Lo que el PP debería ofrecer a los jóvenes
«La alternativa de país que defienden debe estar basada en una serie de valores que los conviertan en la casa común de liberales, democristianos y conservadores»

Ilustración de Alejandra Svriz.
El PP ha convocado para julio su Congreso nacional, su máximo órgano de deliberación interna. Aunque estos cónclaves suelen tener como propósito elegir un nuevo liderazgo, esta vez Feijóo ha dejado claro que pretende que este sirva para poner al principal partido de la oposición en «modo futuro 100%» y activar el contador del cambio político en España con un equipo reforzado y un proyecto ilusionante.
Para ello, los populares elaborarán una ponencia política, una guía general en la que definirán su alternativa de país. Con ella pretenden transformar la indignación ciudadana en esperanza de futuro, en especial la de una juventud que, en palabras del líder popular, estamos pagando la incompetencia del Gobierno con nuestras aspiraciones frustradas. Razón no le falta. Se pone Feijóo como objetivo recuperar la confianza de los jóvenes para que «podamos y queramos comernos el mundo». Pero, cabe plantearse, ¿puede el PP realmente ofrecernos futuro a los jóvenes?
A continuación detallo una serie de propuestas que creo que el PP debería abordar si quiere que su compromiso con la juventud y el reto generacional sea creíble:
1. Pensiones
El actual sistema de pensiones es una ruina para las nuevas generaciones. El gasto en esta partida se está disparando de forma insostenible desde la última reforma efectuada por el Gobierno socialista, obligando a financiar las pensiones con deuda, impuestos y cotizaciones más altas a costa del trabajador. Además, mientras las pensiones han aumentado de forma constante, no lo han hecho en la misma medida los salarios que las sostienen, especialmente los de los más jóvenes, y como consecuencia se ha creado una verdadera brecha generacional.
Por tanto, si el PP quiere ser creíble en su oferta de futuro para los jóvenes, debe ser capaz de hablar a todos sus votantes como adultos y decir que esta hoja de ruta es insostenible. Lo mínimo sería comprometerse a revertir la dañina «reforma Escrivá», aunque hará falta mucha más ambición si realmente se quiere solucionar el problema de fondo.
2. Vivienda
El hogar es el cimiento sobre el que una persona empieza a construir su proyecto de vida y la realidad es que los jóvenes no podemos permitirnos siquiera alquilar por nosotros mismos un piso, mucho menos comprarlo. El problema de la vivienda en España es de oferta y demanda, se construyen muchas menos viviendas que hogares se crean, y al menos en este análisis ha acertado el Partido Popular. Sin embargo, no basta con prometer algunas rebajas de impuestos inefectivas, ni siquiera será suficiente una reforma del marco legal de la Ley del Suelo.
Debe apostarse por la construcción en altura, por una planificación urbana estratégica, de calidad y con visión de conjunto, y por la inversión en infraestructuras de transporte que permitan conectar las grandes ciudades con urbes medianas y a su vez estas con el mundo rural. Pero, además, en este asunto el PP también se juega gran parte de su credibilidad porque desde los gobiernos autonómicos y municipales que gobiernan podrían impulsar ya este cambio de paradigma respecto al actual modelo limitante y limitado.
3. Educación, formación y empleo
La educación es uno de los mayores motores de cambio en la economía, el mercado laboral y el tejido productivo de un país. Por eso, aunque a la izquierda le moleste, hay que orientar la Universidad hacia el mercado laboral y apostar por una formación puntera. También han de revisarse muchos grados y analizar si realmente es útil tener a tantos jóvenes estudiando durante cuatro años una carrera que muchas veces no les ayudará a su inserción profesional, promocionando como alternativa la FP dual.
Por otra parte, deben efectuarse reformas en la legislación laboral, adoptando medidas que permitan mejorar la productividad, facilitando el crecimiento en tamaño de las empresas y flexibilizando el mercado de trabajo. En este sentido, muchas veces los jóvenes somos los más perjudicados por un sistema que protege a los insiders (personas que llevan muchos años trabajando) y perjudica a los outsiders (nosotros, los jóvenes). Una propuesta que aborda este problema y que el PP podría defender es la del sistema de «mochila austríaca».
4. Inmigración
La cuestión migratoria es uno de los problemas más acuciantes de España y de Europa en su conjunto por sus derivadas tanto sociales como económicas. Si bien no es algo que afecte tan sólo a los jóvenes, impacta directamente sobre los temas recién tratados. Es, también, el principal motor de la derecha populista que en muchos países del continente está devorando a los partidos tradicionales. Una inmigración masiva, incluso si no es ilegal, necesariamente va a producir problemas de integración cuando no de choque cultural.
Durante muchos años se ha justificado la atracción de inmigrantes como solución al invierno demográfico, y podría serlo en parte, pero no hasta el punto de que en algunos barrios los españoles sean ya minoría. Estudios recientes en algunos países europeos demuestran, además, que no son tantos los beneficios económicos de la inmigración. Por eso, el PP debe promover sin miedo y con un discurso propio una inmigración controlada, socialmente asimilable y con un perfil que se ajuste a las necesidades económicas y laborales del país.
5. Familia y natalidad
Finalmente, el otro gran problema de España es su bajísima tasa de natalidad. Esto es a la par la raíz y el fruto del bucle de problemas anteriormente mencionados: una baja natalidad pone en peligro el sistema de pensiones, por lo que se promueve la llegada masiva de inmigrantes. Estos necesitan un lugar donde vivir, por lo que, ante el aumento de la demanda, el mercado de la vivienda se tensiona. El círculo se cierra cuando, como resultado de los bajos salarios y los altos precios de la vivienda, los jóvenes no podemos emanciparnos y, por tanto, empezar a pensar en formar una familia. La familia no es sino el culmen del proyecto vital de casi todas las personas, es la unidad básica de la sociedad que nos protege y nos da seguridad. Pero es que además un país sin hijos es un país sin futuro. Es por todo esto que la mejor decisión que puede tomar el PP en defensa de la juventud es poner a las familias en el centro de su discurso y su acción política, defendiendo propuestas valientes en favor de la natalidad y la conciliación.
Finalmente, aunque he tratado de resumir aquí los que creo que son los puntos más importantes que el PP debe tratar con ambición si quiere que su proyecto sea creíble para los jóvenes, es importante mencionar que los populares no deben limitarse a hacer una serie de propuestas programáticas. Su ponencia política debe ser un fiel reflejo de la alternativa de país que defienden y debe estar fundamentada en una serie de valores esenciales y raíces filosóficas que vuelvan a convertirlos, como pretenden, en la casa común de liberales, democristianos y conservadores. Solo con una mezcla de fuerte convicción en las ideas propias y de ambición por construir una España mejor será el PP capaz de transformar la indignación en ilusión. Y, por supuesto, será imprescindible que pasen de las palabras a los hechos, empezando por implementar esta alternativa en aquellos sitios donde ya gobiernan y demostrando que tienen a los perfiles más preparados para ponerla en marcha en cuanto lleguen al Gobierno de la nación.