The Objective
Joaquín Leguina

Mentir sin consecuencias

«O Pedro Sánchez acaba yéndose o los viejos socialistas acabamos políticamente con él, exigiendo que convoque elecciones o que dimita»

Opinión
Mentir sin consecuencias

Ilustración de Alejandra Svriz.

Según la Unesco, más del 60% de las publicaciones de los llamados influencers no están verificadas, es decir, que están llenas de mentiras. A este propósito el premio Nobel Joseph Stiglitz ha dicho lo siguiente en El País:

«El problema está en su capacidad de penetración social por razones añadidas en las últimas décadas como la desigualdad, que provoca desilusión, o la desindustrialización y el olvido e ignorancia hacia muchas personas afectadas por estos problemas. […] Vivimos en una distopía donde una gran cantidad de canales están dispuestos a entretenerte con una información que no es confiable y apela a las emociones. Trump ilustra este modelo a la perfección. Miente cada día y nada puede parar su avance».

Stiglitz no desdeña la idea de que muchas de las barbaridades de Trump han sido respuestas desproporcionadas al wokismo provocando enfrentamientos civiles en California, Chicago o Nueva York. Pero no es solo Trump el que miente sin medida ni clemencia. No es preciso salir de España para comprobarlo. En efecto, Pedro Sánchez comenzó su andadura presidencial haciendo todo lo contrario de lo que había prometido («yo no he mentido, solo he cambiado de opinión»).

Claro que siempre que cambia de opinión es a favor de los separatistas, ya sea la amnistía, ya se trate del dinero de todos que se deriva hacia Cataluña, ya sea sacar a la Guardia Civil de Navarra o del País Vasco, ya sea olvidarse de la tragedia de la dana en Valencia.

En 1521 Hernán Cortés quemó sus naves para que sus tropas no pudieran huir por mar. Luego dijo: «Volveremos a casa en los barcos del enemigo, o no nos merecemos volver». Según ha escrito Federico Jiménez Losantos el 11 de junio de 2025, los ministros Bolaños, Alegría, López y Puente acusaron de prevaricación al Supremo. Lo peor y más atroz fue lo del ministro de Justicia, que en una inventada típica de Sánchez dijo que entre los fiscales y un «defraudador confeso», el Gobierno estaba con los fiscales; y añadió que Hurtado actuaba «sin base probatoria».

«Sánchez sólo deja dos caminos: defender la democracia o aceptar el golpe de la mafia»

El novio de Ayuso ha sido y sigue siendo la pieza a cobrar por Sánchez, pero este señor no ha podido «confesar» nada porque no ha habido juicio, y en fase de instrucción, el juez, para procesar, debe tener indicios de una actuación delictiva, no pruebas, pues es el juicio donde se ven las pruebas.

Si Sánchez hubiera dicho del juez Hurtado lo que ha hecho decir a su banda, sólo habría quemado sus naves. Pero quema las suyas y las nuestras. Sólo nos deja dos caminos: defender la democracia o aceptar el golpe de la mafia. Europa se lo dejó claro a Conde-Pumpido.

El miércoles y el jueves saltó otra liebre: hay sospechas fundadas de que el secretario de Organización, el navarro Santos Cerdán, ha cobrado dinero a cambio de concesiones de obra pública. Si eso se confirmara, los cuatro viajeros que iban en el Peugeot en busca de votos para el conductor del coche estarían en una situación política insostenible, hasta tal punto que Pedro Sánchez no podría seguir en la Moncloa.

Sólo diré unas pocas palabras más: o Pedro Sánchez acaba yéndose o los viejos socialistas acabamos políticamente con él, exigiendo que convoque elecciones o que dimita. Y que deje que las cosas vuelvan a donde estaban: división de poderes y abandono de los separatistas.

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