The Objective
Esther Jaén

Los wasaps los carga el diablo… y Ábalos

«Los mensajes tal vez no ponen al descubierto acción punible alguna, pero sí clarifican unas pautas de conducta política del presidente y de su ex mano derecha»

Opinión
Los wasaps los carga el diablo… y Ábalos

José Luis Ábalos. | Ilustración de Alejandra Svriz

Tras la publicación del intercambio de wasaps entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el exministro y ex secretario general del PSOE, José Luis Ábalos, además de las del propio Ábalos con otros miembros del Ejecutivo, se ha abierto un falso debate, propiciado por el Gobierno, sobre la violación y la vulneración de la intimidad, seguramente por tratar de tapar la luna con el dedo, de forma ridícula e inútil.

Por si han conseguido sembrar la duda en algún alma cándida, filtración como la del wasap de «te echo de menos» que le dedica Sánchez a su amigo Ábalos fue la publicación del famoso SMS «Luis, sé fuerte», que Mariano Rajoy le dedicaba a un Luis Bárcenas (el tesorero maldito o el maldito tesorero, como gusten…) acorralado por el caso Gürtel. Tan filtración es una como fue la otra. Y los que entonces se regocijaban con aquel contenido son los que hoy se sientan en el Gobierno y dicen estar escandalizados y planteándose la posibilidad de llevar tamaña filtración ante la Justicia.

Para aquellos que dudan de la relevancia penal que puedan tener estas conversaciones, habrá que decirles que, tal vez no ponen al descubierto acción punible alguna, pero sí clarifican unas pautas de conducta política del presidente del Gobierno y de su secretario general, que tienen su interés.

Seguramente, las conversaciones entre Felipe González y Alfonso Guerra, o las de José María Aznar y Francisco Álvarez Cascos fueran de alto voltaje, cuando se trataba de «fusilar políticamente» a algún compañero de partido. Ya dijo el ex primer ministro italiano, Giulio Andreotti, que «Hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y… compañeros de partido». Una cita que muchos políticos de ésta y otras generaciones han captado a la perfección. Incluso el exministro de Defensa, José Bono, le añadió de su cosecha ante un micrófono indiscreto, en plena intervención televisiva «¡y los del partido propio, que son unos hijos de puta!». Ahí queda eso…

Seguramente, de haberse comunicado por wasap, muchos de ellos hubieran tenido que optar por tragarse sus palabras o entonar el «trágame tierra». Pero entonces no existía el wasap, con lo que no quedaba constancia escrita de sus chanzas, conspiraciones e incluso condenas (políticas, se entiende) a sus compañeros de partido y Gobierno.

“Esos intercambios de wasaps tienen interés político. Beneficie a quien beneficie o perjudique a quien perjudique”

No cabe duda que esos intercambios de wasaps que estamos conociendo (y -¡aviso a navegantes!- que vamos a seguir conociendo en los próximos días) tienen interés político y de ahí que su publicación, diga lo que diga Sánchez y el coro de viudas de Benarés en que parece haberse convertido el núcleo duro del presidente del Gobierno, es la esencia del periodismo. Puro y duro. Beneficie a quien beneficie o perjudique a quien perjudique.

Con ello, no pretendo ocultar el hecho de que toda filtración es interesada. Y que todo periodista es consciente que el filtrador acostumbra a ser el principal interesado en que se conozca. Pero los motivos del filtrador son harina de otro costal.

Corresponde al periodista informar y poner luz sobre determinados hechos y prácticas que son del interés general, pero nunca tratar de censurar, con estos argumentos que se están despachando en la actualidad, a un colega de profesión. Somos periodistas, ni policías ni comisarios.

Con respecto al filtrador interesado, en este caso, todos los caminos conducen hacia José Luis Ábalos, puesto que, tras la lectura de los mismos, podemos sacar varias conclusiones que no son especialmente perjudiciales para sus intereses.

“Muy probablemente, Sánchez si no sabía todo lo que se le venía encima, se lo temía”

Lo que es una evidencia es que ese «cariño» vía wasap que Sánchez lanza a su ya exministro y ex mano derecha en el partido, se produce poco después de que THE OBJECTIVE sacara a la luz las prácticas de Ábalos en un Parador Nacional. Aquella primera información de la periodista Ketty Garat, apenas fue la punta del iceberg de lo que vendría después. Y, muy probablemente, Sánchez si no sabía todo lo que se le venía encima, se lo temía. De ahí que, pese a haberlo sacado del Gobierno y partido a cajas destempladas, Sánchez se marcase un «Luis, sé fuerte» con el que ha sido custodio y depositario de sus secretos, afinidades, hostilidades y prácticas dentro del PSOE. Y con el que, como poco, tanto wasap se había cruzado…

Hay quienes están convencidos de que Ábalos persigue presentar una prueba de que Sánchez no le echó porque estuviese indignado con sus prácticas o manejos… Pero a estas alturas quién sabe cuáles son los intereses de Ábalos y si realmente cree que puede con estas publicaciones mejorar su denostada imagen. La prudencia aconseja no dar nada por sentado ni descartar cualquier otro motivo oculto del exministro, si es que ha puesto en circulación esta mercancía. No descarten, incluso, que esté buscando una vía procedimental para lograr la nulidad del caso Ábalos o parte del mismo. Cosas veredes…

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