Sánchez e Illa rompen España
«Cataluña, País Vasco y Navarra, tres de las regiones más ricas de España, no van a aportar casi nada a la caja común y el resto del país tendrá menos recursos»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Si Pedro Sánchez tenía dudas de cómo pasaría a la historia de España desde hoy el resto de los españoles lo tenemos más claro. Será recordado, y estudiado en los colegios, como el presidente de un Gobierno de España que, en compañía del presidente catalán, Salvador Illa, rompió la igualdad y la solidaridad de las comunidades autónomas españolas. Sabíamos que habrá libros y libros que analizarán las altísimas cotas de corrupción que se alcanzaron bajo su presidencia. Quedará también como ese presidente felón que violó la Constitución con la ley de la Amnistía, aunque lo vista su sumiso Conde-Pumpido, y con el Código Penal con la eliminación del delito de sedición y la rebaja del de malversación. Algunos incluso le definirán como un sociópata capaz de todo con tal de seguir en el poder. Ya lo hacen muchos ahora.
Es muy difícil superar el currículo judicial de Sánchez: esposa imputada; hermano procesado; fiscal general del estado procesado; primer secretario de organización del PSOE y exministro de Transporte, procesado; y nuevo secretario de organización del PSOE imputado, y amigo de toda la vida, imputado y en prisión provisional sin fianza. No son los únicos en su Gobierno. Hay más, como la ex secretaria de Estado de Transportes y expresidenta de ADIF o un exdirector general de Carreteras. Y ruidos de tormenta se acercan por Navarra, la tierra de Koldo y de Cerdán, sin olvidar lo que se pueda concluir en Baleares o en Canarias.
La montaña de basura de la corrupción en torno a Sánchez es de tal magnitud que nadie parece recordar que desde hace tiempo ya ni puede gobernar. Dos años incumpliendo el mandato constitucional de presentar un proyecto de Presupuestos Generales. Y pronto veremos que tampoco puede este año. Sus proyectos importantes se atascan. No aprueba leyes. Le da pánico que se vote nada en el Congreso.
Vive de un relato de bulos que su aparato mediático repite en el que aparentan que mantienen una mayoría que no se atreven a poner a prueba. Intenta ahora hacernos creer, por ejemplo y limitándonos a lo último, que ha ganado una moción de confianza en el debate sobre la corrupción. Padece ya de tal impotencia democrática que incluso concede lo que sea a sus cómplices de gobierno y de legislatura con tal de que no voten contra de él. Lo tienen todos muy claro. De Sánchez a sus cómplices, todos consideran que una votación sobre la corrupción es mejor evitarla porque a todos los ensucia y lo importante es seguir mamando de la vaca estado lo que se pueda.
Todo esto, siendo gravísimo y descalificante en cualquier democracia seria, no es nada comparado con el acuerdo de ERC con Sánchez e Illa por el que el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña rompen la caja común con lo que ellos llaman financiación singular de Cataluña. Un pacto que Illa asume hipócritamente como sonriente beneficiado cuando ni siquiera es mérito suyo. Otro bulo. La verdad es que es el pago a ERC por tener al propio Illa como aparente presidente de la Generalitat. Aparente porque las grandes concesiones de competencias y financieras son solo fruto de las exigencias y chantajes de Junts y de ERC, que son los que de verdad gobiernan en Cataluña. Y también en España.
Volveremos a escuchar a María Jesús Montero, la dicharachera ministra de Hacienda, vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, esa que puso la mano en el fuego veinte veces por su amigo Cerdán, decir nuevas mentiras. La surrealista candidata socialista a la Junta de Andalucía, la que firmó actas en contra de la financiación singular de Cataluña, nos miente ahora a todos los españoles y en especial a sus potenciales votantes andaluces, al decir que es un acuerdo para todos, aunque solo los negocie Cataluña. Este acuerdo, en el que Sánchez regala una Hacienda catalana para que recaude y gestione todos los impuestos, es de tal gravedad al romper la igualdad y la solidaridad de nuestras comunidades, que nadie desde el 1-0, desde el procés, había atentado tan gravemente contra la unidad de España como lo van a hacer ahora Sánchez e Illa. Los andaluces tendrán que recordárselo.
Nos meten por la puerta de atrás, y de forma ilegal, en un extraño estado confederal, asimétrico y deforme, en el que las regiones ricas del País Vasco y Navarra, con escudo constitucional, pero con un cupo pervertido y secreto en función de las necesidades de voto de Sánchez, tendrán ahora la compañía de una Cataluña a la que se le regala un concierto económico inconstitucional e ilegal. Ninguna de las tres regiones, de las más ricas de España, van a aportar casi nada, o nada, a la caja común. Al contrario. El resto de España tendrá menos recursos y además tendrá que seguir pagando las excentricidades de unos gobiernos independentistas y que de hecho son cada vez más independientes de España.
Nunca en la historia un presidente ha regalado la soberanía nacional de su país a los mayores enemigos de la unidad de ese país. Es tal la perversión, que no solo se concede un trato singular, único y privilegiado para Cataluña, sino que además buscan prohibir cualquier resquicio de libertad fiscal para las demás comunidades autónomas. En un claro ataque dictatorial a la autonomía fiscal del resto de las comunidades, el acuerdo de Sánchez e Illa incluye la introducción de mecanismos adicionales a los actuales en la financiación del resto de comunidades con el fin único de limitar la competencia fiscal a la baja.
Los defensores de la libertad de gestión lo hacen solo para ellos e intentan maniatar a otras comunidades de cualquier bajada del impuesto autonómico, como lo que ha hecho en los últimos años Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. Solo de cínico se puede calificar el que vendan un extraño federalismo en el que se benefician y se conceden privilegios recaudadores solo a unos pocos y se rebajan los fondos y libertades de actuación del resto.
Ni en el procés se llegó tan lejos. Ahora, sin legislación penal que evite un nuevo golpe de sedición, si deciden repetir el golpe, será más difícil pararlos. De momento, y mientras se les pague, prefieren aumentar el precio de los chantajes a Sánchez y que les financiemos poco a poco ese proceso imparable de independencia. La caja común de Hacienda. Pronto la de la Seguridad Social. El siguiente paso, como ya anunciaron en los proyectos de constitución catalana independentista del procés, será la exigencia de un CGPJ propio. Una Justicia catalana independiente. No hará falta verlo por TV3, se podrá ver por RTVE, que ya son más papistas que la autonómica independentista catalana.
Sánchez e Illa están a punto de conseguir lo que no pudieron ni Puigdemont ni Junqueras con su golpe. Están rompiendo España y lo hacen, paradojas socialistas, por las costuras de la igualdad y de la solidaridad. Y encima quieren que se lo paguemos el resto de los españoles.