The Objective
Carlos Padilla

Feijóo, la última oportunidad

«Lo fácil será echarle la culpa a la gente, pensar que somos apesebrados. Lo difícil es ilusionar. Que no solo te voten como el mal menor»

Opinión
Feijóo, la última oportunidad

Ilustración de Alejandra Svriz.

Lo fácil desde Génova 13 será echarle la culpa a la gente. Decir que la anomia del ciudadano medio hace que este no responda con contundencia frente a las crisis y escándalos que golpean el país. Que no demande que le traten como a un adulto que paga impuestos y cumple con la ley. Lo sencillo, y no digo que no haya parte de razón, es saber que la gente con su cervecita del viernes, su partido de fútbol y sus vacaciones de una semana en Torremolinos, viven razonablemente bien. Gira, il mondo gira.

Y sin embargo, una oposición no puede contentarse con lo fácil. Con él «es que los españoles somos así». La excepción ibérica, o sea acudir a los tópicos de la siesta, el terraceo y vivir la vida. Si han pasado tres semanas desde el mayor apagón de la historia de España y no ha habido respuestas por parte del Gobierno, ni siquiera una mínima disculpa por las molestias causadas, ¿dónde está el PP para recordarlo permanentemente? ¿Quién habla en nombre de los populares para responder y para exigir?

A la suma de escándalos que rodean al entorno del presidente, al propio PSOE, y hasta el fiscal general del Estado; a la inédita presión sobre los medios de comunicación críticos y el poder judicial, se le ha ido sumando una creciente percepción de inseguridad. La incerteza de pillar un tren y que no te deje tirado en mitad de la nada, con poca agua y menos comida. La duda, aún no resuelta, de que otro apagón —ese bulo de los negacionistas— pueda volver a ocurrir. La percepción del país que se desgasta, poco a poco. Donde la grieta en la carretera provincial, pasado un mes, sigue estando, pero ahora con un cono que alerta de su presencia.

Y con todo, el PSOE se mantiene. De manera revolucionaria, estaríamos ante el primer partido de la historia democrática al que le vienen bien las crisis. Caso Koldo, aguantan. Crisis energética, aguantan. Choques entre sus socios, una oportunidad de mejora. Resiste el PSOE, aunque Sumar está en caída libre. Y resulta llamativo que, con tal cantidad de problemas a su alrededor, con una legislatura en vía muerta, el PP de Feijóo no sea capaz de motivar a mayor número de españoles. Es entonces cuando corre la pregunta, susurrada entre las filas del centroderecha patrio: ¿llegará Feijóo a ser presidente del Gobierno?

El líder gallego ha tocado el cornetín para que los suyos acudan a Madrid en peregrinación. Congreso nacional adelantado, renovación de caras y mismo líder. Un líder que sabe, cuando Sánchez estime oportuno o al terminar la legislatura, que solo tiene una oportunidad más. No podría aguantar el PP otro final de campaña errado, otra vez la Moncloa escapándose por unos pocos escaños. Y tiene tarea por delante, mostrarse con autoridad y hablarle con claridad, no solo a los suyos, a todo aquel que quiera escuchar. No basta con «querer desmontar el sanchismo», ya se vio. Tendrá que armar una propuesta atractiva, de futuro. Una idea de qué España quiere el PP.

Se trata de convencer y saber cómo rentabilizar los escándalos del adversario a tu favor. Y suele cundir la sensación de que cada vez que el gobierno anda con el agua al cuello, llega la oposición en su rescate. Con la crítica de brocha gorda, con el patinazo, con el meme en sus redes.

Y habrá hueco para aclarar: relación con Vox, PNV, Junts; el adiós (o no) de Carlos Mazón; y más, la fiscalidad, la baja natalidad, la inmigración, el feminismo, la memoria histórica, la vivienda, la reforma laboral… Lo fácil si no ganan será echarle la culpa a la gente, pensar que somos apesebrados y comodones. Lo difícil es ilusionar. Buscar que no solo te voten como el mal menor, que lo hagan convencidos. Sánchez está acostumbrado a la supervivencia, Feijóo lo creyó cadavérico en 2023. Supongo que habrá tomado nota.

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