The Objective
Teresa Giménez-Barbat

Pedro Sánchez como guaperas de 'Crónicas vampíricas'

«Esas marcas del pómulo a la sien que han aparecido en las mejillas del presidente son las huellas que dejan la mentira repetida, la estafa a la ciudadanía y el cinismo»

Opinión
Pedro Sánchez como guaperas de ‘Crónicas vampíricas’

Ilustración de Alejandra Svriz.

El lado adolescente de la familia se ha obsesionado con la serie Crónicas vampíricas este verano. Y los adultos nos hemos tenido que chupar varios capítulos por aquello de hacer cosas todos juntos. Y «chupar» es un término perfecto, pues es la tercera actividad favorita de los protas después de destrozar gargantas y clavar objetos afilados en vivos y en no tan vivos. Pero lo más interesante de esta serie es cuando, no sin protestas y enfados en los menores de edad, conseguimos alternarla con las noticias del telediario. No saben qué impresión causa pasar de las imágenes de los vampiros despertados tras centurias metidos en un ataúd al rostro demacrado de Pedro Sánchez en rueda de prensa. Había momentos que nos creíamos aún en la serie: ¡Niña, quita eso ya, que queremos ver las noticias! ¡Que ya son las noticias, pesada!

No me lo podía creer. Qué disonancia, qué todo. No sé si han visto la serie, pero los actores, vampiros o civiles, muertos o vivos son todos guapísimos. Tanto los protagonistas, que son aún alumnos de instituto, como amigos y familiares más adultos parecen elegidos por su belleza. La pareja Sánchez-Gómez no hubiera desentonado para nada.  En Crónicas Vampíricas se pasan el rato que no se masacran unos a otros en fiestas elegantes que les exigen, incluso, vestido largo y esmoquin. Recuerdo aquel octubre del 23 cuando, esbeltos y apuestos, presidente y presidenta caminaban de la mano en la Cumbre de Granada. Begoña Gómez «deslumbraba», en palabras del Harper’s Bazaar, con un atractivo vestido azul de firma española de campanillas. ¿Sabrían, ya entonces, que estaban rodeados de vampiros por todos lados? ¿Qué compartieron con ellos días y días de Peugeot, que los tenían en la misma mesa del Consejo de Ministros?

«El vampiro primordial era uno con cejas de forma circunfleja que dio lugar a un ejército de chupasangres»

En la serie, algunos humanos, por distintas razones, se ven obligados a dejarse morder por los Nosferatus de la zona, que les mantienen vivos hasta que dejan de interesarles. Un poco como los socios de investidura que, cuando vean que ya no pueden sacar nada más, les dejarán secos en alguna cuneta. Aunque.. ¡oh, wait! ¿Y si es al revés, que los Sánchez son los vampiros y los demás serviles trepadores que ofrecen cuello o muñeca a cambio de carguitos? Sea como sea, mi hipótesis favorita es que el vampiro primordial era uno con cejas de forma circunfleja que, a pesar de lo que pareció al principio, jamás murió, y dio lugar a un ejército de chupasangres que dejó una estela de desolación por toda la zona hispana.

Dicen que estas marcas del pómulo a la sien que han aparecido en las mejillas del presidente no son debidas al boicot de una maquilladora de Vox, sino a las señales de una intervención estética no muy habilidosa que han aflorado cuando el estrés le ha hecho perder varios kilos. Pero otros, y más tras ver la serie, opinamos que son las huellas que dejan la mentira repetida, la estafa sin escrúpulos a la ciudadanía, el cinismo y la traición en el rostro de un casi humano. Los signos del Mal, en una palabra. Y, oigan, muerto no está. Será un no-vivo, que dice la leyenda, pero sigue siendo un vivales de categoría.

Tal vez, llegue un día en el que la Justicia (secular, porque la divina nos abandonó hace años) le clave una metafórica, pero eficaz estaca y le deje fuera de juego por algún que otro milenio. Pero no se hagan ilusiones: yo me he visto varias temporadas y siempre vuelven con algún pretexto. Alguien va, desciende a la cripta, levanta la tapa y le arranca la daga del corazón. Para que no se impongan los hombres-lobo o para que no gobierne la derecha, da igual. Y luego cuesta un montón librarse de ellos.

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