The Objective
Pilar Cernuda

Sánchez, protagonista de un folletín

«Feijóo debe esforzarse en dar una vuelta a su partido en el próximo congreso y explicar bien su proyecto. Ganar a alguien sin principios es misión casi imposible»

Opinión
Sánchez, protagonista de un folletín

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Ilustración de Alejandra Svriz

Folletín: historia o novela que se publicaba por entregas, durante meses o semanas, en periódicos y revistas. Todavía circula alguno por ahí. Sánchez podría ser fácilmente protagonista de uno de ellos.

Capítulo 1. Comienza el día que Pedro Sánchez se convierte en el primer presidente que accede al cargo a través de una moción de censura acusando a Mariano Rajoy y a su Gobierno de corrupción. Lo que hay que ver…

Con alguna peripecia que otra, nuestro hombre logra seguir siendo presidente también en la siguiente legislatura, y cuando llegan las elecciones de julio de 2023, se convierte en el primer presidente que no ganó las elecciones, así como primer presidente de un Gobierno de coalición. Para ello llegó a acuerdos con varios partidos. Desde entonces, incluso desde un tiempo antes, para seguir en Moncloa se despojó de sus principios, engañó a quienes pensaban que era un hombre de palabra y pactó todo lo pactable. Con Podemos -aunque decía que nunca jamás-,  con Bildu-aunque decía que nunca jamás-, con los independentistas -aunque decía que nunca jamás- y con cuanto bicho viviente hiciera falta para cumplir su objetivo: en Moncloa hasta la muerte.

Capítulo 2. Con una coalición inestable y escasos escaños para sentirse seguro, prepara el asalto a las instituciones.  Todas, aunque le falla la estrategia necesaria para hacerse con el Consejo General del Poder Judicial. Debe ser la única vez que la Comisión Europea echó un cable a España. Con un comisario intermediando entre Félix Bolaños y Esteban González Pons, la institución que se encarga de administrar el buen hacer de la Justicia y se salvó de caer en las garras del sanchismo. El resto es tierra conquistada. Con más influencia, unas instituciones que otras -no hace falta dar pistas, todo el mundo sabe quiénes son los más proclives a seguir las instrucciones de Moncloa-  los organismos del Estado se han convertido en tierra conquistada y Sánchez duerme tranquilo en Moncloa.

Capítulo 3.  Ay, la corrupción. Aquel que se convirtió en presidente acusando al PP de corrupción, se ha convertido en el presidente de un equipo escandalosamente corrupto. Como le gusta ser el primero en todo, es el primer presidente con su mujer imputada, su hermano imputado, su Fiscal General del Estado imputado, su ex hombre de confianza en el partido y en el Gobierno y una decena de cargos o de asesores de cargos, imputados. Nadie puede presentar mejor hoja de servicios para recibir la medalla correspondiente. Imputaciones además muy entretenidas para un folletín, porque hay amantes colocadas en entidades públicas, amantes despechadas y mayordomos infieles que largan todo lo que saben y más, comisionistas de obra pública, presiones a medios de comunicación, descalificaciones profesionales y personales a jueces y fiscales empeñados en cumplir con su deber -lo que saca de quicio a nuestro protagonista- y alguna operación más que Sánchez y su equipo consideran bulos y mentiras de la fachosfera -el sanchismo ha incorporado vocablos nuevos a la vida pública- pero que son verdades como puños. La prueba es la cantidad de personalidades del círculo de poder sanchista que se encuentran investigados e imputados. 

«Quien es objeto de los malos deseos de Sánchez es Feijóo. Que le humilló al ganar las elecciones»

Capítulo 4. El PP. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, es el rival de Sánchez, y Sánchez no soporta que le ganara las elecciones. Como no puede soportar que Ayuso descabezara al PSOE en Madrid y probablemente también vaya a descabezar a Óscar López, amigo de la casi infancia política de Sánchez, aunque hubo algún momento en el que Sánchez le castigó con su indiferencia. Luego lo recuperó para su gabinete. Aunque le ha hecho un flaco favor al convertirlo en adversario de Ayuso, y porque la madrileña es experta en destrozar la carrera de quienes intentan desalojarla de la Puerta del Sol.

Pero quien es objeto de los malos deseos de Sánchez es Feijóo. Que le humilló al ganar las elecciones. Eso sí, le ganó con una estrategia inteligente: PP es igual a Vox. Y en ello sigue Sánchez. 

Desde Moncloa promueven que Feijóo es un blando, que no tiene carácter, no tiene equipo, es lo mismo que Vox, pretende gobernar España como si fuera Galicia, no tiene sentido de Estado, es igual que Abascal, no sabe inglés, no sabe nada de política internacional, si gobierna será con Abascal de vicepresidente… en fin, ya saben. Nuestro protagonista, Pedro Sánchez, lo dice a diario. Es más, varias veces al día. Muy seguro no debe estar cuando, como dicen en Andalucía,«Es más seguío que una gotera».

Dicho esto, Feijóo debe esforzarse en dar una vuelta a su partido en el próximo congreso. Es verdad que ganar a alguien sin principios es misión casi imposible. Ganar para gobernar, se entiende. Pero se puede. El PP es partido sólido, con proyecto. Pero hay que explicar bien ese proyecto. Además, sobra gente y falta gente. En política no caben los sentimentalismos, hay que contar con los más capaces.

(Continuará.  Seguro que continuará porque queda mucha tela por cortar.)

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