Trump: el payaso que reconstruye la economía norteamericana
«Mientras aquí nos reímos, en Estados Unidos se está produciendo un fenómeno que ningún otro presidente reciente ha conseguido: un renacimiento industrial»

Ilustración de Alejandra Svriz.
En España, Donald Trump suele ser retratado como un bufón peligroso: un millonario grotesco, misógino, que hace de la política un espectáculo circense. La caricatura cala en tertulias y titulares: un payaso con peluquín que amenaza la democracia liberal. Pero mientras aquí nos reímos, en Estados Unidos –y más allá– se está produciendo un fenómeno que ningún otro presidente reciente ha conseguido: un renacimiento industrial y una avalancha de inversiones privadas que están reconstruyendo la economía norteamericana. El contraste es brutal. En Europa, Trump es sinónimo de memes. En EEUU, es sinónimo de miles de millones.
La paradoja Trump: entre la risa y la inversión récord
Su estilo es grotesco, pero los resultados son tangibles. Trump ha convertido su agenda nacionalista –«America First»– en un imán para el capital. Grandes multinacionales, presionadas por su retórica de tarifas, subsidios selectivos y amenaza de penalizaciones a la deslocalización, están anunciando cifras que parecen ciencia ficción.
La Casa Blanca calcula que, solo en los primeros meses de su regreso, las promesas de inversión en EEUU rozan los 2 billones de dólares. Para entenderlo: es más de todo el PIB anual de España (1,7 billones de dólares en 2024).
Los ejemplos que marcan la diferencia
- Apple – 500.000 millones USD: Medio billón. Es decir, tres veces el valor de mercado de Inditex, Santander, Iberdrola, BBVA y Telefónica juntas.
- SoftBank, Oracle y OpenAI – 700.000 millones USD: El mayor proyecto privado de IA de la historia. Equivale a casi la mitad del PIB de España o cinco veces el PIB de Cataluña.
- Micron – 200.000 millones USD: Una cifra comparable al doble de todo el presupuesto del Estado español de 2025.
- TSMC – 100.000 millones USD adicionales: Lo mismo que toda la capitalización bursátil de Iberdrola y Santander combinadas.
- IBM – 150.000 millones USD: Similar a la suma del PIB de Andalucía y Galicia.
- AstraZeneca – 50.000 millones USD: Casi el valor de mercado completo de Telefónica.
- Eli Lilly – 50.000 millones USD: Otro «Telefónica» entero en una sola jugada.
- Johnson & Johnson – 55.000 millones USD: Algo más que todo lo que produce el País Vasco en un año.
- Novartis – 23.000 millones USD: Equivale a toda la economía de Canarias.
- Hyundai – 21.000 millones USD: Lo mismo que el presupuesto sanitario anual de Cataluña.
Energía barata contra el dogma verde
Pero el dinero no es lo único. Una parte decisiva del programa de Trump consiste en ignorar la agenda Net Zero y el ecologismo ortodoxo que domina en Europa. En vez de encarecer la electricidad con impuestos verdes y burocracia climática, Trump ofrece energía barata a la vieja usanza: «Drill, baby, drill».
«En la nueva era de la inteligencia artificial y los robots, la energía barata es tan esencial como lo fue el carbón en la Revolución Industrial»
La diferencia es abismal. En Europa, la obsesión por lo «verde» ha convertido la energía en un lujo. En España, la electricidad para una empresa cuesta más del doble que en EEUU, lo que destruye competitividad. Trump, en cambio, entiende algo básico: en la nueva era de la inteligencia artificial y los robots, la energía barata es tan esencial como lo fue el carbón en la Revolución Industrial.
Los centros de datos que entrenan modelos de IA consumen cantidades colosales de electricidad. Lo mismo ocurre con las fábricas de semiconductores, con los gigantes farmacéuticos que instalan laboratorios, y con los nuevos polos de manufactura avanzada. Ninguna de estas inversiones ocurriría en un país donde la energía cuesta el triple por culpa de las políticas verdes.
Europa, cegada por el ecologismo, se está autoimponiendo una desventaja competitiva brutal, justo en el momento histórico en que la energía barata es la materia prima del futuro. Trump lo ha entendido y lo aplica sin complejos.
El secreto de su éxito
Trump ha logrado lo que Biden, Obama y Bush solo soñaron: traer de vuelta la manufactura a EEUU y obligar a las multinacionales a considerar al país como destino prioritario.
La fórmula no es refinada ni elegante: es coercitiva, nacionalista, energética y profundamente transaccional. Pero funciona. Mientras Europa debate sobre la autonomía estratégica y se ahoga en su propia burocracia verde, Estados Unidos, de la mano del «payaso», levanta fábricas, laboratorios y centros de datos a un ritmo que recuerda a la posguerra.
El espejo para España
En España nos gusta burlarnos de Trump. Y, sí, hay razones: su discurso populista, sus exabruptos y su desprecio por las formas democráticas son alarmantes. Pero quizá, detrás del personaje, estamos ignorando algo más profundo: el renacimiento económico de la primera potencia mundial, impulsado por alguien que sabe que la economía se reconstruye con fábricas y energía barata, no con PowerPoints ni dogmas verdes.
Trump puede parecer un payaso, pero es un payaso que está logrando lo que nadie más ha logrado. Y eso, aunque nos incomode, merece ser reconocido.