Bolivia, un motivo para la esperanza
«Los resultados de Bolivia, donde han triunfado partidos democráticos, pueden ser un motivo de esperanza para los ciudadanos que sufren dictaduras comunistas»

Una mujer introduce su voto en una urna durante las elecciones generales celebradas el 17 de agosto en La Paz, Bolivia. | Javier Mamani (Xinhua News)
Creo que todos los que sufren, desde hace años, el despotismo de regímenes comunistas en países hermanos de Hispanoamérica, como Cuba, Venezuela o Nicaragua en primer lugar, tienen un motivo para la esperanza en lo sucedido en la primera vuelta de las elecciones generales de Bolivia el pasado día 17.
El modelo castrista, que, desde 1959, a base de oprimir a los cubanos, los ha conducido a la más terrible miseria, ha tenido sus seguidores. Y ahí está el sandinismo en Nicaragua, con Daniel Ortega y su mujer actuando como tiranos, no por ridículos menos opresores. Y ahí está Nicolás Maduro, que arrebató el Gobierno al ganador de las Elecciones por apabullante mayoría y que, al frente del Cártel de los Soles, que es el auténtico Gobierno de Venezuela, sigue sin parar su ruta de hacerse inmensamente rico al tiempo que arruina a su país, que tendría que ser de los más ricos del mundo.
Pues bien, estas tiranías comunistas hace mucho que evitan utilizar esa palabra «comunismo» y la han sustituido por «democracia». Ya Stalin, en su momento de mayor poder, cuando, después de Yalta, se quedó con media Europa, llamó «repúblicas democráticas» a las dictaduras que implantó en los países del Este, empezando por el trozo de Alemania del que se apropió.
No sólo eso, sino que intentan que la gente crea que son democracias porque celebran elecciones. Esa es una trampa en la que muchos pueden caer. Primero, porque en toda democracia tiene que haber elecciones, pero no es esa su única característica esencial. Tanto como las elecciones, para considerar democrático un régimen es fundamental que mantenga la separación de poderes y, además, que esté garantizada la alternancia en el poder cuando las elecciones se pierden
Así, en aquellas siniestras «democracias populares» de los países del Este, había elecciones que siempre ganaban, por arrolladora mayoría, los partidos comunistas que estaban en el poder. Y así, en Cuba, Venezuela y Nicaragua también las hay, pero ya se encargan los tiranos de hacer lo necesario para seguir ejerciendo su tiranía.
El modelo estalinista, puesto al día por Castro y los bolivarianos, es, sin duda, el que quieren seguir todos los llamados «socialistas del siglo XXI», eufemismo que esconde a los comunistas de toda la vida, para implantar y mantener sus dictaduras. Dictaduras a las que pueden llegar democráticamente (no se olvide que Hitler y Hugo Chávez llegaron al poder democráticamente), pero que, luego, como estamos viendo, ya se encargan de manipular para acabar con esas dos señas de identidad imprescindibles de toda democracia: la separación de poderes y la alternancia.
Un modelo que se había instalado también en Bolivia, con el amigo de Íñigo Errejón, Evo Morales, y su partido MAS (Movimiento Al Socialismo) y que, tras sospechosas maniobras, llevaba en el poder veinte años. Hasta que hace diez días, en unas elecciones, que, por fin, han podido ser libres de manipulaciones, el MAS ha obtenido, con 169.000 votos, el 3,17%, cuando en las anteriores había conseguido 3.394.000 y el 55,11%.
Por esto digo que los resultados de Bolivia, donde han triunfado partidos inequívocamente, éstos sí, democráticos, pueden ser un motivo de esperanza para los ciudadanos que sufren dictaduras comunistas en Hispanoamérica. Pero no sólo, también pueden ser motivo de esperanza para los ciudadanos que viven en países donde ya ha llegado ese «socialismo del siglo XXI», pero todavía no han empezado las trampas electorales. Pienso en México, Colombia, Chile, Uruguay e, incluso, en Brasil.
«No hay que dejar de pensar que la amenaza de ese comunismo está mucho más presente de lo que querríamos los que amamos la libertad y la democracia»
Por otro lado, también ahora veo el entusiasmo, bien remunerado, eso sí, con que Zapatero, el apóstol español de ese socialismo y padre espiritual de Sánchez, defiende a Maduro y su dictadura. Y, al mismo tiempo, veo cómo Sánchez está dispuesto a cualquier cosa para seguir en el poder, desde acabar con la separación de poderes a negar la legitimidad de la alternancia.
Así que no puedo evitar el temor a que en España acabe pasando lo que pasa en esos países. Y también el resultado de las elecciones de Bolivia es para mí un motivo de esperanza, porque no hay que dejar de pensar que la amenaza de ese comunismo está mucho más presente de lo que querríamos los que amamos la libertad y la democracia de verdad.