Yo también quiero fumarme un puro con J.K. Rowling
«Una sentencia del Tribunal Supremo británico ha dictaminado que la Tierra es redonda, perdón, que la condición de mujer viene determinado por el sexo biológico»

La autora de la saga literaria 'Harry Potter', J.K. Rowling, disfrutando de una copa y un puro junto al mar. | RRSS
J.K. Rowling colgó en X una fotografía suya con ropa relajada, en lo que parecía ser un lugar soleado y veraniego, y sosteniendo una copa mientras se fumaba un puro. La actitud era de serena pero triunfante celebración. Y no era para menos. Después de años de dedicar esfuerzos y dinero en denunciar uno de los delirios más inusitados que hemos visto en décadas, la ideología trans, una sentencia del Tribunal Supremo británico ha dictaminado que la Tierra es redonda, perdón, que la condición de mujer viene determinado por el sexo biológico. Una sentencia que hace una década habría sido ridiculizada por ser una obviedad resulta hoy, casi casi, un desafío al orden mundial. ¿Cómo llegamos a esto? ¿Qué clase de planeta necesita un tribunal para establecer hechos básicos de la realidad que conoce hasta mi perro?
La sentencia del miércoles 16 fue aclamada como una victoria del sentido común por activistas (la escritora Helen Joyce tuvo un importante papel) y políticos críticos con las cuestiones de género. El Tribunal Supremo británico declaró que las mujeres transgénero no son legalmente mujeres, y que los términos «mujer» y «sexo» en la Ley de Igualdad de 2010 se referían al sexo biológico, no al género adquirido. J. K. Rowling afirmó que protegería «los derechos de las mujeres y las niñas en todo el Reino Unido» y apoyó todas las fases del litigio, desde la acción inicial de las feministas de For Women Scotland en Edimburgo, en 2018, hasta la victoria en el Supremo. Se dice que la escritora destinó cerca de 80.000 euros a esta causa. Y fue una buena inversión, ya puede estar contenta. Se lo merece tras años de verse envuelta en polémicas feroces, de ser señalada como tránsfoba y de ser considerada como una TERF perdida. Quisieron cancelarla, quisieron desprestigiarla, pero ha ganado.
La sentencia es clara para cualquier legislación o normativa que esté basada en el sexo. No importa si el asunto se refiere a baños públicos, vestuarios para mujeres en el trabajo, a las áreas separadas por sexo de un hospital o a competiciones deportivas que separan a mujeres de hombres. Como dijo la propia Rowling, el fallo protege a «las prisioneras encerradas con violadores masculinos, las mujeres enfermas que requieren cuidados íntimos, las niñas obligadas a compartir vestuarios con hombres, las deportistas a las que se les ha negado su sueño de vida y las lesbianas atacadas por sentirse atraídas por el mismo sexo».
Es una victoria no sólo para las mujeres, sino también para el sentido común y la salud mental de la gente. No estamos hablando de simples cuestiones semánticas. Distinguir sexo y género se basa en la ciencia y la biología y afecta a campos fundamentales como los que precisan estadísticas fiables y no digamos las que se refieren a la salud femenina. Naturalmente, los derechos de los transexuales siguen protegidos porque la ley actúa «no solo contra la discriminación en virtud de las características protegidas de la reasignación de género, sino también de la discriminación directa, acoso y discriminación indirecta, en función al género adquirido».
Algunos han comenzado a echar en cara a quienes lo denunciamos que no tengamos soluciones para quienes se lo creyeron o, incluso, realizaron eso que llaman transición. Es muy parecido a los que, en Cataluña, tras el fracaso del procés, cuando tuvieron claro que ni seríamos la Dinamarca del Sur ni nos apoyaría toda Europa, a los «españolistas» nos pasaban la pelota de los creyentes decepcionados. ¿Qué haréis con los dos millones que votaron la independencia, decían? Es que, encima, reclamaban a quienes mantuvieron la cabeza firme. La clásica desfachatez de quienes alientan con frivolidad corrientes entusiastas sin base racional y luego exigen a los demás que les saquen las castañas del fuego. Ustedes la liaron, ustedes lo arreglan. Los demás nos fumaremos un puro con J.K. Rowling, que bastante nos lo han hecho pasar.