The Objective
Javier Santacruz

¿Dónde colocará Telefónica la caja latinoamericana?

«Solo en 2023, la empresa registró un deterioro contable superior a los 2.000 millones de euros en América Latina»

Opinión
¿Dónde colocará Telefónica la caja latinoamericana?

Marc Murtra, presidente de Telefonica.

Telefónica ha entrado en la fase final de su proceso de desinversión en América Latina, un mercado que durante décadas fue estratégico para la compañía. Desde su entrada en la región a finales de los años 90 —culminada en 2004 con la compra de los activos de BellSouth por 4.700 millones de euros—la operadora española mantuvo una presencia destacada en casi toda Hispanoamérica. Sin embargo, en 2025 la empresa ha dado un giro de timón con la llegada de una nueva cúpula directiva liderada por Marc Murtra, con la entrada de Saudi Telecom en el capital con un 9,96 % y el desembarco de la SEPI con un 10% del accionariado.

La nueva dirección ha acelerado un plan de repliegue iniciado años atrás, optando ahora por una estrategia de venta por países en lugar de una salida en bloque. Telefónica ha delegado en JP Morgan la venta de su filial en México, que espera cerrar antes de su junta de accionistas. Ya ha vendido la operación en Argentina a Telecom Argentina por 1.189 millones de euros (pendiente de luz verde regulatoria), y ha cerrado acuerdos con Millicom para desprenderse de sus filiales en Colombia (400 millones de dólares), Uruguay (440 millones) y Ecuador (380 millones). Paralelamente, ha declarado en concurso de acreedores a su filial en Perú y mantiene negociaciones para vender sus operaciones en Chile y Venezuela.

Estas transacciones se suman a las desinversiones ya realizadas en Centroamérica en años previos: Panamá (573 M€), Nicaragua (390 M€), Costa Rica (455 M€), Guatemala (293 M€) y El Salvador (277 M€). En total, la compañía ha ingresado aproximadamente 3.852 millones de euros por sus ventas en la región. Si se compara esta cifra con los más de 4.700 millones de euros invertidos inicialmente en la compra de BellSouth, Telefónica acumula una pérdida neta de 842 millones de euros en su aventura latinoamericana. Evidentemente, una comparativa muy sesgada al no tener en cuenta la inflación en un territorio con continuos procesos inflacionistas.

La justificación oficial de estas ventas radica en el bajo rendimiento de las filiales, que acumularon pérdidas operativas y deterioros de activos. Solo en 2023, Telefónica registró un deterioro contable superior a los 2.000 millones de euros en América Latina. A pesar de las desinversiones, los datos financieros del Grupo no parecen mejorar significativamente, excepto la reducción de la deuda. La compañía no logra generar valor para sus accionistas. Con los últimos números presentados haciendo una proyección a 12 meses, el ROIC (la rentabilidad sobre capital invertido) asciende al 5,3%. Sin embargo, el WACC (el coste medio ponderado de la financiación) se sitúa en el 5,76%.

«Por cada euro invertido, la empresa genera 0,053 €, pero le cuesta financiarlo 0,0576 €»

Esto significa que, por cada euro invertido, la empresa genera 0,053 €, pero le cuesta financiarlo 0,0576 €. En otras palabras, cada euro invertido destruye valor. La brecha entre ROIC y WACC indica un ciclo crónico de retorno negativo para el accionista, compensado únicamente por el dividendo recurrente. Este fenómeno no es exclusivo de Telefónica. Según los datos de Aswath Damodaran (NYU Stern), el sector de las telecomunicaciones en Europa también muestra signos de destrucción de valor, con un retorno medio del 5,97% y un coste medio del capital del 6,07%. Por tanto, a escala sectorial, el capital invertido por los accionistas también rinde por debajo de su coste.

Con estos antecedentes, la gran incógnita es cómo usará Telefónica la caja generada por las desinversiones. La compañía ha avanzado ya en dos grandes operaciones en Europa. Por un lado, excluyó de Bolsa su filial alemana (Telefónica Deutschland) en abril, lo cual le permitió elevar su participación al 96,85 %. El objetivo es reorganizar su estructura europea y generar sinergias en un mercado de alta competencia.

Por otro lado, se dibuja una posible OPA sobre Vodafone España. Para ello, según las últimas informaciones publicadas, Telefónica ha contratado a AZ Capital para estudiar esta operación, aunque Vodafone ha desmentido estar en venta. La viabilidad de esta operación es incierta, tanto por cuestiones estratégicas como por rentabilidad financiera.

Ambas operaciones apuntan a una recentralización de los esfuerzos de Telefónica en Europa. Sin embargo, el contexto económico del sector teleco europeo, con rendimientos por debajo del coste de capital, pone en duda la lógica financiera de nuevas adquisiciones.

A comienzos de año, Telefónica emitió bonos en el mercado. Este hecho, unido a su salida de América Latina y al débil retorno de sus inversiones actuales, sugiere que la empresa no apostará por grandes compras, sino por: a) reducción de deuda; b) recompras de acciones; y c) pago de dividendos. En definitiva, el destino más probable del exceso de caja es la retribución al accionista, en lugar del crecimiento inorgánico.

En suma, Telefónica ha decidido abandonar América Latina, salvo Brasil, y replegarse a Europa. Esta decisión responde a años de bajo rendimiento operativo en la región, pero no asegura mejores retornos en su nuevo enfoque. Los datos financieros muestran que la compañía —y el sector en general— continúa atrapada en un esquema de destrucción de valor para el accionista, incapaz de generar rendimientos que superen el coste de capital. En este sentido, se abren varios escenarios posibles a corto y medio plazo:

  1. Consolidación europea: siendo el escenario deseable y para el que está trabajando activamente en su Plan Estratégico, es el más complejo, ya que si logra generar sinergias reales, podría mejorar márgenes y retorno sobre capital.
  2. Estancamiento estructural: si persiste la baja rentabilidad del sector, Telefónica seguirá dependiendo del dividendo como mecanismo para retener inversores.
  3. Estrategia de bajo crecimiento y alto reparto: si se prioriza la retribución frente al crecimiento, la compañía podría quedar atrapada hacia un perfil sólo ‘value’ para inversores netamente conservadores.

En cualquier caso, el proceso de desinversión en América Latina marca el fin de una etapa y el inicio de una nueva en la que la compañía deberá demostrar que puede transformar su estrategia en rentabilidad tangible.

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