The Objective
Ignacio Vidal-Folch

El rencor de los golpistas contra la monarquía

“No hay que llevar ante el juez a los difamadores, bastaría con una llamadita de Illa amenazando con cortarles las subvenciones de las que viven para silenciarlos”

Opinión
El rencor de los golpistas contra la monarquía

Discurso del rey Felipe ante el golpe independentista. | Casa Real

A veces, cuando voy a Barcelona –y voy con frecuencia-, todavía echo una mirada a la TV3 y a los digitales separatistas catalanes, generosamente financiados con las subvenciones de la Generalitat, para pulsar el estado de ánimo del personal. Formateado, como en todas partes, por los medios de comunicación. Decía Gide en sus diarios que los soldados heridos, recién llegados del frente para convalecer de sus heridas, con los que conversaba para conocer de primera mano sus sensaciones durante el combate, sólo sabían expresarse repitiendo lo que habían leído en la prensa.

Leer esa prosa es como meterse en el túnel del tiempo. Viaje a la semilla. Constato que los separatistas siguen muy resentidos con la monarquía española. Vaya por dios.

El lunes pasado, 14 de abril, uno de esos digitales, que dedica amplio espacio a denigrar sistemáticamente a la familia Real, llevaba los siguientes titulares, firmados por periodistas a los que nadie conoce y que seguramente son seudónimos del director. Me tomé la molestia de reprimir las risas y anotarlos:

1/ “Suena el teléfono de madrugada en la Zarzuela por complicaciones de gravedad”

2/ “Leticia no pasa la Semana Santa con su marido, lleva desde el viernes”.

3/ “La Reina Sofía se va de Zarzuela después de tener una fuerte discusión con su hijo por Leticia”. (“Ella sabe que Leticia es la culpable de todos los males de la familia. Nunca la perdonará: ha roto una familia”, dice el texto.)

4/ “Leonor preocupa al equipo médico del Elcano porque no come”.

5/ “Compañeros del Elcano explican que Leonor no asiste a misa ni se santigua”.

6/ “Juan Carlos I siente desprecio por su hijo, al que quiere hacer mucho daño”. (“El Emérito está dispuesto a acabar con la Corona, porque esto implicaría ver caer a Leticia, y ésta sería la más grande de sus satisfacciones, quiere que vayan al exilio, como él”, dice el texto.)

7/ “La Iglesia descubre después de 21 años el engaño de Leticia y Felipe VI”.

8/ “Juan Carlos I pide la cabeza de Leticia a su hijo, a cambio de seguir con la boca callada”.

Como decía, cuando vuelvo a Barcelona, para ponerme bien en ambiente, echo una mirada, generalmente sin pasar de los titulares, a los digitales que la Generalitat subvenciona, y constato con placer culpable que este periódico en concreto publica cada día cinco o seis infundios malintencionados y más o menos rocambolescos contra la monarquía. Ahí tienen una verdadera obsesión, que tiene visos de manía psicopatológica.

Muchos titulares son claramente ofensivos, y merecedores de una visita a los juzgados, pero la Casa Real está atada de pies y manos, pues si se le ocurriera poner una denuncia por injurias o atentado al honor lo que conseguiría sería dar publicidad al ofensor. Felipe VI no puede salir en las tertulias y en la prensa más seria como denunciante de panfletos inmundos. Pero fueron los panfletos anónimos, a los que Luis XVI y María Antonieta no prestaban atención, los que les llevaron a la guillotina.

“Cuando la prensa británica más inmunda quiso cargarse a la familia real, se tomaba la molestia de intervenir sus líneas telefónicas”

En 2007, cuando la revista El Jueves, por una portada que no se podía aguantar de tan graciosa en que mostraba a Felipe y Leticia fornicando, fue denunciada por la Fiscalía General del Estado y la publicación fue secuestrada, levantóse tremendo clamor contra semejante atentado a la “libertad de expresión”.

Así pues, a pesar del precedente francés citado, quizá sea mejor no menearlo y atenerse al dicho “ladran, luego cabalgamos”.  

Pero, ¿a qué responde esa obsesión monarquicida, y esta inventiva tan cutre, tan de mariquita mala?

Por lo menos cuando la prensa británica más inmunda y zarrapastrosa quiso cargarse a la familia real, se tomaba la molestia y el trabajo de intervenir sus líneas telefónicas, y luego reproducía en sus medios las conversaciones privadas en las que el entonces príncipe Carlos le comentaba a su amante Camila las formas peculiares que adoptaba su deseo por ella.

“El rencor de nuestros nacionalistas viene del discurso televisado del Rey el 3 de octubre de 2017”

Recordará el lector que la conversación íntima conocida como Tampongate ocurrió el 17 de diciembre de 1989, aunque se filtró a la prensa años después. Durante esta llamada telefónica, Carlos le expresó a Camila su fantasía de “vivir dentro de tus pantalones”. El Daily Mirror y la revista People difundieron esa conversación privada en 1993. Este episodio generó un escándalo que hizo correr ríos de tinta y cuestionó la idoneidad de Carlos como futuro monarca. A pesar de ello, ahí está, entrado en años y algo machacado de salud, pero en el trono.

Aquí la sinvergonzonería no ha llegado a espiar conversaciones privadas, aunque no por falta de ganas, seguramente, sino de conocimientos y talento para el mal.

El rencor de nuestros nacionalistas viene del discurso televisado del Rey el 3 de octubre de 2017, a las nueve de la noche, dos días después de la celebración del referéndum ilegal de independencia, y supuso para los demócratas catalanes un profundo alivio, después de años de silencio estatal y temple general de gaitas ante las tropelías de la Generalitat.

Aquellos seis minutos, que dejaban claro de manera meridiana que el Estado no se quedaría de brazos cruzados ante el golpe, galvanizaron a los demócratas y les decidieron a salir a la calle a reivindicar sus derechos, la Constitución, sus sentimientos de pertenencia a la comunidad nacional española.

“Ahora que ha fallecido, TV3, la televisión golpista se regodea en calificar a Vargas Llosa como ‘ultraderechista’ y ‘enemigo de Cataluña'”

En aquellas manifestaciones contra el anunciado golpe de Puigdemont fue figura señera, por cierto, el novelista Mario Vargas Llosa, desde entonces tan detestado por los golpistas como el mismo Rey. Ahora que ha fallecido, TV3, la televisión golpista, que en absoluto ha sido desratizada (valga la palabra, por no usar desnazificada) por el gabinete de Salvador Illa, se regodea en calificar al pobre difunto como “ultraderechista” y “enemigo de Cataluña”. Luego admiten, con la hipocresía típica en estos casos, que, eso sí, Vargas Llosa fue un gran novelista. En fin, es el patético resentimiento de los fracasados.

No sostengo que haya que llevar ante el juez a los difamadores, pero bastaría con una llamadita del señor Illa amenazando con cortarles a las mariquitas malas las subvenciones de las que viven para silenciarlas. No cuesta tanto, señor Illa. Una llamadita son dos minutos. Anímese.

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