A todo Cerdán le llega su San Martín
«No pidan ustedes la dimisión de Sánchez, ya no. Que no nos prive a todos del espectáculo de ver a la Guardia Civil entrar en La Moncloa. A todo Cerdán le llega su San Martín»

Ilustración: Alejandra Svriz.
El PSOE, la organización mafiosa de la Rosa Nostra, otrora orgulloso partido de impostada clase obrera, se ha superado a sí mismo. No les ha bastado con llegar al Gobierno de forma inmoral y, visto lo visto, ilegítima. En los anales de la historia quedará aquella moción de censura cuyo ponente fue el señor Ábalos, don José Luis. Ese que nos hablaba de corrupción, de mentira y de limpiar las instituciones. Ese que jamás pagó por sexo ni cobró una comisión. Nos toman por imbéciles.
Una banda mafiosa que orquestó un pucherazo en la sede de Ferraz para luego irse de gira por la España profunda escoltados por un portero de puticlub, un putero, el yerno del dueño de unas saunas prostibularias y un navarro con sobrepeso que está provocando el mayor de los esperpentos al no entregar su acta de diputado. Todavía hay quien se pregunta qué ha podido salir mal.
Están descabezados, el cerco se estrecha, el terror les atenaza y empiezan a cometer errores irreparables. El pueril intento de Bolaños de hacerse con el control total del poder judicial roza lo esquizoide. Todo lo disfrazan de un nauseabundo buenismo que únicamente les compran espíritus corroídos de podredumbre hasta un fondo insondable. Esta gentuza, esta mafia, esta camorra no hace nada por nadie que no sean ellos mismos. Nunca, en ningún lugar y bajo ningún concepto. Solo gobiernan por ellos y para ellos.
“Todo esto que hacen sería impensable sin el apoyo de las furcias mediáticas que se prostituyen hasta el tuétano por las migajas de un destello de tertuliana gloria en algún lodazal televisivo o radiofónico”
Sin embargo, todo esto que hacen sería impensable sin el apoyo de otro tipo de prostitutas, mucho menos respetables que las reales. Las concubinas, las meretrices, las furcias mediáticas que se prostituyen hasta el tuétano por las migajas de un destello de tertuliana gloria en algún lodazal televisivo o radiofónico. Ese equipo de opinión sincronizada que no acude ni siquiera al mingitorio sin antes pedir permiso en Moncloa. Indignos representantes de una profesión que han conseguido vilipendiar hasta límites inéditos, viviendo arrodillados en perenne oprobio.
El bochorno protagonizado por El País y la SER ante la publicación del informe de la UCO en el que se señala a Santos Cerdán se estudiará en las escuelas de periodismo como una de las mayores indignidades intelectuales. Escuchar cómo estos acólitos del régimen tienen hilo directo con el Gobierno de España, ser testigo en directo de cómo les marcan la línea editorial a golpe de argumentario chabacano no es sino un ejemplo de ese fulanismo al que han arrastrado su profesión. La vergüenza ajena es asfixiante.
“Intentarán blindar al Número 1, al encantador de charos, al hombre enamorado, al yerno de las saunas. Pero no podrán. No podrán porque la pestilencia es tan intensa que no hay desodorante, ambientador ni perfume que la tape”
El hedor se siente ya en todos sitios. Intentarán blindar al Número 1, al encantador de charos, al hombre enamorado, al yerno de las saunas. Pero no podrán. No podrán porque la pestilencia es tan intensa que no hay desodorante, ambientador ni perfume que la tape. Ni siquiera Pedro, con esa sobreactuada aflicción de impostada plañidera puede salir de esta. La salida más digna que le queda es subirse al Falcon y huir. Podría también escapar oculto en el maletero de un coche, como otros insignes delincuentes, pero se trata de una solución menos original, no acorde al aura beatífica de Pedro.
No solo es culpa suya. Hay otros actores a los que se mira de soslayo. Cómplices necesarios de todo esto, por acción o por omisión. Esos que venían a regenerar España y acusaban a los partidos tradicionales de ser casta. Esos que montaron un 15-M porque había que cambiar el país, porque “no había pan para tanto chorizo”. Esos que montaron una moción de censura contra Rajoy pero hoy sostienen al gobierno más corrupto de la historia democrática. Ellos son, por tanto, los máximos responsables de no poner fin a esta ignominia institucional y llevar a los españoles a las urnas. No se engañen, son la misma cosa, son la unidad en la calaña. Son la marca blanca, una franquicia, el Hacendado del PSOE.
Estamos pasando por los momentos más oscuros de nuestra democracia. El fin está cerca, pero no piensen ustedes que será fácil. Los animales heridos y arrinconados son peligrosos, extremadamente peligrosos. Morirá matando, pero morirá. Y será recordado como el peor presidente de la historia, algo que la infinita vanidad de Su Sanchidad encontrará, sin duda, insoportable. No pidan ustedes su dimisión, ya no. Que aguante, que no nos prive a todos del grandioso espectáculo de ver a la Guardia Civil entrar en el Palacio de La Moncloa. Esto ya no se soluciona con una dimisión, solo se soluciona con prisión. A todo Cerdán le llega su San Martín.