¡Atrás, pirómanos morales!
«Las diversas Administraciones deberían enmendar errores, diseñar y financiar políticas de prevención y no hacer política cabalgando sobre los incendios»

EFE
Es un secreto a voces que los números, convenientemente torturados, cantan lo que uno quiera. Y en estos días en los que España arde, PP y PSOE se han enzarzado en una guerra sin cuartel por dejar claro que no piensan asumir los errores propios y sí destinar todas sus energías a destacar los pecados de los de enfrente: rivales y enemigos políticos. Todo ello ocurre ante el desconcierto, la impotencia, la rabia y la indignación de aquellos ciudadanos que han pagado sus impuestos y que se sienten desamparados y abandonados a su suerte, recogiendo a toda prisa sus enseres y dejando atrás sus casas, sus negocios y sus vidas, ante el riesgo de acabar ellos mismos siendo pasto de las llamas.
Se repiten las imágenes en los medios de comunicación de las víctimas de la cólera de la naturaleza, sí, pero también de la falta de previsión, de inversión y de la poca vergüenza de aquellos que solicitan tu confianza en cada proceso electoral y, en muchos casos, se olvidan del administrado hasta los nuevos comicios.
Frases tan peligrosas como «el pueblo salva al pueblo» vuelven a apoderarse de la tertulia de barra de bar y la desafección ciudadana de la política y sus representantes.
Ahora, por lo que estamos viendo, toca partirse la cara incendiando las redes sociales (con el ministro tuitero Óscar Puente, que tiene la gracia donde termina la espalda, con ese chorreante humor tan negro como los montes quemados) y el panorama mediático (con la hemeroteca arrojando testimonios como el del Consejero de Medio Ambiente de Castilla y León, Juan Carlos Suárez Quiñones, que consideraba un derroche mantener los bomberos forestales en invierno para prevenir incendios futuros ) o con bomberos forestales en huelga por su precariedad laboral en la Comunidad de Madrid y con un bombero-pirómano confeso en Ávila, que consideró que provocando un incendio se aseguraba un puesto de trabajo.
En definitiva, asistimos a un espectáculo dramático con los montes incendiados, voluntarios muertos y heridos y vecinos desesperados, con la certeza de que las cosas no solo se pudieron, sino que se debieron haber hecho mejor. Pero con la inversión y las políticas adecuadas.
«Juegan a ser pirómanos sociales sin tener en cuenta que convierten en pasto de las llamas la confianza del ciudadano»
En lugar de eso se hace política con los incendios. Juegan a ser pirómanos sociales desde la clase política sin tener en cuenta que, un incendio puede descontrolarse y en un abrir y cerrar de ojos y convertir en pasto de las llamas la confianza del ciudadano en sus representantes.
Las diversas Administraciones deberían asumir y enmendar errores que claman al cielo, diseñar y financiar políticas de prevención de incendios adecuadas y no hacer política cabalgando sobre los incendios.
Dice el Gobierno que las competencias son de las Comunidades Autónomas. Y es cierto: en materia de extinción y prevención. Pero son muchos los medios materiales que dependen del Gobierno: las dotaciones de aviones utilizados para extinción de incendios, los propios bomberos forestales que, en algunos casos, dependen de la empresa pública TRAGSA, los aviones, la solicitud de ayuda a la UE, que solamente puede hacer el Gobierno de España y un largo etcétera. Y esa inversión ha disminuido.
Desliza el Gobierno que las Comunidades Autónomas están gobernadas mayoritariamente por el PP. Y también es cierto, pero lo están ahora, desde 2023. Antes buena parte de ellas estaban gobernadas por el PSOE. Habría que excluir, eso sí, a Galicia y a Castilla y León, donde hace mucho tiempo que un socialista no ha puesto un pie en el Gobierno y da la casualidad que son dos de las Comunidades más maltratadas por el fuego en estos días. Casualidad o no, el caso es que, a excepción del milagroso modelo de Soria, al que remiten los expertos y que tiene mucho que ver con la iniciativa privada de los propietarios de las tierras por prevenir en invierno los futuros incendios estivales, nuestros gobernantes suspenden rotundamente en el capítulo de lucha contra el fuego.
«Sale más rentable políticamente construir un polideportivo que invertir en políticas de prevención en invierno»
Se mire por donde se mire, aunque los torturen, los números siguen cantando una constante: la inversión ha disminuido en todas las Administraciones a niveles de 2013. Y nuestros gobernantes se siguen acordando de Santa Bárbara cuando truena y del fuego, la despoblación y el cambio climático -negacionistas al margen- cuando se nos queman los montes.
Sale más rentable políticamente hacer una campaña de bajada de impuestos, o construir un polideportivo o incluso hacer un cartel de festejos sin parangón que invertir en políticas silentes de prevención en invierno, con cargo a resultados futuros, que tampoco serán noticia en verano, puesto que las portadas de los periódicos no se suelen hacer eco de la ausencia de incendios.
Si al cortoplacismo imperante en la clase política se suma la escasa memoria de los ciudadanos, que hoy claman contra la falta de medios y planificación y en unos meses quizás se olviden, tenemos un cóctel incendiario. El cóctel nuestro de cada verano.