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Román Cendoya

«Sin presupuestos no gobierna nada»

«El único final posible de esta historia es que el presidente del Gobierno, que no es capaz de sacar adelante los presupuestos, haga caso de sí mismo y anticipe elecciones»

Opinión
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«Sin presupuestos no gobierna nada»

Ilustración: Alejandra Svriz.

El presidente del Gobierno lleva incumpliendo la Constitución dos años. Prometió cumplir y hacer cumplir la Constitución y no consigue cumplir su palabra ni por casualidad. Es un perjuro. Lleva dos años sin Presupuestos Generales del Estado. Y al no tenerlos ni siquiera gobierna. Y lo sabe muy bien. Pedro Sánchez, el 18 de marzo de 2018, se dirigió al entonces presidente Mariano Rajoy por no poder aprobar los presupuestos y le dijo lo que es un presidente sin presupuestos y lo que tendría que hacer ante esa situación:

“Saber que un Gobierno sin presupuestos no gobierna nada y que gobernar no consiste en vivir en La Moncloa”. “Es responsabilidad del presidente intentar sacar adelante los presupuestos. Y si no los saca adelante, yo desde luego, en su lugar, anticiparía elecciones, para que hubiera una nueva mayoría parlamentaria distinta que pueda gobernar este país”. “Cuando el presidente del Gobierno no está dispuesto a hacer ni lo uno ni lo otro, debe someterse a una moción de confianza, es su responsabilidad para con la ciudadanía y para con la Constitución”.

Maldita hemeroteca. Consejos tengo que para mí no quiero. La cantidad de cosas que dijo Pedro Sánchez, sin saber, de sí mismo. Por esas afirmaciones, él mismo se convierte en un okupa de La Moncloa. “No gobierna nada”, pero vivir allí le otorga privilegios de seguridad y cobertura legal para él, su familia y su entorno corrupto. Pedro Sánchez está obsesionado con mantener el título de presidente aun sin gobernar. ¿Se puede ser más indigno? En su degeneración, el estercolero político que ha creado está llegando a su mayor descalificación. Está mucho peor de lo que él dijo respecto a un presidente que no puede aprobar unos presupuestos. Él lleva sin aprobar dos.

“No es que Sánchez no sea capaz de sacar adelante los presupuestos, es que ni siquiera es capaz de presentar el borrador de los mismos. Así sucedió en 2024 y está sucediendo en 2025. Eso, políticamente, le hace ser mucho menos que nada”

Es un mentiroso patológico. Es un farsante. Es un sin palabra ni honor. No sorprende que sea así. Pedro Sánchez es el personaje que eligió como portavoz, respecto a la ética en política y la lucha contra la corrupción, a José Luis Ábalos. ¿Qué se puede esperar de quien hace su equipo con escoria humana?

No es que Sánchez no sea capaz de “sacar adelante los presupuestos”, es que ni siquiera es capaz de presentar el borrador de los mismos. Así sucedió en 2024 y está sucediendo en 2025. Lleva más de cinco meses de retraso. Eso, políticamente, le hace ser mucho menos que nada. Según él, España lleva dos años sin Gobierno. Así, en los dos últimos años, España es una realidad coyuntural autogestionaria con okupas —Sanchez y su familia— en La Moncloa. Dos años en lo que todo lo que haya podido ocurrir de bueno, que Sánchez se atribuye a sí mismo, ha sucedido a pesar de él. Porque “un Gobierno sin presupuestos no gobierna nada”. 

Pedro Sánchez dijo que, en el lugar de Rajoy, anticiparía elecciones. ¿Por qué no lo hace? Por su mentirosa y falsaria forma de ser. Y todavía mucho más importante, porque necesita utilizar todos los instrumentos del Estado para intentar frenar la acción de la justicia contra su mujer Begoña, su hermano David, su fiscal Álvaro, su fontanero Santos Cerdán y alguno de sus ministros… En síntesis, por la repugnante corrupción y forma de actuar que tiene todo el entorno de La Moncloa. “Gobernar no quiere decir vivir en La Moncloa”, pero vivir ahí supone poder disponer de instrumentos de obstrucción a la justicia con los que intentar proteger y encubrir a su entorno de corrupción.

Cuando Sánchez no era todavía presidente, propuso una alternativa de acción digna para un presidente fracasado. Y no lo hizo pensando en que algún día el fracasado sin presupuestos iba a ser él. El inútil okupa de La Moncloa dijo que “cuando el presidente del Gobierno no está dispuesto a hacer ni lo uno —sacar adelante los presupuestos— ni lo otro —anticipar elecciones— debe someterse a una moción de confianza”. Ni loco.

Cuando Junts, su socio de investidura, por el incumplimiento de los pactos le exigió que presentara una moción de confianza, Sánchez, mucho antes que la moción, cedió un pacto de claro contenido xenófobo y racista firmado por su partido y la extrema derecha catalana. Entregó, sin poder, el control integral de las fronteras y la inmigración a Cataluña. Pedro Sánchez no puede someterse a su propia moción de confianza porque parte de su Gobierno no confía en él.

España es el único país de la Unión Europea que ni siquiera ha presentado el borrador de los presupuestos. Pero él sigue okupando La Moncloa. Y quiere seguir. Justifica terminar la legislatura, prorrogando los presupuestos, porque en España se genera el 50% del crecimiento económico de la Unión Europea y porque, según él, “lo que necesitamos es estabilidad”. ¿Quiénes son los que necesitan estabilidad? ¿Los ciudadanos? No. ¿España? No. Todo lo contrario. Los únicos que necesitan estabilidad son todos los investigados por corrupción y los que están a punto de estarlo: su mujer, su hermano, Ábalos, el fiscal general, Bolaños, Santos Cerdán, Barrabés… y por supuesto Pedro Sánchez. Es tan miserable que, ante la perdida de liderazgo y autoridad que supone la disidencia de Sumar, no tiene la dignidad de hacer una crisis de Gobierno cesando a todos los que no respetan sus decisiones. Pedro Sánchez está comprobando que gobernar no consiste en vivir en La Moncloa. Sánchez ya no manda ni en su casa.

Si fuera verdad algo de lo que él dice sobre su gestión política, que repiten como cacatúas la bandada de sus ministros, lo lógico sería que los presupuestos hubieran sido aprobados en tiempo y forma. Lo cierto es que en el Congreso muchos de sus socios de gobierno y de investidura votan en su contra.

Pedro Sánchez se ha comprometido, ante Europa y el mundo, a aportar un montón de miles de millones de euros para la defensa de la Unión Europea. Y dice que España va a liderarla. Lo mismo que afirmó respecto a la vacuna española del covid. Estrepitosa falsedad. No puede hacerlo. No tiene la mayoría de la investidura y no le apoya, ni siquiera, su socio de gobierno.

Sí hay que reconocerle que, en esta imposible coyuntura política, todo el mundo dice que Pedro Sánchez logrará aportar su compromiso para la defensa. Como no tiene límite, es capaz de hacer cualquier cosa. Es imposible aprobar el compromiso de defensa sin pasar por el Congreso y sin el acuerdo pleno del Consejo de Ministros. Legalmente no puede hacerlo. No hay conejo en la chistera, a no ser que el Partido Popular asuma el papel de conejo y se deje sacar, por el cuello, de la chistera.

El único final posible de esta historia es que el inútil presidente del Gobierno, que no es capaz de sacar adelante los presupuestos, haga caso de “la doctrina Sánchez” sobre presupuestos y anticipe elecciones. Si al final Sánchez lograra hacer el truco, el que perdería el trato con la sociedad española sería, por apoyar a Sánchez, el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo. Si Sánchez recibe el apoyo del Partido Popular, el que pierde es la única alternativa real de gobierno que hoy tiene España.

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