Sánchez se compra una bicicleta
«La compra de la bicicleta no es una anécdota. Es la visualización de que el presidente pasa de España. Ya ha abandonado al país y a los españoles a su suerte»

Pedro Sánchez. | Ilustración de Alejandra Svriz
Pedro Sánchez es un autócrata —expresión fina para definir a un dictador— que siente que todo el Estado está a su servicio y disposición. Por eso, como no tiene nada que hacer, el pasado martes, en horario laboral, decidió ir a comprar una bicicleta. Para ello, movilizó a varias unidades de la policía que, con anticipación, tomaron la calle, alertando a la gente de que algo iba a pasar. Y pasó. Llegó Pedro Sánchez y se desató el habitual griterío en contra del presidente cada vez que este pisa la calle. Y eso que la gente que pasaba por allí no se percató de que para comprar una bicicleta se hizo acompañar, en horario de trabajo, por José Manuel Rodríguez Uribes, el Secretario de Estado de Deporte, y responsables de protocolo y prensa. Además del despliegue de seguridad. Toda esa comitiva cobra buenos sueldos públicos y se dedican a ir de personal de compañía de Pedro Sánchez. ¿Para qué lleva personal de protocolo para comprar una bicicleta? ¿Y personal de comunicación? Cuando lleva más de 40 días sin hablar con la prensa. ¿Qué pinta el Secretario de Estado de Deporte en la compra de su bici de verano? En el año del 50 aniversario de no se sabe qué de Franco, lo único que es cierto es que el presidente cuando va de tiendas lleva un séquito muy superior al que acompañaba a Carmen Polo, la mujer de Franco, durante la dictadura. Pedro Sánchez está ocioso y además de que él no trabaja, no deja trabajar a los demás.
La compra de la bicicleta no es una anécdota. Es la visualización de que el presidente pasa de España. Ya ha abandonado al país y a los españoles a su suerte. No tiene presupuestos, está rodeado por la corrupción, no puede aprobar nada en el Congreso, y en Europa ya se han dado cuenta que es un fiasco que empieza a ser un problema por incumplidor. Sánchez desprecia a los españoles porque no saben valorarlo.
El presidente se fue a comprar una bicicleta, en horario de trabajo, dos días antes de celebrar la importantísima cumbre de presidentes autonómicos. No le importaba, no le interesaba la reunión más importante de coordinación política entre la administración central del Estado y las administraciones autonómicas. Por eso, no la había preparado. La Cumbre era un marco hostil porque la mayoría de las Comunidades Autónomas están presididas por el Partido Popular porque los españoles no saben votar. Para no afrontar la realidad y hacer como que gobiernan algo, se llevó a 12 ministros. Todo un gasto exagerado de equipos de gente dedicados a nada para culminar un gran fracaso anunciado.
«Sánchez se fue a comprar la bicicleta a la que quizás sea la mejor tienda de Madrid. A pijo tampoco le gana nadie. La tienda se llama Escapa. Toda una metáfora sobre lo que cualquier día, dolido es su ego, hace el presidente»
Pedro Sánchez, lejos de intentar dar solución a alguno de los problemas reales de los españoles, dedica su tiempo a comprar una bicicleta. A Sánchez le da igual que, tras siete años de gobierno, el 25% de los españoles esté al borde de la pobreza y tenga la tasa de pobreza infantil más alta de la UE. A Sánchez no le altera que, con un gobierno socialista y progresista, los españoles no puedan acceder a la vivienda. Ni en propiedad, ni en alquiler. Con Pedro Sánchez no existe la vivienda social. Y él pasa. En su enajenación mental permanente, con estos datos, está convencido de que la economía va muy bien. Considera el dinero público, como los poderes públicos, bienes privativos de uso personal. Todo lo que no sea para él y los suyos ya no le importa. Vive aislado en un entorno que solo se dedica a cubrir y tapar el lodazal de corrupción que le rodea. El problema es que cada día todo le resulta peor porque la cloaca aumenta su nivel semana a semana. El ‘y tú más’ y la culpa es del Partido Popular ya no cuela.
La cumbre de presidentes autonómicos, al estar integrada mayoritariamente por presidentes del PP, que no son sumisos a Sánchez, sólo podía ser un fracaso. Para Sánchez, la mayoría de los presidentes de las Comunidades Autónomas son lo peor de España. Son esos que no le jalean y aplauden su frivolidad y encima le afean la corrupción y degeneración institucional del país.
El 70% de los representantes de la población española le exigieron que convocara elecciones generales. Le pidieron que diera la voz al pueblo. El presidente socialista de Castilla-La Mancha dijo que ver la cumbre era comprobar que España es un puzzle roto. El responsable de todo ese roto es Pedro Sánchez. El presidente que dice sin pudor que agotará la legislatura. El presidente que desprecia a la ciudadanía. El presidente que ya no hace declaraciones. Un presidente que, como no puede decir nada creíble, lleva escondido más de 40 días sin atender a la prensa.
Sus socios saben que si hubiera elecciones cambiaría el gobierno. Al PNV, Bildu, Junts, ERC, Sumar y Podemos en la dictadura de Sánchez les va bien. Son tan totalitarios y falsos demócratas como Sánchez. Usurpar la voz al pueblo no es progresista, ni democrático. Cada día que pasan sosteniendo a Sánchez la pestilencia les salpica más. No saben que Sánchez tampoco piensa en ellos. Los desprecia porque no lo apoyan incondicionalmente y porque sabe que no van a echarlo, ya que es consciente de que todos son tan falsos demócratas como él.
Sánchez se fue a comprar la bicicleta a la que quizás sea la mejor tienda de Madrid. A pijo tampoco le gana nadie. La tienda se llama Escapa. Toda una metáfora sobre lo que cualquier día, dolido es su ego, hace el presidente. Y aquí deja abandonados a sus sostenedores oliendo a cloaca.