Poder absoluto
«La Agencia Tributaria es un órgano que actúa al margen del Estado de derecho. Acusa con total libertad en torno al grado de arbitrariedad que elija para cada caso»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Agapito García escapó de la pobreza que aún se enseñoreaba por la España de los años 60. A los 30 años, en 1970, creó una empresa. España sentía el viento a favor, gracias al cambio de modelo económico que se operó a partir de 1959, cuando se aprobó el Plan de Estabilización, y los postulados fascistas perdían influencia en el régimen. García proveía de hormigón y cemento a una España ávida. Ganó un buen dinero, creó otras empresas, y en 1989 las vendió a un grupo británico por 22,7 millones de euros.
No sé qué le rondaría en la cabeza a Agapito por entonces. Quizás que sus empresas habían alcanzado un tamaño que exigía una nueva propiedad. O que cuando se anunciaba la cincuentena podría dedicarse a sus cosas, a los afanes mil veces postergados por una vida entregada al trabajo. Lo que no pensó, eso es seguro, es que Hacienda le iba a arruinar la vida.
Hacienda le pidió 16 millones de euros. Alegaba que tenía que haber pagado un IRPF del 56% y no del 13,% como había sido la tasa efectiva. Y que había defraudado por esa vía casi 1,6 millones. A ello le sumó una multa del triple de esa cantidad. Más otro millón y medio en concepto de responsabilidad civil. Y aquello era sólo el principio. Agapito ganó todos los juicios, hasta que le condenó el Tribunal Supremo, sin considerar los hechos probados, que es el nombre del documental que cuenta su historia.
Cristóbal Montoro publicó una lista de «morosos» de Hacienda, que desde entonces se actualiza todos los años. El número uno de esa lista es Agapito. «Morosos» es una categoría ambigua. Porque la lista se refería a un ejercicio que no estaba cerrado. Y no todos los que había en esa lista tenían una condena en firme. Quizás ninguno, porque era una lista de quienes no se avenían a los criterios de Hacienda. Agapito ha luchado contra Hacienda durante un cuarto de siglo. Ha pagado ya 20 millones a Hacienda, y ésta le reclama otros 16. Está en la ruina. «La voracidad de Hacienda me ha devuelto a mis orígenes; a la pobreza», dice Agapito en el final del documental. Lo hizo con él, y lo puede hacer con cualquiera. Tiene poder absoluto.
La Agencia Tributaria ha logrado que este hombre caiga en la depresión. Aparece en una lista, siendo aún un ciudadano inocente, y los bancos dejan de prestar. Los vecinos retiran el saludo. Los amigos no cogen el teléfono. Quizás los familiares tuercen el gesto. Y los años se inundan de soledad y de temor. Un inquebrantable apego por la justicia le anima a seguir adelante. Nada de eso afecta a Hacienda. Los años son un criterio de clasificación. La lucha contra el ciudadano, una tarea administrativa. Y la justicia, un obstáculo; un reto profesional. El único aliento humano es el del ministro de Hacienda de turno y su equipo.
«No se trata de Montoro. No se trata del PP o del PSOE. Se trata de una Administración dispuesta a todo para servirse a sí misma»
Cristóbal Montoro es hoy el centro de todas las miradas. Según las revelaciones de la prensa, basadas en la investigación judicial que se ha desarrollado durante siete años, el exministro intercalaba el uso de la Hacienda Tributaria contra sus adversarios políticos (Esperanza Aguirre, Rodrigo Rato…) con regalos a los amigos (Juan Carlos Monedero), y sobre todo con un intercambio estructurado, sistemático, grandioso, de favores económicos a empresas y sectores enteros a cambio de una coima cobrada por su despacho, Equipo Económico. Por cierto, que Alberto Núñez Feijóo, que va de éxito en éxito, ha nombrado como hombre fuerte en Economía a Álvaro Nadal, el número dos de Montoro.
Pero no es a Montoro a quien tenemos que mirar. Ni a Agapito. Es al Behemoth que devora la hierba bajo nuestros pies: la Agencia Tributaria. Es un órgano que actúa al margen del Estado de derecho. Acusa con total libertad en torno al grado de arbitrariedad que elija para cada caso. Es más, esa arbitrariedad tiene un incentivo económico. Los funcionarios ganan más si logran una mayor recaudación. Como está invertida la carga de la prueba, y es el acusado quien tiene que demostrar su inocencia, y no Hacienda su culpabilidad, el ciudadano está en una situación de indefensión.
Ha impuesto el terror en España. La prueba es que tiene que ser un despacho extranjero, Amsterdam & Partners LLP, el que se ha atrevido a abrir una macrocausa contra la Agencia Tributaria. Merece la pena leer su informe Hacienda contra el pueblo, que recoge cuál es la situación de arbitrariedad e indefensión a que nos enfrentamos.
Luego no se trata de Cristóbal Montoro. No se trata del Partido Popular o del PSOE. Se trata de una Administración dispuesta a todo para servirse a sí misma, y prestarse a los intereses políticos o económicos de los gobernantes de turno.
Ahora que las encuestas muestran que PP y Vox se acercan a alcanzar una mayoría incluso para cambiar la Constitución, ¿qué hará Núñez Feijóo sobre este asunto? Con Nadal o sin él, defender al Behemoth contra los ciudadanos. No tengo ninguna duda.