The Objective
Esther Jaén

El 'show' presupuestario

«No es descabellado pensar en que el Gobierno puede presentar los presupuestos de cualquier modo, si se trata de evitar el papelón de que te los tumben en el Congreso»

Opinión
El ‘show’ presupuestario

Ilustración de Alejandra Svriz.

Se marchó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su descanso estival dejándonos una promesa y un titular. Dijo Sánchez que estaba dispuesto a presentar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) ¡Esta vez sí! Curiosamente, eso se convirtió en noticia, dado que este Gobierno lleva incumpliendo sistemáticamente el mandato constitucional de presentar ante las Cortes las cuentas públicas en tiempo y forma. Pero este «pragmatismo mágico» que parece guiar los pasos del Ejecutivo y al frente de él al resiliente Pedro Sánchez, ya ha tratado de justificar un nuevo posible incumplimiento (no sancionado por la propia Carta Magna, pero incumplimiento a fin de cuentas). Aviso a navegantes: presentar los PGE no significa lo mismo para todos los dirigentes socialistas y mucho menos para algunos miembros del Gobierno.

Poco antes de la reciente estampida estival, varios de los dirigentes socialistas y ministros empezaron a «matizar» motu proprio ese anuncio de Sánchez, sobre su decisión de presentar las cuentas públicas en esta ocasión. 

Cuando se escucha por boca del presidente del Gobierno decir que «presentaremos los Presupuestos Generales», una piensa, sin necesidad de montarse muchas películas, que lo que hará es darles su correspondiente trámite legal. Y, superada con éxito o no la ronda de conversaciones con los socios de investidura (los necesita a todos, para su desgracia), enviará a la titular de Hacienda, María Jesús Montero, con el lápiz electrónico, a depositarlos en las Cortes, como es tradición y, casualmente, como establece la Ley. Se trata de presentar los Presupuestos Generales en las Cortes, para ser tramitados legalmente, lleguen por fin a aprobarse o no. Pero, por lo menos, tienen que superar una votación inicial, que es el debate sobre la totalidad de las cuentas.

Sin embargo, volviendo al entorno de Sánchez y a esos «matices» que añaden a la promesa presidencial, resulta que «presentar los presupuestos», se refiere para algunos a presentarlos ante los socios de investidura: «Señores de del PNV, le presento a las cuentas públicas, Cuentas… estos son los socios del PNV». Claro, que entre los más cercanos a Sánchez también hay quienes entienden que «presentar los presupuestos» quiere decir elaborar y presentar ante la sociedad unos presupuestos generales del Estado. ¡Como lo oyen! Una presentación pública de las cuentas también sería fórmula válida, adaptada al anuncio realizado por el presidente del Gobierno. 

Teniendo en cuenta que el Movistar Arena, o el antiguo WiZink Center o el más antiguo aún Palacio de los Deportes de Madrid depende de la Comunidad de Madrid y, por ende, de la voluntad de su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, no parece que Sánchez vaya a utilizarlo para, cual estrella del pop o del rock, presentar en sociedad la propuesta de cuentas públicas que ha evitado presentar en los ejercicios anteriores. No obstante, locales sobran en Madrid para un acto publicitario como el mencionado. Y ¿por qué no en un local de la «España plural»? ¿En Cataluña? Tal vez, porque si aprueba el sistema de financiación singular (personalmente, creo que no lo va a lograr, pero de ese tema ya hablaremos otro día) pocos territorios va a poder pisar sin poner en riesgo su integridad, tal como se está poniendo el ambiente. 

«Si Sánchez echa mano de una presentación presupuestaria ‘fake’ podrá  seguir empujando una legislatura con poco contenido»

El caso es que si Sánchez echa mano de una presentación presupuestaria fake y desata su imaginación con un nuevo concepto de show presupuestario, podrá seguir empujando una legislatura con poco contenido, más allá de los escándalos animados de corrupción de ayer (los del PP, que le vienen a Sánchez como agua de mayo) y hoy (los propios, que afectan al PSOE y al Gobierno).

Aunque todo lo leído hasta ahora les parezca un auténtico disparate, no lo descarten todavía y piensen, honestamente, cuántas cosas han visto y vivido en los últimos siete años que les han parecido surrealistas o que jamás creyeron que pudieran ocurrir. Coincidiremos en que no es tan descabellado pensar en que este Gobierno puede presentarnos los presupuestos de cualquier modo, si se trata de evitar el papelón de que te los tumben en el Congreso, cuando vives permanentemente en el alambre y tratando de esquivar las derrotas parlamentarias sobre las que cabalga la oposición mientras pide día sí día también la dimisión de Pedro Sánchez.

Seguramente, la oposición no le conoce tanto como sus allegados, que admiten en privado y sin recato que no creen que esos Presupuestos vean la luz (se entiende, tras pasar por el Parlamento y aunar las voluntades de todos sus socios de investidura de nuevo) pero que están dispuestos a aceptar «pulpo» como «animal de compañía» a la hora de formular un nuevo show presupuestario.

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