La manifestación del domingo
«La defensa del español y la defensa de la libertad tienen que ser los ejes de todos los que queremos salvar a España de la dictadura bolivariana que nos amenaza»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Todos los que estuvimos en la Plaza de España de Madrid el domingo pasado sabemos que esa manifestación fue un rotundo éxito. Lo fue por el número de ciudadanos que allí nos concentramos, a pesar del enorme calor que tuvimos que soportar. Lo fue por el ambiente que allí se respiraba, que no sólo era de censura contra Sánchez y su banda, sino de reivindicación del orgullo de ser españoles, y ahí están las decenas de miles de banderas de España que nos acompañaron. Y lo fue porque provocó la inmediata intervención del especialista en responder falsedades que ahora tiene el PSOE, el que dicen que es el líder de los socialistas madrileños, Óscar López, señal inequívoca de que los sanchistas sintieron que los líos en que están metidos están a punto de caérseles encima.
La manifestación estaba convocada por el PP, pero yo tuve la sensación de que los auténticos convocantes eran los ciudadanos de a pie que habíamos ido allí, los que ya no podemos soportar más agresiones a nuestra libertad y a nuestra patria por parte de los bolivarianos que nos gobiernan, unidos a todos los enemigos de España. Éramos nosotros los convocantes y el PP había tenido el gran acierto de responder al deseo que miles de ciudadanos teníamos de salir a la calle para gritar eso: ¡libertad! Y así el PP hizo posible que nos reuniéramos en esa plaza, y al sentirnos juntos todos esos miles de compatriotas, todos nos alegramos y en todos nosotros creció la esperanza de que, gracias a la calle y a la lucha contra la tiranía, pronto las cosas van a cambiar radicalmente en España.
El PP y, en general, todos los españoles que no somos sanchistas o cómplices del sanchismo, tenemos que tener presente que nuestro objetivo no puede ser únicamente echar a Sánchez y a su cohorte de familiares y correligionarios.
Nosotros tenemos que ilusionar al conjunto de los españoles con un proyecto en el que quede clara nuestra apasionada defensa de España, nuestra historia, nuestra cultura y nuestra lengua, que están amenazadas de manera directa por los socios que mantienen a Sánchez en la Moncloa. Y también nuestra no menos apasionada defensa de la libertad, pisoteada por sentencias como la de la amnistía, que el tribunal más sanchista de todos quiere convertir en constitucional, cuando todos los que tenemos ojos para ver vemos que es anticonstitucional, como bien dijeron todos los socialistas antes del 23 de julio.
O por los proyectos que, sin la menor vergüenza, Bolaños y su legión de asesores están preparando para que en el acceso a la judicatura el argumento más definitivo sea la adhesión incondicional al autócrata. Y para que se instruyan sólo los casos que quiera Sánchez, pues si la instrucción pasa a la Fiscalía, ¿de quién depende la Fiscalía?, ¡pues eso!
«Lo que es un menosprecio a los hablantes de la lengua común es no utilizarla en foros en los que es la única que todos entienden»
En la defensa de España tiene que ocupar un lugar principal la de nuestra lengua. El español, que llamamos castellano, hace más que 500 años que es la lengua común de todos los españoles.
En estos días se critica a Ayuso acusándola de menospreciar las lenguas cooficiales en algunas comunidades por negarse a utilizar el pinganillo. Sin embargo, yo creo que lo que es un menosprecio a los hablantes de la lengua común es no utilizarla en foros en los que es la única que todos entienden.
Lo ha explicado nítidamente Paco Vázquez en una carta a Luis Ventoso que nos ha enviado a sus contactos. Ya está bien que en las Autonomías en las que existe cooficialidad de dos lenguas, todo esté escrito en la segunda y no en las dos, para evitar que alguien note que aquello también es España. Por no hablar de las maniobras para inventar nuevas lenguas que, a la larga, impidan a los ciudadanos de determinadas regiones entenderse con el resto de españoles.
La defensa del derecho de todos los españoles a entender todo lo que se dice y escribe en las instituciones del Estado, esto es, a que todo esté en español, empezando por los topónimos, tiene que ser uno de los ejes de la defensa de la idea de España, que, a su vez, tiene que ser, junto a la defensa de la libertad, el móvil de todos los que, como demostramos el domingo, queremos salvar a España de la dictadura bolivariana que nos amenaza.