The Objective
Carlos Mayoral

Las tetas antiwoke de Sydney

«La marca ha apelado a los sentimientos de un cliente muy distinto al de otras épocas. Es ese cliente cansado del wokismo»

Opinión
Las tetas antiwoke de Sydney

Publicidad de American Eagle, protagonizasdo por Sydney Sweeney.

Supongo que conocen la historia. Hace unas semanas, una campaña publicitaria de American Eagle Outfitters protagonizada por Sydney Sweeney montó tremendo quilombo en Estados Unidos. La razón: aparecía en el cartel de la marca la propia Sweeney tumbada, vestida con vaqueros ajustados en una pose, digamos, sexy, y a su lado un juego de palabras utilizando la similitud fonética. Sydney tiene unos jeans-genes estupendos, rezaba el eslogan. Fíjense ustedes qué simple, y a la vez qué eficiente.

Todos los aquí presentes sabemos que decir que una chica rubia, de ojos claros, piel marmórea y curvas pronunciadas tiene buenos genes, es equivalente a zambullirse valientemente en una piscina con pirañas. Y así ocurrió: no tardaron en aparecer por aquí y por allá los aulladores woke para engalanar a la marca con afectos difuminadísimos ya, tales como «nazis», «fascistas» y otros términos por el estilo. De alguna manera, para esta gente, afirmar que la joven actriz tiene buenos genes atenta contra negros y amarillos, gordos o delgados; contra las que no tienen curvas, los que lucen ojos marrones, los morenos de piel o cabello; contra los inmigrantes, los pobres, los mediopensionistas o los torneros fresadores. Todo aquel que no sea Sydney Sweeney es agraviado en la campaña.

Hasta aquí, nada que no hayamos vivido en otros episodios de griterío woke. Pero en esta polémica hay dos puntos que me gustaría resaltar. El primero: la marca no ha dado un paso atrás a la hora de defender su idea publicitaria. Lo que en otro momento de la historia hubiera supuesto que el CEO de American Eagle Outfitters saliese a pedir perdón arrodillado, con el rostro compungido, quizá con un par de despidos por aparentar y una sociedad presta para apuntar con el dedito; esta vez se ha quedado en que todos los actores de la escena, desde la marca hasta la modelo, desde la agencia hasta los clientes, han puesto pie en pared para resistir la andanada moralista de siempre. Interesante.

«La marca ha apelado a los sentimientos de un cliente muy distinto al de otras épocas»

El segundo punto que me parece reseñable está muy ligado al primero, y es que la marca ha apelado a los sentimientos de un cliente muy distinto al de otras épocas. Es ese cliente cansado del wokismo, y a la vez afín a un identitarismo quizá igual de peligroso que aquel. Se identifica con una corriente política que ya todos ustedes, avezados lectores, conocen. De hecho, no han tardado en aparecer algunos faros de ese mismo votante, como Trump y JD Vance, a defender a la marca y a la propia Sweeney. Me pregunto en qué quedará todo esto.

Aunque Umbral decía que la moral no puede ser universal, y que todas las morales son «términos municipales», lo cierto es que esta reacción llegará en algún momento a España, como en esos juegos donde cientos de piezas de dominó caen sucesivamente. No sé qué ocurrirá cuando esta reacción se produzca en esta piel de toro, con nuestras filias y fobias, nuestros cainismos y nuestros rencores. Pero permitan, por mero carácter empírico, por puro valor de la experiencia, que este que les escribe se eche a temblar preventivamente.

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