The Objective
Marcos de Quinto

El miedo del portero ante el penalti

«Presumo que Génova 13 tiene un grave problema de base: quiere liderar la oposición sin hacer una verdadera oposición. Y eso es muy complicado»

Opinión
El miedo del portero ante el penalti

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.

Nunca ha habido tantas y tan poderosas razones para acometer una moción de censura como ahora. Sin embargo, la iniciativa está bloqueada porque Vox, que quisiera hacerla, no puede (porque no cuenta con los suficientes diputados para proponerla) y el PP, que sí podría, no quiere, lo cual justifica con algunos mantras que merecerían un poco de análisis.

Primer mantra: No es el momento

Y cabe preguntarse ¿cuándo -en opinión del PP- «sería el momento»? Probablemente, esperan a que ya no sea necesaria la moción porque la UCO y los jueces se les hayan adelantado y Feijóo pueda llegar en volandas, sin despeinarse, a La Moncloa. O cuando dentro de dos años Sánchez convoque elecciones, haciéndola ya innecesaria. Lo cierto es que, entre otras cosas, una moción de censura congela la labor del Congreso, deteniendo la tramitación de la infame ley Bolaños contra el poder judicial, lo cual ya es un buen motivo.

Segundo mantra: No contamos con los votos suficientes para ganarla

Yo creo que una moción de censura, aquí y ahora, se gane o se pierda, es ante todo una obligación moral que todo partido que se digne autodenominarse «oposición» tiene con la ciudadanía. El cálculo político, el cálculo electoralista, debiera dejarse a un lado en estos críticos momentos en beneficio de los principios y de la nación. Además, un líder con seguridad en sí mismo, si no tiene de antemano los votos necesarios para ganarla, debiera al menos arriesgarse y confiar en su capacidad persuasiva para mover la voluntad de otros diputados en el transcurso de la misma, máxime cuando el programa propuesto es la convocatoria inmediata de elecciones generales. Es decir, ese líder no buscaría el voto para sí, sino para devolver la voz a la ciudadanía. Rechazar la propuesta de devolver la voz a los españoles, dejaría en muy mal lugar no solo a los socios de Sánchez sino hasta a sus propios diputados.

Tercer mantra: Una moción de censura es dar un balón de oxígeno a Sánchez

Esta frase, tan compartida entre los que encubren el tancredismo de Génova 13, se queda en eso, en solo una frase. Cuando uno solicita que le expliquen con un poco de detalle el porqué, no te lo saben razonar. La verdad es que es una absoluta majadería. Si Sánchez pensara que una moción de censura le fuera a reforzar, prestaría de inmediato a Vox los dos diputados que esta formación precisa para registrarla. Una moción de censura se puede perder en la votación, pero se puede perfectamente ganar en el debate, conquistando la conciencia de la sociedad. Eso sí, solo si el que la presenta hace bien su trabajo y aplasta con argumentos al cleptócrata que nos gobierna. Descontar por anticipado que no solo se va a perder en la votación, sino también en el debate, dice muy poco de la confianza que la actual dirección del primer partido de la oposición deposita en las habilidades parlamentarias de su líder. Si esa duda es cierta, yo creo que el PP tiene muy buenos sustitutos (Miguel Tellado o Cayetana Álvarez de Toledo, por poner solo un par de ejemplos) los cuales, estoy convencido, se comerían con patatas a Sánchez. Además, el insurgente (el PP) no tendría limitación de tiempo, una ventaja de la que hoy por hoy no dispone en las comparecencias.

Cuarto mantra: La moción reforzaría la reagrupación de los socios de Sánchez en torno a él

Otra memez. Recientemente, Sánchez ha pulsado a sus socios sobre cómo verían una posible moción de confianza y estos le han mandado a paseo, puesto que no es su intención quedar retratados para la historia como cómplices de la corrupción de la banda del Peugeot. Este dato es muy importante, porque una moción de censura les obligaría a definirse. Y aunque dicha moción se perdiera, el voto salvavidas y cómplice de cada uno de ellos quedaría grabado en la conciencia colectiva y podría volverse contra ellos (como «fantasma de las Navidades pasadas») en las próximas elecciones generales. Es por ello previsible que los discursos de sus socios no fueran tanto de «refuerzo» al cleptócrata, sino de crítica a sus fechorías, independientemente de que acabaran apoyándole finalmente en la votación, justificándolo con eso de «con tal de que la derecha no gobierne». Pero los españoles no son tontos y lo verían muy claro.

Resumiendo, presumo que Génova 13 tiene un grave problema de base: quiere liderar la oposición sin hacer una verdadera oposición. Y eso es muy complicado.

Empiezo a creer que lo que está verdaderamente detrás de este rechazo del PP a presentar una moción de censura es el terror a la información que Pedro Sánchez pudiera tener sobre el PP (incluida la del USB del empresario Dolset que la fontanera Leire Díez entregó en Ferraz) y que esta «munición» pudiera ser lanzada por Sánchez a la cara de Feijóo en el transcurso de la moción, haciendo de esta un reality del «y tú más».

Feijóo ya se equivocó en la última campaña de las generales, cuando renunció a presentarse al segundo debate televisado. Esta vez la sociedad civil le ha hecho una oferta para desbloquear una anhelada moción de censura, oferta que ha ignorado. Consistía en que prestara 18 diputados (junto a otros 18 de Vox) para que La Plataforma por la España Constitucional, que engloba a más de 120 asociaciones civiles, coordinara una moción que lideraría un jurista retirado y de reconocido prestigio, con el único programa de convocar de inmediato elecciones.

«Comprendo que a Génova 13 le moleste que otros (la sociedad civil) tomen la iniciativa que ellos no toman y marquen el camino, pero ha sido su decisión no ponerse al frente»

Esta solución no garantiza el triunfo de la votación en la moción, pero lo hace un poco más atractiva para ser apoyada por posibles socialistas a los que les quedara un mínimo de dignidad. Porque siempre se les haría menos cuesta arriba apoyar a un reconocido jurista -que convocara elecciones de inmediato- que a los líderes de los partidos de la oposición.

No nos engañamos, las posibilidades de éxito seguirían siendo escasas, pero siempre es mejor correr riesgos y hacer todo lo que esté en nuestra mano para alcanzar esa mínima posibilidad (por descabellado que parezca), antes que cruzarse de brazos y condenar a los españoles a sufrir otros dos años más de sanchismo.

Pero al igual que no le viene bien prestar la firma de dos diputados para que Vox sea el que haga la moción de censura que ellos temen hacer, tampoco debe creer conveniente prestar los 18 diputados que la Plataforma por la España Constitucional le solicita para hacerla en nombre de ambos. Porque en cualquiera de estas circunstancias, a Feijóo la épica le quedaría ancha de sisa. Probablemente, por eso, viene lo de insistir en lo de «no es el momento» y lo del «balón de oxígeno», que utilizan como comodín sus creyentes, justificando así una indolencia que -como el perro del hortelano- le permite no hacer moción… ni facilitar que otros la hagan.

Vox manifestó su apoyo a la iniciativa de la Plataforma, la cual ha seguido hasta hoy a la espera de la respuesta de Génova 13, pero solo hemos obtenido indiferencia y silencio, algo no muy elegante.

La Gestora de la Plataforma por la España Constitucional, con esta propuesta (a día de hoy, fallida), solo ha pretendido ofrecer una solución imaginativa para que la herramienta constitucional de la moción de censura pudiera ser activada, solventando los reparos de los partidos de oposición.

Es muy relevante que la sociedad civil siempre parece haber molestado a los partidos, sobre todo cuando esta no se ha dejado pastorear por ellos y convertirse en otra especie de «nuevas generaciones».

Comprendo que a Génova 13 le moleste que otros (la sociedad civil) tomen la iniciativa que ellos no toman y marquen el camino, pero ha sido su decisión no ponerse al frente de una sociedad que clama por recuperar el control de su país y a la que no le gusta que la dirijan desde la retaguardia.

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