The Objective
Gabriel Tortella

MAGA y MIGA en Oriente Medio

«Trump es atrabiliario, ignorante, incongruente y presuntuoso; por lo tanto, muy peligroso como líder del mundo democrático»

Opinión
MAGA y MIGA en Oriente Medio

Ilustración: Alejandra Svriz.

Sería un chiste malo decir que la ofensiva de Estados Unidos contra los laboratorios nucleares iraníes ha caído como una bomba. Pero no sería una mentira, aunque sí, quizá, una inexactitud, porque fue un bombardeo en toda regla (catorce bombas de profundidad, más otras convencionales). No sería, desde luego, una mentira, porque ha sorprendido a propios y extraños, ya que la decisión de Donald Trump ha pillado a todo el mundo por sorpresa, salvo a un puñado de consejeros muy cercanos. 

El Congreso de Estados Unidos no fue consultado, ni siquiera informado. En mi opinión, esto tiene un claro significado, aparte del deseo de Trump de proceder sorpresivamente. Significa que el presidente ha ordenado una intervención “quirúrgica”, no ha iniciado una guerra. Los bombarderos han regresado a sus bases en el estado de Missouri, clara señal de que no se piensa contar con ellos de momento. Cierto que Trump había anunciado que estaba meditando intervenir en la guerra de Oriente Medio, y que llevaba semanas amenazando a Irán, pero se había dado dos semanas para pensárselo y se ha decidido en apenas un par de días. Evidentemente, repito, quería atacar por sorpresa.

Tratemos de aclarar un poco la siempre confusa -y hoy más que nunca- situación de Oriente Medio. En un reciente artículo en el New York Times, Thomas Friedman, uno de los mejores periodistas sobre temas internacionales, explicaba esta situación como parte de la lucha que se desarrolla en la palestra mundial entre las que él llama “fuerzas de inclusión” y “fuerzas de resistencia”. En mi opinión sería más claro llamar a las primeras “democracias” y a las segundas “autocracias”, aun sabiendo que en ambos grupos hay gradaciones y matices (“tiranía” y “dictadura” son sinónimos aproximados de “autocracia” y hay democracias poco democráticas). En todo caso, Friedman relaciona la invasión de Ucrania por Rusia en 2022 con esta lucha mundial, y también con algo aparentemente tan dispar y lejano como la agresión de Hamás a Israel en 2024.

“Trump destruyó un acuerdo pacífico creando un problema muy peligroso que termina arreglando a bombazos”

Es bien conocido que Irán y Rusia son estrechos aliados. Irán ha provisto a Rusia de gran parte de los drones que esta ha utilizado para bombardear Ucrania, y acabamos de saber que el ataque de Irán a bases americanas en Qatar se ha llevado a cabo previa consulta del gobierno de los ayatollahs con Rusia. También es sabido que Irán y Rusia apoyaron conjuntamente la dictadura siria de Assad hasta que esta se derrumbó a finales del pasado mes de diciembre. 

¿Cuál era, y es, el objetivo común de Irán y Rusia? Muy sencillo: luchar contra la democracia. Rusia atacó a Ucrania porque no quería tener en su entorno un país democrático en vías de ingresar en la Unión Europea y, a más largo plazo, en la OTAN. Irán y uno de sus brazos armados, Hamás, se oponía a la extensión de los llamados “Acuerdos de Abraham” entre Israel y varios países musulmanes, que daban lugar a la coexistencia pacífica y al establecimiento de las relaciones comerciales entre estos países en Oriente Medio, y la agresión de Hamás tuvo lugar cuando los primeros pasos de una ampliación de esos acuerdos estaban a punto de ponerse en marcha.

Aquí entra en liza MAGA (el slogan Make America Great Again, Devolvamos su Grandeza a América) y las embarulladas políticas de su inventor y protagonista, Donald Trump. Trump fue el gran patrocinador de los acuerdos de Abraham, que se firmaron en las postrimerías de su primer mandato. Fueron el gran éxito del entonces presidente saliente. Sin embargo, es muy difícil saber cómo funciona ese cerebro cobijado bajo la masa de pelo teñido de amarillo que ostenta con presunción el presidente de los Estados Unidos. Se pregunta Friedman si Trump entiende en qué bando de esta lucha mundial entre democracia y tiranía está Vladímir Putin. Y yo me hago una segunda pregunta: ¿sabe Trump en qué lado está él? Porque frecuentemente ha parecido que estaba más a gusto departiendo con el autócrata asesino ruso que con los líderes de las democracias europeas, a los que acostumbra a aleccionar severamente. Y, desde luego, se muestra mucho más amistoso con el tirano agresor Putin que con el demócrata agredido, Volodímir Zelenski.

Veamos ahora las causas de los recientes bombardeos recíprocos entre Israel e Irán. Ambos países polarizan la gran lucha mundial en Oriente Medio, el primero por la democracia, el segundo por la dictadura, aunque ambos tengan un componente apreciable de teocracia. La tensión, ya alta, entre ambos, en especial tras la agresión de Hamás, ha alcanzado un máximo cuando los espías israelíes han detectado que Irán estaba a punto de producir bombas atómicas. Rusia tiene el mayor arsenal de bombas atómicas del mundo, y, en violación de sus compromisos, ha amenazado repetidamente con emplearlas si se le castiga por su invasión de Ucrania. El arma atómica da un poder extraordinario a quien la posee, por lo que un Irán atómico, aliado con Rusia, es inaceptable para Israel. Las alarmas han saltado y la máxima prioridad para los hebreos ha pasado a ser el destruir los laboratorios nucleares persas. De ahí la lluvia de bombas israelíes sobre Teherán y otras localidades donde existen tales laboratorios, y, por supuesto, las respuestas igualmente explosivas de los iraníes sobre Tel Aviv y otros centros de población.

Pero incluso las bombas israelíes no bastaban, porque los iraníes tenían varios laboratorios en túneles profundos, y en particular uno, el de Fordow, construido bajo una montaña, que los explosivos israelíes no podían alcanzar. Sólo Estados Unidos tenía bombas muy poderosas y precisas capaces de alcanzar objetivos muchos metros bajo tierra. De ahí la petición de Netanyahu a Trump de que se empleasen tales armas como medida de emergencia ante la amenaza atómica iraní, y el presidente americano ha accedido. Se han enfrentado así MAGA contra MIGA (Make Iran Great Again) y es evidente que el primer round ha sido victorioso para MAGA. La respuesta de Irán ha sido débil, el bombardeo sin víctimas de la base de Qatar. Según están las cosas en Oriente Medio, tal bombardeo equivalía a una rendición. Trump ha podido anunciar con orgullo que MIGA ya estaba negociando un alto el fuego. Otro gran éxito de MAGA.

Y, sin embargo… Y, sin embargo, lo cierto es que este jubiloso vencedor que ha arreglado tan espinoso problema a bombazos había antes sido el verdadero causante de todo el desaguisado. Sorprendentemente, pocos parecen recordar hoy otro acuerdo en Oriente Medio patrocinado por otro presidente americano, Barak Obama, en 2015, el llamado Plan de Acción Colectivo y Comprensivo (Joint Comprehensive Plan of Action) por el que varios países liderados por Estados Unidos (Reino Unido, Francia, Alemania, con el apoyo de la Unión Europea en bloque, más Rusia y China) acordaban con el Irán de los ayatollahs que este abandonase su programa militar nuclear a cambio de un conjunto de ayudas económicas, aceptando la visita anual de inspectores internacionales para comprobar que Irán no estaba enriqueciendo uranio, que es el paso previo para la fabricación de la bomba atómica. El acuerdo entró en vigor en 2016 y durante dos años todo funcionó como estaba previsto. Pero entretanto, Trump había sucedido a Obama en la Casa Blanca y el sectarismo del republicano le movió a deshacer la labor del demócrata, tan odiado entonces como Biden lo es ahora. Trump es hombre de filias y fobias, predominando las segundas. En consecuencia, en Mayo de 2018, Trump denunció, sin justificación alguna, el Plan de Acción Comprensivo, alegando, sin ninguna evidencia, que era “horrible” y “desigual”. Ante ruptura tan infundada y ofensiva, Irán rompió con Occidente, se alió con Rusia, se radicalizó, y reemprendió su programa de enriquecimiento de uranio con objetivos militares. 

Aquí tenemos a Trump retratado. Destruye un acuerdo pacífico creando un problema muy peligroso que termina arreglando a bombazos. Es atrabiliario, ignorante, incongruente y presuntuoso; por lo tanto, muy peligroso como líder del mundo democrático. No debemos olvidarlo, pero es lo que hay, y lo que va a haber en los próximos tres años y medio. Los políticos de los países democráticos sólo pueden tratar de contemporizar y torearle. El opositor frontal sólo puede terminar hecho MIGAS. Y no es chiste. Y no estoy pensando sólo en Sánchez.

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