The Objective
Esther Jaén

¿Otra cagada autonómica para el olvido?

«Todos los modelos de financiación vienen propuestos, patrocinados e impuestos por las sucesivas fuerzas catalanas que ofrecen su apoyo al Gobierno de turno»

Opinión
¿Otra cagada autonómica para el olvido?

Ilustración de Alejandra Svriz.

Vaya por delante que no escribo guiada por la catalanofobia ni nada que se le parezca. Sería estúpido, por mi parte, puesto que catalana soy y catalana me siento, a pesar de los aspavientos y comentarios de ciertos cafres con pretensiones de conceder o retirar la condición de ciudadano de Cataluña a sus semejantes. Pero vayamos al grano, puesto que los comentarios de estos conciudadanos me tocan un pie, sinceramente.

Ahora que vuelve a la actualidad el tema de la financiación autonómica y que, por enésima vez, Cataluña dice sentirse maltratada desde el punto de vista de la financiación, lo cual, con los números en la mano, es rigurosamente cierto, como lo es –incluso peor– en el caso de la Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía o Castilla-La Mancha, no es menos cierto que ese sistema diabólico que pretenden erradicar y sustituir por una «financiación singular» es un invento «made in Catalonia», ideado por los partidos catalanes que tienen la capacidad de «influir», por decirlo suavemente, o de «imponer», si preferimos un lenguaje más rudo, pero realista.

Este sistema de financiación autonómica del que todo el mundo abomina, pero que ningún gobernante hasta ahora ha querido renovar (por ser justos, le tocaba hacerlo a Mariano Rajoy, pero el expresidente se marcó un «pasapalabra» en toda regla, sabedor de los quebraderos de cabeza que conlleva, si pretendes mantener a todo el mundo contento y dispuesto a aceptar de buen grado el nuevo modelo).

Sencillamente, la renovación pacífica de un sistema de financiación autonómica es inviable. Pero resulta incomprensible que se repitan las meteduras de pata década tras década y todo quede en el olvido, como si tal cosa.

Permítanme hacer un pequeño ejercicio de memoria. Ya en los años 90, el entonces presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, clamaba contra el sistema de financiación autonómica que proponía el entonces presidente del Gobierno y también socialista, Felipe González.

«La ‘fórmula polinómica’ con la que Pujol pretendió solucionar la financiación autonómica fue un invento del PSC»

Con el expresidente González empezaron las modificaciones… y la bronca autonómica, a cuenta de la financiación. Pero, por ser honestos, no fue el único que cedió a las presiones de sus «socios», parlamentarios, que en aquel momento era CiU, con Jordi Pujol gobernando en Cataluña. 

Lo que seguramente muy poca gente recuerda es que la idea de la «fórmula polinómica» con la que Pujol pretendió solucionar, barriendo para casa, la financiación autonómica, fue un invento del PSC… ¡Como lo oyen, de los socialistas catalanes! Resulta que el PSC llevó esa propuesta a un Congreso Federal del PSOE y no se puede decir que los corrieran a gorrazos, pero sí que el conjunto de las federaciones socialistas allí presentes le tumbaron sin pestañear la propuesta… por insolidaria y hasta esnob. Sin embargo, el president Pujol sí fue sensible a las peticiones del partido que entonces dirigía el bueno de Raimon Obiols, su partido rival, el PSC. Tanto lo fue, que hizo suyo el modelo de financiación y lo convirtió en una condición sine qua non para permitir gobernar a Felipe González, allá por 1993 y poner a su servicio sus votos en el Congreso de los Diputados. 

González y el PSOE se «tragaron» el modelo de financiación ideado por su partido hermano y rescatado por Pujol. Pero años más tarde, José María Aznar, que confesó «hablar catalán en la intimidad» se engulló también la fórmula catalana renovada. Si a González le colocaron la cesión del 15% del IRPF, a Aznar le costó el 30% el apoyo de CiU. Años más tarde y a medida que los partidos clásicos y mayoritarios han requerido del apoyo de los gobiernos catalanes (nacionalistas o independentistas catalanes, puesto que a los vascos, que ya tienen su concierto y su cuponazo… les importa una soberana higa mientras no se les perjudique) esos votos han supuesto la cesión del 50% del IRPF, la participación en una cesta de impuestos y, de haberlo exigido los catalanes, hasta la flauta de Bartolo…

Lo curioso de todo este asunto es que el lamento catalán no ha cesado desde entonces, pese a que todos esos modelos vienen propuestos, patrocinados y, si me apuran, impuestos por las sucesivas fuerzas catalanas que ofrecen su apoyo al Gobierno de turno a cambio de este tipo de «trabajitos». 

«Es insoportable que, décadas después de iniciado el lamento catalán de la financiación, sigamos escuchando los mismos lloros»

Aceptemos que el modelo perfecto no existe y que las cuentas, si se trata de que todos los territorios mejoren, nunca van a cuadrar, pero resulta ya insoportable que, décadas después de iniciado el lamento catalán de la financiación autonómica, sigamos escuchando los mismos lloros, no ya porque no tengan razón, o parte de razón, sino porque se han demostrado unos auténticos cenutrios y unos incompetentes a la hora de modificarlo de forma satisfactoria, habiendo tenido una y otra vez la sartén por el mango. Pero se han manifestado incapaces de enmendar sus errores y siguen dando la tabarra con un modelo de financiación injusta, cuando es su modelo, su «bodrio».

Ellos han diseñado los modelos que se han tragado PP y PSOE y que se dispone a tragarse, en esta ocasión, el Gobierno de Pedro Sánchez, bajo el título de «financiación singular».

¿Tenemos que creer que esta vez será la definitiva o nos van a vender otra cagada autonómica de la que empezarán a abominar en cuanto pase el primer ejercicio fiscal? ¡Qué pereza, oigan!

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