Ayuso quiere matar a Sánchez
«La máquina del fango está, durante estas semanas de manera obscena, a caballo entre el Palacio de la Moncloa y la calle Ferraz»

Ilustración de Alejandra Svriz
Uno sigue las pseudoinformativas baldosas monclovitas y la idea es clara: Ayuso quiere matar a Sánchez. Sí, por medio del capitán Bonilla, pero en el fondo no tan fondo es Isabel Díaz Ayuso. Epítome de todos los males de la nación, acaparadora de horas y horas en medios de comunicación, defensores estos de la pluralidad y diversidad de España, y centrados –algunos con malaje dirían obsesionados– con la presidenta de una comunidad autónoma. Periódicos de tirada nacional, informativos de grandes televisiones, programas de «la de todos», convertidos en delegaciones territoriales, todo sea por no fiscalizar en demasía al Ejecutivo central. Ayuso, Ayuso, Ayuso.
La idea que repitieron machacona y falsamente tres miembros del Gobierno de Sánchez –un ministro, la ministra-portavoz, y la vicepresidenta primera–, o sea, López, Alegría y Montero, es que un cargo público que cobra 70.000 euros de la Comunidad de Madrid andaba fantaseando con asesinar al presidente del Gobierno. Pilar Alegría, la portavoz del Ejecutivo, fue a más usando una vieja táctica discursiva, lo que en términos científicos se conoce como «si cuela, cuela, y si no me la pela». Advirtió Alegría durante un mitin el sábado, cuando ya la información había sido desmentida por THE OBJECTIVE, de las peligrosas declaraciones del exagente de la UCO «pagado y contratado por Ayuso» en las que amenaza con poner bombas lapa bajo el coche de Pedro Sánchez. Subyace, como verán, esa idea de que el intento (fake) de magnicidio está patrocinado por Ayuso.
La táctica fue la siguiente: el Gobierno propaga el bulo, es decir, le pasa un wasap troceado a uno de sus medios (muy) afines, cambiando el sentido de la conversación, para que este lo cuente en forma de exclusiva, se hagan eco más medios –véase RTVE– y luego tú, Gobierno, sigas dándole coba a la información mediante esa indignación fingida. No habrá, ya lo verán, manifiestos contra el golpismo mediático en esta ocasión. Los periodistas «comprometidos» no firmaran escritos donde se pida poner pie en pared frente a la máquina del fango. Porque la máquina del fango está, durante estas semanas de manera obscena, a caballo entre el Palacio de la Moncloa y la calle Ferraz.
Es desde la sede de la presidencia del Gobierno y bajo la cooperación necesaria de miembros del PSOE –ya lo contaron Ketty Garat y Teresa Gómez en enero– de donde nace esta campaña que consiste, acudamos otra vez a los términos más científicos, en embarrar el terreno de juego. Las cloacas de Ferraz. El Ejecutivo, al menos en la parte socialista, a sabiendas de que, dada la sucesión de escándalos no puede recuperar el relato –oh, preciado tesoro–, lo que intenta en esta campañita de la UCO patriótica es empatar. Aspirar al reparto de puntos, «oiga, pues tenemos movidas, Ábalos, Koldo, Leire, claro, pero es que anda que Ayuso y el PP, esos llevan la corrupción en la sangre».
«No van a pedir perdón por repetir el bulo que ellos ya sabían falso»
Basta volver sobre las pisadas del Ejecutivo, que ahora ha cumplido su séptimo cumpleaños. Revalidado el Gobierno por el canje: impunidad por votos, destrozada la credibilidad del CIS, deteriorada la relación con la Casa Real, degradada la Fiscalía General del Estado, hundida la reputación de Renfe o Red Eléctrica, colocados sus otrora ministros o compadres de gobernanza bien en la presidencia de Efe, del Consejo de Estado o del Banco de España. A ello, sumemos la campaña de intimidación a la justicia o el ataque premeditado, bien lo sabe este periódico, hacia los medios de comunicación que se consideran críticos. Ahora, al currículum se le añade un nuevo enemigo: la Guardia Civil. Y más en concreto: la Unidad Central Operativa, la UCO.
No van a pedir perdón por repetir el bulo que ellos ya sabían falso. No ha pedido aún disculpas, ni lo hará, María Jesús Montero por acusar en sede parlamentaria (marzo de 2024), a la mujer de Feijóo de haber recibido subvenciones de la Xunta de Galicia. Todo venía de una (no) noticia e InfoLibre pidió disculpas por el error. Disculpas que jamás llegarán de López, Alegría o Montero. A la cabeza de esta forma de gobernar, entendiendo el poder como mera competición, como aguante y resistencia.
Y si hace falta para ello, se intenta degradar lo que siempre ha sido el prestigioso cuerpo que perseguía las corruptelas en España: llámense Gürtel, Púnica, ERE, Lezo o Koldo. Y hay que ver Trump, qué peligro, como miente a la gente, rey del bulo, inventa realidades paralelas, y como ataca las instituciones. Trump, sí, y Ayuso, Ayuso, Ayuso.