The Objective
Pilar Cernuda

En las peores manos

«Hace tiempo que infinidad de españoles tienen calado a Pedro Sánchez, pero ni en sus peores pesadillas pudieron pensar que la cosa llegaría a tanto»

Opinión
En las peores manos

Ilustración de Alejandra Svriz.

Saca pecho, insulta a diestro y siniestro, se hace la víctima y pone cara de que en su vida ha roto un plato. Pero Pedro Sánchez ha roto muchísimos platos y lo sabe toda España, aunque los incondicionales se niegan a verlo.

Ha destrozado su partido, el desprestigio alcanza a los miembros de su gobierno y a quienes presiden algunas de las instituciones; ha dañado gravemente la imagen de su familia y ha puesto bajo las patas de los caballos a los amigos que eran honrados, que los hay. Aunque los más cercanos, aquellos a los que dio más poder, han salido rana: se metieron a fondo en las aguas movedizas, y pestilentes, de la corrupción.

Hace tiempo que infinidad de españoles tienen calado a Pedro Sánchez, pero ni en sus peores pesadillas pudieron pensar –pudimos pensar– que la cosa llegaría a tanto, que se iban a superar todos los límites de la decencia, y que personas de su círculo iban a caer en la tentación de utilizar sus influyentes despachos para hacerse de oro. 

La forma en que han actuado los que ya consideramos delincuentes, aunque la última palabra la pronunciarán los jueces, provoca vergüenza, además de ira. No nos merecemos un gobierno así, un presidente que hoy encuentra hueco en algunos de los más importantes periódicos europeos. Aunque no en lugar de honor. Nunca un gobernante español se ha visto tan mal tratado en los periódicos que leen habitualmente los europeos con poder. 

Sin embargo todo esto le trae al fresco a Pedro Sánchez. Mantiene su figura habitual, impertérrito ante lo que se publica sobre él, sobre su partido y sobre sus más estrechos colaboradores. Sigue mirando por encima del hombro a quienes lo critican y continúa presumiendo de ser el gran defensor de la democracia, el que salva a España de la ultraderecha. 

«Quien es capaz de hacer trampa con dos papeletas en una urna, es capaz de meter todas las que hagan falta para ganar unas elecciones»

Pedro Sánchez no está acertando en su defensa con esa idea de que no convoca elecciones para proteger a los españoles de un gobierno de ultraderecha. Primero: ¿significa que no aceptaría un resultado electoral que no diera el triunfo a la izquierda? Segundo: ¿está tan seguro de perder si hay elecciones, que por eso alerta sobre sus nefastas consecuencias? Tercero: ¿qué es eso de que Feijóo es ultraderecha o gobernaría con la ultraderecha? El hecho de que él, Sánchez se haya visto obligado a pactar con partidos que consideraba indeseables, no significa que Feijóo no tenga más remedio que hacer lo mismo pero en sentido contrario.

Como Sánchez y el sanchismo continúen en la senda del mal, la del trasiego de discos duros y pen drives que está provocando escándalos jamás vividos en la política española, Feijóo podría encontrar libre de obstáculos el camino para ganar unas elecciones con la mayoría suficiente para gobernar sin coaliciones de ningún tipo. Gracias entre otras cosas al rechazo que hay al gobierno supuestamente progresista y supuestamente democrático.

No se ha hecho hincapié en las dos famosas papeletas que mencionaba Santos Cerdán en su conversación con Koldo, episodio que se vivió en las primarias del PSOE en el 2014. Dos papeletas no son nada, Sánchez recordó los miles de votos que sacó de ventaja en esas primarias que ganó entre otros a Eduardo Madina. Pero quien es capaz de hacer trampa con dos papeletas en una urna, es capaz de meter todas las que hagan falta para ganar unas elecciones. El pecado está la trampa, no en el número de papeletas.

Desde hace meses un puñado de periodistas estamos pegando duro a Sánchez, y algunos nos hemos sentido incómodos por ello: cuesta descalificar nada menos que al presidente del Gobierno. Es algo así como descalificar a España, que democráticamente le ha elegido a través de los votos de su partido más los de sus socios. Es un presidente legítimo. El propio Feijóo lo ha dicho más de una vez, tenemos un gobierno legítimo pero con comportamientos que no lo son tanto. 

«Pedro Sánchez Pérez-Castejón no cumplió con su responsabilidad de gobernar pensando en España y los españoles»

Ahora, visto lo ocurrido las últimas semanas, las grabaciones que recogen las 500 páginas del informe de la UCO, escuchar las conversaciones que evidencian el trasiego de comisiones que demuestran que personas de máxima relevancia se tomaban sus responsabilidades políticas como un negocio, y a ello se suman comentarios soeces e impresentables sobre sus mujeres acompañantes, se acaban los complejos: Pedro Sánchez merece todos los comentarios hirientes sobre su gobierno, sobre las fechorías de algunos de sus más importantes colaboradores, aquellos en los que más confiaba y concedió máximos poderes en el partido y en el gobierno.

Pedro Sánchez Pérez-Castejón no cumplió con su responsabilidad de gobernar pensando en España y los españoles y respetando milimétricamente lo que dicen las leyes y la Constitución. Pero además no cumplió con su deber de vigilante. Y ese incumplimiento es delito. Como lo es meter papeletas de más en una urna. Aunque solo sean dos.

No puede España estar en peores manos.

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