The Objective
Álvaro Nieto

Los políticos no lloriquean, dimiten

«Sánchez se tiene que ir a su casa. Por inepto, si es que no se ha enterado de nada, o por cómplice, que es lo que tiene toda la pinta a tenor del informe de la UCO»

Opinión
Los políticos no lloriquean, dimiten

Ilustración de Alejandra Svriz.

Ya sabíamos que Pedro Sánchez era un genio de la interpretación artística y que carecía del más mínimo rubor, pero su comparecencia en la sede del PSOE para responder sobre el caso Cerdán ha superado todos los límites imaginables. Compungido y al borde del llanto, el presidente del Gobierno ha pedido disculpas a los ciudadanos por la corrupción generalizada y ha pretendido presentarse como una víctima de la misma.

Pero esta vez no hay excusas que valgan. Cuando la Guardia Civil ha pillado con el carrito del helado a tus dos últimos secretarios de Organización no caben los lloriqueos. Te tienes que ir a tu casa. Por inepto, si es que es verdad que no te has enterado de nada. O por cómplice, que es lo que tiene toda la pinta a tenor de lo expuesto en el informe de la UCO.

Y luego está su ridícula teoría según la cual esto es un problema del partido que en modo alguno afecta al Gobierno. Hombre, presidente, no nos tome por imbéciles: para que Cerdán y compañía se hayan podido enriquecer ha hecho falta la complicidad de no pocos servidores públicos del Ejecutivo que han tomado decisiones injustas a sabiendas para favorecer a la trama. Dicho de otro modo: esto no ha hecho más que empezar, porque ahora tendrán que ir desfilando por los juzgados todos los altos cargos que cometieron como mínimo un delito de prevaricación, desde el director general de Carreteras hasta la expresidenta de Adif.

Y dado que Sánchez esquiva sus responsabilidades políticas y sigue aferrado a la silla, ha llegado el momento de exigir su parte de culpa, que no es menor, a todos los colaboradores necesarios para que esta pesadilla continúe. En primer lugar, y si aún queda un mínimo de dignidad en el Gobierno, algunos ministros y secretarios de Estado deberían poder atreverse a dar un paso atrás. En segundo lugar, los diputados socialistas deben ser interpelados una vez más para que aprovechen la última oportunidad que les queda para desmarcarse de esta etapa tan negra. Y, finalmente, conviene poner el foco en todos los grupos parlamentarios que sostienen a Pedro Sánchez y que tienen en su mano acabar con la legislatura si quieren, simplemente apoyando una moción de censura de Alberto Núñez Feijóo.

Mención aparte merece el coro de palmeros del sanchismo. Después de años de ocultación deliberada de los escándalos, este jueves ha sido el día nacional de la caída del guindo. No es mala cosa, porque es síntoma de que estamos en el final de este calvario, pero conviene no echar las campanas al vuelo: el show desplegado en Ferraz por el presidente fue de tal calibre que es muy probable que pronto todo vuelva a la normalidad. Es decir, que la prensa del régimen se olvide de la UCO y los «pseudomedios» sigan fiscalizando en solitario al poder. Sea lo que sea, va a ser duro, así que conviene no relajarse. La democracia está en juego, poca broma con ello.

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