Por último, y como se ha repetido tantas y tantas veces, es necesario construir una alternativa. No basta con esperar a restaurar un pasado que no va a volver. Si estamos inmersos en una profunda degradación constitucional, ha de pensarse cómo ha sido posible llegar hasta aquí y se ha de buscar crear un nuevo marco en el que el actual asalto a las instituciones sea verdaderamente imposible. Lo mismo ocurre con cualquier otra política, sea económica, social, migratoria, demográfica o de otro tipo. Tener como objetivo la vuelta a un pasado que fue mejor es una condena a la derrota. Solo con creatividad, valentía y sabiendo crear algo mejor que el sanchismo y todo lo que lo ha precedido será España capaz de estar por fin a la altura de los tiempos.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D