The Objective
Carlos Mayoral

Columbus, ese facha

«Borrar la cultura hispánica es pretender sacar del sustrato de cada país americano el núcleo de su desarrollo, el escalón sin el cual seguirían en la Edad de Bronce»

Opinión
Columbus, ese facha

Ilustración de Alejandra Svriz

Con esa constante capacidad para salirse de lo políticamente correcto, Donald Trump comentó días atrás en sus redes sociales que tenía la obligación, cito casi textualmente, de resucitar el Columbus Day de sus cenizas. Bajo el texto, una foto del mandatario americano acompañado del propio Cristóbal Colón, modernizado con unas Ray Ban que servían de nexo entre ambas figuras, quizá queriendo trazar un extraño paralelismo.

Como quiera que este que les escribe no aprende, me dio por leer los comentarios al referido tweet. Y lo cierto es que es difícil explicar el odio que se desprende en toda la sociedad americana por la figura de Colón, por la Hispanidad, y por todo lo que aquel 12 de octubre de 1492 representa. Ya sabemos los aquí reunidos, convenientemente leídos e informados todos, que este odio no es nuevo. La leyenda negra (de origen británico y norteamericano) ha plantado la semilla principalmente en Sudamérica, y es fácil toparse cada cierto tiempo con una estatua vandalizada o con una plaquita arrancada.

«Que América renuncie a la herencia de Colón viene a ser como si España renunciase a su base romana»

Contra todo pronóstico, por fin hay una decisión de Trump con la que estoy de acuerdo. Que América renuncia a la herencia de Colón viene a ser como si España renunciase a su base romana. ¿Es cierto que los romanos no repartieron flores entre las tribus peninsulares? Obviamente. Que pregunten a aquellos habitantes de Cauca, la actual Coca, en Segovia, a quienes pasaron a cuchillo engañados por Roma. O a los numantinos, protagonistas de tantas tragedias barrocas después de sufrir el asedio de las tropas del nieto de Escipión. Claro que no venían de paseo. Ahora bien, ¿qué herencia cultural dejaron en esto que hoy es España? Desde el derecho hasta el idioma, pasando por la religión o las calzadas. Todo aquí vive del espíritu de lo que, en algún momento, como ocurrió con Colón, sólo fue una expedición más no exenta de locura.

Extrapolándolo a América, es evidente que Colón y, detrás, el imperio español, no fueron obviamente a rodar Bambi a medida que se expandían por el continente. Pero bajo el precio de la colonización, un precio que han tenido que pagar la mayoría de las culturas cuando otra más avanzada imponía su progreso, lo cierto es que América pasó, de la noche a la mañana, de ser una cultura en muchos puntos prehistórica a plagarse de ciudades, hospitales, universidades, carreteras y otros elementos civilizatorios propios de ese faro histórico que era la Europa renacentista. Pretender borrar la cultura hispánica es pretender sacar del sustrato de cada país el núcleo de su desarrollo, el escalón sin el cual hoy seguirían anclados, metafóricamente, en poco menos que la Edad de Bronce.

Por todo esto, y por mucho que en redes le acusen de facha o algo así, celebro que Trump sea fiel a la memoria de quienes han construido parte de la identidad del continente. Ya saben aquella celebérrima escena de La vida de Brian: ¿Aparte del acueducto, el alcantarillado, las carreteras, el riego, la educación, la sanidad, el vino, los baños públicos… qué han hecho los romanos por nosotros?

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