The Objective
José Carlos Rodríguez

La vivienda como instrumento político

«La directriz política del Gobierno está clara: hay que traer gente de fuera. No le resultará útil en las próximas elecciones, pero el objetivo es a largo plazo»

Opinión
La vivienda como instrumento político

Ilustración de Alejandra Svriz.

El Consejo de la Juventud señala en su último informe que la edad media de emancipación es de 30 años y cinco meses. El periodista José Luis Sastre, de la Cadena SER, recordaba recientemente este dato, y lo vinculaba a otros que están relacionados con él. Según el mismo organismo, el sueldo medio de los jóvenes es de 1.048 euros al mes, mientras que para alquilar una vivienda necesita 1.200. Muchos optan por compartir vivienda, porque es la única opción de salir de la casa de sus padres.

Y, tras recoger varios anuncios de viviendas en Madrid y Barcelona, se preguntaba: «¿En qué momento se normalizó pagar 900 euros por 15 metros cuadrados? O alquilar a precio de oro apartamentos donde la gente no puede ponerse derecha». La respuesta, José Luis, es que se normalizó el momento en que los españoles eligieron la coalición de Gobierno que tenemos desde 2018, y que la Cadena SER y tú mismo apoyáis hasta donde os dan vuestras fuerzas. 

Pedro Sánchez llegó al poder en junio de 2018, cuando el precio medio del metro cuadrado en España era de 1.623 euros. El último dato, del pasado mes de julio, es de 2.471. Ello supone un incremento del 52,2%. En términos reales, es un aumento del 24,6% (los precios han subido un 22,2%). El salario medio de 2018 en euros de 2024 era de 32.298 euros al año. El salario medio el año pasado fue de 31.698. El precio de la vivienda ha subido en casi un 25%, y los salarios reales han caído casi dos puntos.

¿Por qué sube la vivienda? Porque aumenta la demanda. La población en España no deja de crecer, a pesar de que los españoles cada vez somos menos en número. Y la oferta no se ha recuperado tras el estallido de la crisis. Ahí es donde tenemos que mirar. 

La Ley del Suelo de 2007 (Zapatero) cambió una regulación basada en los derechos que puedan corresponder a un terreno a otra basada en el aspecto físico: rural y urbanizado. De este modo, se limitó el derecho a la plusvalía, con consecuencias muy importantes. El sector financiero, ahora más prudente en todo lo que tenga que ver con el mercado inmobiliario, no se atreve a financiar terrenos rurales que podrían ser urbanizables. Así las cosas, la promoción es muy difícil.

«La tasa de propiedad de la vivienda de los menores de 35 años ha pasado del 70% al 30%»

En 2013 (Mariano Rajoy) se prohibió el lanzamiento de los deudores hipotecarios. Si los bancos no pueden acceder a la principal garantía de un préstamo inmobiliario, está claro que van a restringir esa financiación. La cooperativa, que es un vehículo muy importante para los bancos por motivos comerciales y porque diluye el riesgo, se enfrenta a las consecuencias negativas de una nueva regulación que extiende hasta 15 las cuotas impagadas para proceder a un vencimiento anticipado de un préstamo.

Además, la regulación entorpece la financiación de suelos en gestión, la financiación de suelos finalistas y la concesión de hipotecas. La construcción de viviendas no ha llegado a detenerse, pero es una fracción de lo que era décadas pasadas. Así, la tasa de propiedad de la vivienda de los menores de 35 años ha pasado del 70% al 30%. Esto ha hecho que se haya paralizado la construcción de viviendas, y en consecuencia la compraventa. Así, el mercado de alquiler (antes socialmente desconsiderado, o incluso denostado), tiene hoy una importancia inusitada. Ese alquiler, que era barato tras la crisis, se ha hecho muy caro por la falta de oferta y la creciente demanda, impulsada por la inmigración.

La reforma del Código Penal rebajó las penas a la ocupación. Por otro lado, en 2020, y con motivo de la pandemia, se aprobó un decreto ley con medidas de urgencia que se han estado extendiendo y que ha agudizado la morosidad. La morosidad ha pasado de ser la respuesta necesaria a una situación puntual, a una forma de vida respaldada por la ley. La promoción de la ocupación e inquiocupación desde las administraciones públicas tampoco ayuda al mercado del alquiler.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha seguido una política contraria a la construcción de vivienda, que apenas ha podido ocultar con sus fantasmagóricas promesas de construcción de vivienda pública. Actúa contra la propiedad y contra el alquiler. No es impericia, es cálculo político. Una vivienda abundante haría que la edad media de emancipación cayera a plomo. Los jóvenes se casarían o arrejuntarían antes, y la natalidad remontaría. No hay mejor política de natalidad que construir vivendas, aunque no debiera ser la única.

«La disolución de la poblacion española entre una población creciente con aportaciones de fuera es la gran apuesta electoral del PSOE»

Si se recupera la natalidad y la población española deja de decrecer, se diluye más lentamente entre una población creciente, con las aportaciones de fuera. Y esa disolución es la gran apuesta electoral del PSOE y la izquierda en España, para asegurar una mayoría permanente. La coalición gobernante lograría lo que buscaba Juan Carlos Monedero para España. En una conversación con otro autor, Monedero explicó que era ilusorio alcanzar el poder por una vía revolucionaria como la cubana, y que el único camino es el de las elecciones. Y añadió que Hugo Chávez había solventado el grave peligro que tiene la democracia, pues logró mantener las formas democráticas sin caer «en la trampa de la alternancia». Y tiene razón. Bien es cierto que nada es permanente, y que el inútil de Nicolás Maduro, odiado por una inmensa mayoría del pueblo venezolano, ha tenido que recurrir a un fraude electoral de dimensiones bíblicas para mantenerse en el poder. 

El Partido Demócrata, con el corrupto de Joe Biden y ahora sin él, sigue la misma política. Biden abrió las fronteras y llenó el país de inmigrantes en situación irregular. Saben que su voto cae mucho más de su lado que del republicano. Y este último partido acabaría siendo condenado a la irrelevancia, o como una comparsa que dé apariencia democrática a un sistema de un sólo partido, si no fuera porque los hispanos están empezando a desoír el dictado de que son una minoría, y como tal tienen que votar a los demócratas. Curiosamente, son ahora los demócratas quienes se enfrentan a un gravísimo problema demográfico-electoral en el futuro. 

La directriz política del Gobierno está clara: hay que traer gente de fuera. No le resultará útil en las próximas elecciones, pero el objetivo es a largo plazo. Otra cosa es lo que haga la oposición cuando esté en el Gobierno. 

Publicidad