¡Prohibamos el alcohol!
«Lo relevante de la medida anunciada por la ministra de Sanidad es que lo social sea un espacio estrictamente controlado por los designios de las autoridades políticas»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Se ha desmarcado la ministra de Sanidad, Mónica García, con unas declaraciones que no por esperadas dejan de ser sorprendentes: ¡Prohibamos el alcohol! En espacios donde la presencia de niños sea mayoritaria, o algo así, era la coletilla. ¿Qué significa eso? Qué más da. Lo importante es que el partido satisfaga los deseos de prohibición que tanto le recuerdan que el poder es suyo. Lo relevante es que lo social sea un espacio estrictamente controlado por los designios de las autoridades políticas, claro. Lo mollar es que los ámbitos de felicidad y regocijo no nos pertenezcan ni a usted ni a mí, querido lector. Lo que diga la ley, vaya usted a saber qué interpretamos.
Así que nadie puede conocer a día de hoy si lo que se persigue con esta medida es cancelar esa latita de Mahou verde que todos los padres llevan en la mano cuando los chavalillos se divierten en el parque, o acaso se trata de prohibir la copita de Riojita crianza cuando visitas la casa de los vecinos de esos niños que tan bien se llevan con los tuyos, o podríamos leer entre líneas que lo que se censura es la mera posibilidad de que haya sonrisas cuando, a la salida de la academia de inglés, cae un vermú rojo con los papás en el bar de la esquina. El caso es manejar, controlar.
«El consumo de alcohol per cápita ha bajado en Europa casi un 30%»
La ambigüedad de la ley es, además, perfecta, porque así permite que las interpretaciones sociales sean totalmente aleatorias (no así las judiciales, espero). Por tanto, no tardarán en llegar esos vengadores de lo correcto a afearle a usted que no perdone el verdejito con el que se premia por cuidar a los nietos cuando sus hijos curran de sol a sol. Será muy rápida esa Policía del Pensamiento de nuevo cuño a la hora de señalarle con el dedo cuando pida la cerveza dominguera en el partido de fútbol sala de los críos. El partido ha puesto a sus guardias morales a vigilar terrazas y comedores, parques y cafeterías. Échese a temblar.
Lo curioso es que el consumo de alcohol hace ya tiempo que baja año a año. La edad media de primera ingesta sube por primera vez desde que se tienen registros, la industria del alcohol cae precipitadamente en bolsa y el consumo per cápita ha bajado en Europa casi un 30%. Razones como el culto a la imagen, los horarios laborales, la concienciación al volante, el elevado precio, el mayor conocimiento de sus riesgos o el mero relevo generacional están detrás de estas caídas. De alguna manera, ha pasado de moda.
Así que no parece que esta medida sea necesaria para reducir el consumo de alcohol, casi se diría que la mejor decisión pasa por dejar que la inercia continúe. Pero eso supondría no autoacariciar el ego de quien se siente con la potestad de dirigir nuestras vidas. Ya saben, no se trata sólo de decir por qué o por quién brindamos. Se trata de prohibir, incluso, la opción de brindar. ¡Salud!